Señora Presidente, ¿los chicos bien?
Ud. y su mandante, el habitante de Puerto Madero, lograron caotizar el país, ¿saben qué hacer para calmarlo? ¿Les interesa? ¿O el plan es gobernar desde la división, la muerte, el hambre y el desencanto?
Recuerde que “el que a hierro mata a hierro muere.”
El campo y ahora la ciudad que lentamente se está plegando desde distintos sectores está diciendo basta. ¿Escucha, Señora Presidenta? Hasta ahora es sorda, sigue escondida en su propia discapacidad neurótica. Es el fanatismo por el poder y el odio que juntos son una mezcla explosiva inestable.
El Calafate y Puerto Madero son las ciudadelas (akra, como la radio que viene desde la Net) donde se esconden los dueños de la Argentina. Desde el gozo inefable por la pavada es imposible ver la realidad, las anteojeras lo impiden. ¿Los pingüinos las usan cuando tiran del carro, como los caballos? ¿Tiran…? ¿Llevan a algún lado? ¡Bájense del carro!
El país empieza a mostrar su peor rostro, el del desencuentro. Los clientes (camioneros de Moyano, piqueteros de D’Elía, Hebe y sus Madres, los zurdos ricos resistentes a la historia) son las fuerzas de choque, el resto somos todos. Señora Presidenta, ¿para quién gobierna Ud.? Aunque en verdad Ud. no tiene la culpa, Ud. no existe. Esté donde esté, en El Calafate escondida, en Venezuela enamorando a Hugo, gastando en el shopping o pronunciando discursos vacíos en la Cumbre de Río, la Argentina sigue andando indiferente a Ud. Sigue mal pero a Ud. no le interesa. Su problema es… ¿La nueva alfombra, los zapatos y la cartera, el color del vestido de mañana?
Se viene un muerto señora, será en un corte rural con antipiquete camionero y la oligarquía vacuna pagará las consecuencias. Los chicos de Moyano no, ellos son oficialistas, tienen razón. Como los chicos de D’Elía cuando destrozaron una comisaría. ¿Le importa un muerto, Señora? Mire que los muertos no tienen ideología por más que insistan en lo contrario desde el discurso oficial tal como lo vimos ayer 24 de Marzo durante el feriado que recordaba el golpe de Estado de 1976. ¿O festejaba?
¿Qué festejaba, Señora?
¿Los muertos de ambos lados? ¿Los muertos buenos solamente, los terroristas?
¿El argumento del odio y de la venganza? ¿Ese que brindaron sus amigos y ministros cuando destrozaban argentinos inocentes en supermercados o en cualquier esquina y huían escondiéndose en el anonimato o entorpeciendo hasta el paroxismo desde el Congreso el gobierno de Perón y de su esposa?
Se viene un muerto, Señora, y la represión.
Ud. está llegando al límite, su mandante y esposo la dejó en el borde del abismo. Tendrá que reprimir ordenándolo a los nefastos uniformados. Como ayer en el Túnel Subfluvial en Paraná, Entre Ríos. Nunca en Gualeguaychú aunque corten una ruta internacional. Tendrá que reprimir cuando los hambrientos saqueen supermercados o cuando los drogadictos asesinen y roben para comprar la droga liberada.
Ud. Señora tendría que haberle sido infiel a su esposo y negarse a custodiar el escritorio de La Rosada diciéndole la verdad, que no es capaz para el cargo, que no tiene ganas, que no sabe que hacer o cualquier cosa. Más vale una pelea de entrecasa que el caos nacional. Una más, ¿qué le hace una mancha más al tigre?
¿Los chicos bien?
Hoy es el Día del Niño por Nacer. Lo instituyó modélicamente para el mundo ese espantoso Presidente que fue Carlos Menem con quien los chicos se sentían protegidos y los grandes comían un asadito los domingos. Hoy es el Día del Niño por Nacer, ¿dónde es el acto conmemorativo? ¿Leerán el mensaje de felicitación de Juan Pablo II al gobierno argentino?
¿Predicará Hebe, cantará León y mandará un mensaje espiritual Romina?
¡Ay, Bernardo! ¡Qué falta hace otra plaza! La del raje.
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