miércoles, 27 de octubre de 2010
PREDECIR EL FUTURO
Es difícil predecir el futuro
por Elena Valero Narváez
evaleronarvaez@hotmail.com
Murió el ex presidente Néstor Kirchner quien fue el sostén de la actual presidente, su compañera de ruta en la vida.
En política no se puede predecir, este acontecimiento lo demuestra cabalmente, pero, si nos animamos a conjeturar, la posición de la presidente no es envidiable. En muchos aspectos nos recuerda la realidad que vivió Isabel Martinez cuando murió su marido, Juan Domingo Perón. Cristina parece más fuerte por lo menos de personalidad. Pero, los peronistas que la rodean, seguramente, no se quedarán al lado de quien ha perdido a quien aseguraba una lucha tenaz por no abandonar el poder y a quien se temía y respetaba. Néstor Kirchner se jugaba, si era necesario, a todo o nada.
Su muerte lo demuestra, no importaron los consejos médicos, continuó en la lucha política al lado de su mujer y demostrando que era él quien tomaba las decisiones.
Hoy esa realidad perjudica a Cristina. No se la cree capaz de tomar sola las riendas del poder. Le faltara la pata más importante, la que le permitía mantener posiciones muchas veces irreconciliables con la realidad. El respaldo de quien manejaba a la perfección todos los resortes del estado la abandonó para siempre. He aquí el problema.
Argentina no es una democracia consolidada en el tiempo: los sindicatos que tenían desde su creación un papel mas importante que los partidos hoy han crecido aún más por la necesidad que el gobierno tuvo de llenar plazas y mostrar, que el poderoso respaldo de Moyano, les permitía amenazar a empresarios, al gobierno de la Ciudad, y a todo el que no quisiera acatar las decisiones kirchneristas.
El ex presidente, hasta su muerte, pudo mantener el orden en el gallinero aunque apareciera, ante ojos políticamente avizores, que su estrella estaba declinando. Sin embargo, parecía que llegarían al 2011 con la ayuda de una prensa que pretendían fuera dependiente, a través de la lucha encarnizada con Clarín y Nación.
La oposición débil que se le enfrentaba tenía problemas para estructurarse y fortalecerse a pesar de la lucha que intentaban en el Congreso. El poder de veto y otras atribuciones, más una política que no vacilaba en emplear métodos contrarios a las leyes de la Republica, ayudaban a que los argentinos viéramos con recelo el futuro político.
Hoy con la muerte del ex presidente cambian las cosas. Si bien no es factible predecir el futuro, se presume un camino distinto donde tal vez la oposición tenga una posición generosa con la presidente pero, a la vez estricta, en cuanto a la exigencia de respeto a las instituciones.
Los peronistas que tengan aspiraciones políticas es posible que se alejen de Cristina buscando un lugar cercano a quienes tienen posibilidades de llegar a la presidencia. ¿Se acercarán a Scioli, quien mostraba en días pasados un alejamiento de Kirchner pero que a la vez se mostraba como inalterable kirchnerista? Veremos como se reacomoda el tablero político. Evidentemente, los gobiernos dictatoriales no dejan sucesores. Kirchner había elegido a su mujer y tal vez pretendía postularse él mismo. ¿Y ahora...? Sin Kirchner ¿qué será de Cristina y como se mantendrá el orden social necesario para poder gobernar en paz? ¿Quién aprovechara la ausencia de Kirchner pretendiendo usufructuar el poder que deja vacante? Mmmmmmm….veremos. Argentina no es EEUU, donde hasta con el asesinato de un presidente, salvo la conmoción que un hecho de tal naturaleza produce, el país sigue su marcha habitual.
Lo deseable sería que dejemos de vivir en la utopía. Pensar que podemos vivir mejor si hay un presidente que planifica como debemos vivir los argentinos a través de reglamentaciones que obstruyen la libertad de la Justicia, de la economía, de la opinión pública y de la sociedad civil nos lleva -como lo muestra la gestión presidencial actual- a una dictadura.
La vida donde se ataca la libertad afectando la diversidad que permite la democracia, es no solamente insípida sino intolerable porque atrae pobreza y corrupción.
En cuanto a los que ahora ya se verán como futuros presidentes deberían pensar que es fácil imaginarlo pero muy difícil lograrlo.
Esperemos que la tolerancia sea la virtud que impere y que el conflicto político, que la muerte del ex presidente traerá aparejado, se resuelva en un ambiente de paz y tranquilidad.
Elena Valero Narvaez. Autora de "El Crepúsculo Argentino" - Lumiere - 2006.
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