sábado, 30 de octubre de 2010

KIRCHNERISMO SIN KIRCHNER




Por el Dr. Jorge R. Enríquez

Ha fallecido el ex presidente de la República Argentina, Néstor Carlos Kirchner. Sean mis primeras reflexiones de respeto al dolor de sus familiares, de sus amigos y de la gente que lo acompañó a lo largo de su vida política.

Su súbita muerte es un sacudón cuyas consecuencias aún no podemos predecir, pero que sin dudas modifica drásticamente el tablero político.

Fue un hombre polémico, que tuvo la fortuna de aparecer en la vida nacional en un momento en que, ya comenzada la recuperación económica del país por el drástico cambio del contexto internacional, pudo gobernar con viento de cola y convencer a muchos respecto de su paternidad de un crecimiento del que gozaron todos los países emergentes.

Es indudable su condición de político de raza, un obsesivo del poder y del dinero a quien cuesta imaginar en alguna actividad hedónica, ajena a cualquier interés político o económico. Se le suele elogiar que reconstituyó el poder presidencial, sin reparar en que el excesivo poder de los presidentes ha sido más bien el problema que la solución en los países latinoamericanos.

Su inesperado fallecimiento deja un vacío casi imposible de llenar en una corriente política que se acostumbró a obedecer sin discutir las directivas de su líder. Su conducción extremadamente personalista no alentó la aparición de dirigentes ni funcionarios con peso propio. Por eso puede decirse que, en rigor, desde el jueves pasado contamos con un nuevo gobierno.

Cristina Kirchner cumplió hasta ahora las funciones de protocolo y de comunicación de las grandes líneas que trazaba su marido. Tiene la oportunidad de abrirse al diálogo y buscar el consenso parlamentario. Si no lo hace y profundiza las políticas de confrontación de su marido, sin la habilidad de éste -que ya había declinado - para explotar el poder hasta la última gota, el futuro inmediato se tornará incierto.

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