Publicado en el periódico ´Gualeguay al día´ - 11 de abril del 2007
"Kirchner: La democracia según Pilatos"
por Horacio R. Palma
Al principio parecía un rasgo simpático de un carácter particularismo. Nada de protocolo. El saco del traje eternamente desprendido, hacer malabares con el bastón presidencial, un nene.
Luego, estos particulares rasgos de tan "simpático" personaje, comenzaron a preocuparnos. Sus berrinches con tendencia a la iracundia contumaz. Sus desvelos por el poder absoluto. Sus intromisiones en los otros poderes. Sus coléricos arranques desde los atriles amistosos del oficialismo, (o desde los atriles sumisos de cierta oficialidad cobarde). O desde los palcos, rodeado de su populosa masa gritona, esa que convoca el "tetra" y el choripán.
Pero un día se cayó la máscara: Que si me silban me voy. Que si protestan no voy. Que si hay poca gente no salgo del Calafate. Que si me critican no hay pauta publicitaria.
Una vez, resultó simpático. Dos veces, llamó la atención. A la tercera, nos preocupamos. Pero ahora, medio país está alerta. Y hace bien. De todos modos, él sigue empecinado en la prepotencia del "qué me importa".
La mayor tragedia de jóvenes, ocurrida un fin de año en Cromañón, no solo lo sorprendió en su residencia palaciega de El Calafate, sino que ni siquiera lo inmutó. ¿A mí por qué me miran? Primera "lavada de manos".
Claro que el cocorito, mientras se lava las manos, grita. "no les tengo miedo".
Y se lavó las manos con el escándalo de narcotráfico de Southern Wings, y con las denuncias de que el Indec dibuja los índices de inflación, y con las denuncias de coimas en el Enargas, y con los piqueteros de Gualeguaychú, que manejan desde hace un año la política exterior entrerriana y nacional, y que han arrastrando al país a un conflicto diplomático con los hermanos Uruguayos; y con los que queman estaciones de trenes, y con los mineros que murieron en las minas de su Santa Cruz, y con los que asesinaron como a un perro al oficial Sayago, y cuando sus sátrapas amigos pierden sus ansias de reelecciones indefinidas.
Y se lava las manos cuando sus gremialistas se tirotean a mansalva en San Vicente. Y se lava las manos con la inseguridad, y con los secuestros, y con los viejos que nos matan por cien pesos, y con los héroes de Malvinas, y con la legalidad del aborto, y con el conflicto docente que azuzó su propio Ministro de Educación, al anunciar un aumento que las provincias no pueden pagar.
"Y a mí, ¿por qué me miran?", nos dice el Presidente, desde su escondite imperial en El Calafate, que es la sucursal de Anillaco, pero modelo 2007.
"Argentina, un país en serio". Pero todos sabemos, a esta altura de los acontecimientos, que Argentina no es ni la sombra de un País en serio.
La democracia de nuestro Presidente es la democracia según Pilatos que no encontraba culpa en aquel Jesús que le habían llevado para que lo juzgara.
Pilatos no sabía qué hacer, pues en el fondo Pilatos debe haber intuido su inocencia. Pero político al fin, hizo traer a Barrabás, pues era costumbre regalar al pueblo un poco de circo. Y entonces lo sabido: Llevó a Jesús y a Barrabás ante la muchedumbre, y pidió a la gente que dijera a cuál de los dos quería liberar.
-¡A Barrabás! -gritó con una sola y enorme voz la turba popular. Y así Pilatos se lavó las manos, en las aguas sucias del populismo. Nadie sabe si Pilatos mandó luego a poner este cartel: " Roma, un imperio en serio".
Hoy Kirchner, al igual que entonces Pilatos, tras un poco de circo para la muchedumbre, se lava las manos en las aguas sucias del populismo, y siempre, en nombre de la democracia. "Qué gran invento eso que los griegos llamaron Democracia", debe haber pensado Pilatos cuando dejó que el pueblo eligiera por él. Y lo mismo debe pensar Kirchner desde su refugio palaciego de El Calafate.
Que gran invento eso de que "el pueblo siempre tiene la razón." Porque la voz del pueblo nunca se equivoca ¿O sí?
No, definitivamente Argentina no es un país en serio. Si Argentina fuera un país en serio, tendría un Presidente con las manos limpias, y no un Presidente que se lava las manos.
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