domingo, 3 de octubre de 2010
LA ROCAMBOLESCA TILINGA
El País (Uruguay) - 03-Oct-10 - Opinión
Internacional
La otra orilla
No me tiznes, le dijo la olla a la sartén
por Julia Rodríguez Larreta
A medida que proliferan las instituciones mundiales, las cumbres, los bloques, uno se vuelve cada vez más incrédulo sobre su verdadera razón de ser; el auténtico compromiso con sus postulados, su genuina vocación, su eficacia y sus resultados. En una palabra: su seriedad.
Y por cierto, el escepticismo no disminuye sino que aumenta cuando -por mencionar un hecho reciente-, se lee o se oye el dictado de cátedra de la Sra. Presidenta de la Argentina, en la reciente reunión del G77 más China, en Nueva York. Es el grupo mayoritario (132 países) de las Naciones Unidas.
Ante una variopinta audiencia internacional, Cristina Fernández improvisó uno de sus rocambolescos discursos y no se privó ni de dar rezongos, ni indicaciones económicas y de buen gobierno, así como explicaciones sobre temas tan simples como el terrorismo, el cambio climático o la geopolítica, a su cautiva audiencia.
Todo esto mientras su gobierno lleva adelante un increíble y desvergonzado ataque contra cualquiera que se interponga en sus planes: los medios de prensa que no le son adictos; cualquier sector que por algún motivo le moleste como sucedió con el campo o con los otros poderes del Estado; como ocurre en estos momentos con la Justicia.
Al tiempo que repartía advertencias y consejos al concierto de naciones, la primera mandataria se enfrascaba en una denigración vía Twitter (la nueva moda), del magistrado que el fin de semana suspendió la caducidad del servicio de banda ancha que provee Fibertel, empresa del Grupo Clarín al que la Presidencia le ha declarado la guerra total.
Una actitud que se suma a los agravios ya realizados a la Corte Suprema a partir de su nuevo pronunciamiento (van cinco desde que Kirchner gobernaba Santa Cruz) sobre el procurador Sosa, de Santa Cruz, para que se le restituya en el cargo y respecto de los cuales los Kirchner -él primero y luego ella-, han hecho caso omiso.
Hasta se ha dado el caso de que un alto integrante del Ejecutivo, Aníbal Fernández, con desfachatada sinceridad no exenta de ira, manifestara el otro día, que no era con esta idea que Kirchner había nombrado a la nueva Corte, a poco de asumir. Porque efectivamente, en 2003, Kirchner impulsó una etapa diferente, disolviendo la anterior conocida como la de "mayoría automática". Se destituyeron 6 jueces y fueron nombrados 4 nuevos ministros que pasaron por el filtro del Congreso y del gobierno.
Como si esto fuera poco chocante, el martes se produjo un escrache frente al Palacio de Tribunales liderado por la lamentable Hebe de Bonafini. La titular de una rama de las Madres de la Plaza de Mayo, es alguien capaz de las más descabelladas arengas, así como de destilar ingentes dosis de odio, pero lo inaudito no es sólo que se haya convertido en personaje, sino que todo el montaje, con gran estrado incluido, fue de toda evidencia apoyado y hasta armado con el concurso de la Casa Rosada. Por si cabía alguna duda, también se hicieron presentes conocidos dirigentes K, sindicalistas y funcionarios.
Otra perspectiva se ha abierto para la Justicia a partir noviembre, en que habrá de cambiar la conformación del Consejo de la Magistratura. El gobierno se había hecho del control, tras la reforma empujada por Cristina cuando era legisladora, pero a raíz del resultado de las recientes elecciones en las cuales ganaron como representantes de los abogados, en Buenos Aires y en el interior, los candidatos no oficialistas, la relación de fuerzas será distinta.
Tal vez aliviados ante este panorama, o porque la responsabilidad prima entre los "supremos", últimamente, los magistrados han complicado a los Kirchner en varias de sus estrategias. Por ejemplo, con la resolución sobre la extradición del terrorista chileno, respecto al vergonzoso manejo alrededor del ADN de los hijos de la dueña de Clarín, la suspensión de artículos de la ley de medios, el reajuste de las pasividades, etc. El contraataque es la asfixia económica vía presupuesto. No poder disponer de lo que generan y tener que pedir permiso al Jefe de Gabinete para poder gastar, mientras se deteriora su funcionamiento.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario