domingo, 2 de marzo de 2008

LA NEGACIÓN DE LA CRISIS

La negación de la crisis energética y del aumento de la inflación


El Gobierno continúa ignorando la existencia de una crisis energética y el agotamiento de un plan económico basado en el consumo excesivo que se refleja en altos grados de inflación. Al parecer, las disposiciones de la secretaría de Energía multando a los consumidores domiciliarios y fabriles por haberse excedido en el consumo si se lo compara con iguales períodos del año anterior, el recorte casi total de los envíos de gas a Chile, el apagón generalizado que se produjo hace 45 días, los cortes programados de gas a las empresas, el promocionado y lentísimo cambio de lámparas de alto por bajo consumo en todo el país, o el promocionado control del número de aparatos de aire acondicionado que han sido instalados en los edificios de propiedad horizontal a través del sindicato de los encargados de edificios, no significa para el lenguaje oficial que Argentina se encuentre ante una dificultad energética. Como tampoco que la Presidente se haya vanagloriado de pagarle al hermano Morales “el mejor precio” por su gas. Aunque se sabe que es punto el más necesitado nunca el que no lo está.

Ahora el hermano Presidente del Antiplano le ha dicho a nuestra hermana Presidente que no puede entregar el fluido que se comprometió hacer llegar a nuestro país. Eso, a pesar que el precio por pagar era mayor que el que estaba dispuesto a costear otro hermano más necesitado: Brasil. Adiós a la declamada hermandad latinoamericana. Bye, Bye a la Patria Grande. RIP. Qué se la va a hacer. No somos nada. Sin embargo, el gobierno argentino intenta desviar el foco del problema al manifestar que la crisis energética es de toda el área. Chile está solucionando el problema a toda marcha con el cambio de matriz energética y la importación de gas licuado; Paraguay y Uruguay no lo usan en cantidades industriales; Bolivia tiene en cantidad y Brasil cuenta con un ejército lo suficientemente importante como para que alguien se niegue a transportar gas a San Pablo. ¿De qué crisis regional estamos hablando?

En el caso del aumento de la inflación sucede algo similar, con el agravante de que no sólo se niega esa posibilidad sino que, además, se adultera la cifra de manera nada suave, llegando al más del doble de lo que presenta mensualmente la oficina gubernamental del Dibujo y la Estadística a Mano Alzada. El “plan económico” es un poco de "más de lo mismo” de épocas pasadas: inyección de consumo artificial para salir del paso hasta que aclare mientras que las distintas aves Fénix, con sus ideas gastadas y que siempre revolotean por ahí se acomodan en los nuevos despachos oficiales que la actividad privada, conociéndolos, les niega. Le han hecho decir a Reagan: “Si el Estado tuviese los mejores cerebros, los empresarios ya los habrían contratado”. O el presidente norteamericano se equivocó o aquí no quedan más empresarios.

La inflación es una piedrita lanzada desde la cima de una montaña nevada. A medida que rueda por la ladera hacia su destino va engrosando más y más su circunferencia más. Por lo usual, una vez que tomó velocidad y peso es imposible su detención sin que provoque grandes daños a la población que se encuentra al pie de la montaña esperando que las lumbreras que crearon el alud hagan algo para evitar la catástrofe. La gente no se da cuenta que en realidad ya lo han hecho: abandonaron sus oficinas en espera de una nueva oportunidad que les dará el electorado para lanzar una nueva piedrita.

El Gobierno tendría que dejar por un momento la cuestión de las vacas y tomar el toro por las astas. Cuando más se retracen las medidas que debe implementar mayor será el costo para la población, y eso incluye a los empresarios pero se sabe, no a los funcionarios que viven como ausentes.

El pasado es obra de historiadores; el presente de políticos y el futuro de estadistas. Es evidente que hay serios problemas con los dos últimos tiempos y con quienes deberían ser en esa oportunidad, sus presuntos conductores. El Gobierno está en condiciones de presionar a Bolivia para que entregue el gas prometido; debe liberar los puentes que conectan con Uruguay; debe gastar mucho menos y rendir cuentas de lo gastado; debe obedecer a la Corte Suprema y otorgar el 82% a los jubilados; debe dejar de inmiscuirse en la vida de los otros poderes del Estado y de los partidos políticos; debe otorgar seguridad a sus habitantes. Debe, además de promocionar las obras de su administración, reconocer algunos errores. Debe, por ejemplo, en algunas cuestiones dejar de mentir. ¿Por qué? Porque sigue siendo pecado.
CORREO DE BUENOS AIRES
SALINAS BOHIL

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