lunes, 4 de octubre de 2010
LA POLÍTICA DE PARO
Por María Herminia Grande
La política de paro
No hay certezas acerca de si los ciudadanos miran impávidos los acontecimientos que se dan en Argentina; o si directamente ya no los miran. En un primer análisis se advierte al menos, una gran desconexión entre la gente y la política. Aquella agresividad expresada por la ciudadanía en épocas del “que se vayan todos”, hoy se vivencia en la mayoría de la dirigencia. Sucede sencillamente que en Argentina no se discute política. La política desapareció como actora principal de la democracia argentina. En todo caso aparecen comentaristas que analizan desde su rol político, acciones que provocan hombres y mujeres de la política.
Néstor Kirchner, como dijimos en esta misma columna el sábado 28 de agosto, bajo el título: Los por qué de Kirchner; eligió confrontar con el poder del sistema mediático, tal Quijote contra los molinos de viento. Su cálculo político lo llevó a concluir que ganándole a un rival poderoso, ningún par suyo podía atrevérsele. Primera reflexión: el debilitamiento sistemático de los partidos políticos y el caso omiso que hicieron los actores principales responsables de evitarlo, lleva a que hoy no sólo la ciudadanía se vea imposibilitada de echar mano a un instrumento válido para recuperar la normalidad en vida democrática; sino también los políticos que deseen hacer política bien intencionada, se encuentran huérfanos de ese instrumento. Sólo cáscaras huecas cubren paredes que antes albergaban posicionamiento y discusiones de poder y futuro. Por eso Néstor Kirchner entendió que ante los ojos de la sociedad, ninguno de sus adversarios políticos aparecía con el peso suficiente como para que si los derrotaba, la sociedad viera en él un super-Kirchner. Derrotar a Clarín y el sistema mediático sí, en su análisis, lo ascendería a esa categoría.
Para lograr su cometido, los Kirchner fueron batallando contra las instituciones. Utilizando además la vieja táctica de romper lo que no se puede dominar, un reciente ejemplo: la CTA (Central de Trabajadores Argentinos)… ¡Moyano contento! Otro ejemplo claro post resultado electoral del 28 de junio de 2009, fue la compra de voluntades en el parlamento para atenuar el impacto de la derrota.
Hoy es la política la que está de paro y por tiempo indeterminado. Está expectante de que la ciudadanía la vuelva a enamorar. Hoy la política se encuentra desilusionada de la gente. Y mucho más de quienes debiesen ser sus más distinguidos representantes. La política tiene una ventaja; ella puede paralizarse y no actuar, pero las consecuencias las sufren quienes la mal utilizan. A tal punto hoy no existe un claro timonel de la política que los U$S 6 mil millones que China viene invirtiendo en Argentina, llegaron desde fuera de la gestión política. Es más, gambeteando al gobierno nacional… Un dato aportado por el Dr. Jorge Castro muestra que en Brasil, en igual período; China ya invirtió más de U$S 10 mil millones, superando lo invertido en Estados Unidos.
Segunda reflexión: tal vez en los elementos esgrimidos se encuentre la explicación del por qué siendo Buenos Aires la provincia más insegura de Argentina, su gobernador, Scioli, mantiene en las encuestas una alta ponderación. Es tal el nivel de desconexión de la gente para con la dirigencia política, que ya ni siquiera se los responsabiliza de los acontecimientos que los angustian. Otro ejemplo, en Santa Fe la impotencia del gobernador Binner quien denuncia una Argentina al margen de la ley, y su desentendimiento del rol de ordenador que la sociedad le confirió mayoritariamente cuando lo eligió; no es obstáculo en su camino de consolidación como integrante de una futura fórmula presidencial.
También hemos mencionado desde esta columna que el nuevo ámbito de la batalla kirchnerista, es la Corte Suprema de Justicia de la Nación. Corte –vale recordar- que declaró la imprescriptibilidad de los delitos de lesa humanidad y reabrió las causas contra los militares ¿cómo entender entonces, no sólo el olvido del elogio que mereció tal conducta específicamente de parte de los organismos de derechos humanos, sino además los insultos y la injustificable arenga de Hebe de Bonafini instando a tomar y destituir a los miembros de la Corte? Corte Suprema que no sólo en las palabras de Bonafini, sino en la de todos los allí presentes, dejó de tener jueces intachables y progresistas para convertirlos rápidamente en “turros que reciben sobres”.
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