jueves, 31 de mayo de 2007

KRISTINA KIRCHNER " LA LUPINA"

Cristina Fernández de Kirchner
Cristina Kirchner: la dama no siempre detrás del hombre



Tal vez la figura política con mejor imagen, la primera dama tuvo en los años 70 menos militancia de la que algunos le asignan, y en los 90 no fue tan retractora de las políticas de Menem como ella declara: fue una impulsora de la privatización de YPF.

En Santa Cruz le decían "la Lupina" porque a su marido, el gobernador Néstor Kirchner, lo apodaban "Lupín". Pero no era como cuando en Buenos Aires se llamaba a Evita "la perona". Cristina Kirchner no despierta odio.

Aunque cualquier oído argentino pudo detectar que su voz, en el reciente lanzamiento de campaña, en Obras, reiteraba la cadencia de Evita (en realidad es difícil hallar dirigentes peronistas mujeres que en la tribuna no sigan ese modelo), si hay una diferencia que separa a la actual primera dama de su antecesora más famosa es el interés por seducir multitudes no peronistas. Ya que siete de cada diez argentinos se declaran hoy independientes de compromisos partidarios permanentes, esta mujer aguerrida, con extensiones capilares juveniles y silueta cultivada, tiene claro que su postura política "políglota", nada encorsetada, nada partidista, entusiasma al "pueblo", como se llamaba antes en los libros de Instrucción Cívica y en el peronismo a lo que ahora el marketingllama "gente".

"Cristina Kirchner posiblemente sea el político con mejor imagen del país -confirma el especialista Enrique Zuleta Puceiro- en cuanto a su consistencia". ¿Le gana al marido? "La imagen del Presidente tiene una combinación más inestable de desempeño y apoyo. La de ella, que es previa a su condición de primera dama, junta, en la percepción pública, atributos de inteligencia, compromiso, voluntad, decisión, juventud y solidez intelectual".

Cristina Elisabeth Fernández nació siete meses después de la muerte de Eva Perón. Dos años más tarde, Eduardo Fernández y Ofelia Giselle Wilhelm tuvieron su segunda hija, Giselle, hoy médica, que vive en La Plata, en la casa de la infancia, con la madre. El padre, ya fallecido, era un mediano empresario de colectivos. La madre, una dirigente gremial del Ministerio de Economía de La Plata. Fue un matrimonio mixto: él radical, ella peronista.

La primaria de Cristina transcurrió en una escuela estatal. La secundaria, en colegio de monjas. Sobre el final de su adolescencia -en esa época fumaba casi un atado diario- se acercó al mundo del rugby. Todo porque salía con un chico del Colegio San Luis, quien le mostró un ambiente social que ella, de una clase media barrial, no había transitado antes. Al novio que sería su esposo -se casaron el 9 de marzo de 1975, sólo por civil- lo conoció, como es sabido, en la Facultad de Derecho de la Universidad de La Plata. El sureño Néstor Kirchner, tres años mayor, yaera entonces militante de la FURN (Federación Universitaria Revolución Nacional). Cristina Fernández adhería, desde una agrupación paralela, con un compromiso mucho menor. La FURN se disolvió en 1973, cuando se produjo la fusión de FAR y Montoneros. En verdad, ni Cristina ni su novio tuvieron una militancia vinculada en forma directa a las organizaciones guerrilleras y, más aun, hay quien dice que ella casi no tuvo militancia política en la facultad.

"Los Kirchner eran militantes universitarios de superficie -dice un actual funcionario que los conoce bien-, formaban parte de la Tendencia, y Cristina, que ya entonces era crítica, hoy tiene una postura muy durarespecto de la conducción montonera".

Es hora de aclarar que Cristina Kirchner no aceptó ser consultada para esta nota, fiel a su costumbre de no atender periodistas ni dar reportajes, por lo menos en la Argentina. La senadora concedió afuera grandes entrevistas -las últimas, muy ilustrativas, hubo que leerlas en diarios españoles-, alguna vez atendió en capitales del Primer Mundo a enviados de diarios argentinos, pero en casa prefiere expresarse con discursos y no responder preguntas, rara estrategia comunicacional, sin precedente, ineficaz para acceder con rigor a sus explicaciones históricas y políticas pero, tal vez, nada ajena a su buen posicionamiento en las encuestas de imagen. Se fatiga la vocería presidencial explicando ante decenas de requerimientos que la primera dama "no habla".

Pero volvamos a los setenta. Seis meses de noviazgo, casamiento y casa alquilada en City Bell. En el ínterin muere Perón. Y la pareja Kirchner deja la militancia. Se inicia entonces un período que durará hasta comienzos de los 80: sin política. El golpe del 76 todavía los encuentra en La Plata. En julio se mudan a Río Gallegos. Tres años más tarde, ya mamá (su hijo Máximo es de 1977), ella vuelve a La Plata para rendir las últimas tres materias y recibirse de abogada.

En Santa Cruz el joven matrimonio se dedica a ejercer la profesión con creciente éxito económico. Como abogado de cobranzas, Kirchner acumula propiedades -por entonces 22- cuyo alquiler le proporciona al matrimonio un muy buen pasar. "Para hacer política hace falta plata y yo quiero hacer política" es una frase que le atribuye una amiga de esos años a Cristina Kirchner, aunque bien pudo pertenecer al marido. Parece que es frecuente confundir a los dos autores de frases Kirchner, tal la sintonía de los cónyuges cuando hablan de motivaciones y planes.

Cristina Kirchner, que no dejó rastros de ningún posicionamiento como profesional en materia de defensa de los derechos humanos durante el gobierno militar, tardó más que su marido en volver a la militancia. Abogada en el estudio de cobranzas, cocinera en casa, madre, repitió su perfil de acompañante de Kirchner en aquellas reuniones difíciles de ocultar, en Río Gallegos, hacia 1981. El peronismo estaba en uno de sus peores momentos, intentando sustituir el verticalismo tras la muerte del líder, recomponerse del desastroso gobierno de Isabel Perón y José López Rega y superar los efectos de la represión ilegal y las persecuciones, que a esa altura se habían entibiado.

"Isabel conducción"

Cuenta un antiguo compañero de lucha -y la anécdota circula aún en Santa Cruz- que un día hubo en el Colegio Salesiano un acto del justicialismo con motivo de la visita de Ítalo Luder, quien meses después se convertiría en el primer candidato peronista que perdió una elección presidencial. Estaban allí todos los sectores justicialistas, menos uno. Era el grupo de Kirchner, quien, por fin, ingresó al salón junto con Cristina al grito provocativo de "Isabel conducción". A juzgar por la formidable batalla campal que siguió, la propuesta no fue bien recibida.

Ya en democracia, el gobernador Arturo Puricelli, que en un principio puso al frente de la Caja de Previsión Social al actual presidente, nombró a Cristina Kirchner en la administración provincial con categoría 24, la más alta. Cuando en 1987 Kirchner disputó y ganó la intendencia de Río Gallegos, entonces sí, Cristina exhibió el ímpetu político que se le conoce hasta el presente. Comenzó su carrera legislativa cuando ascendió Carlos Menem, en 1989. Fue primero diputada provincial, reelecta en 1993 y 1995, cuando renunció para convertirse en senadora nacional, aunque ya en 1994 había saltado a la Nación, como convencional constituyente por Santa Cruz.

Su primera senaduría quedó trunca, porque cambió de Cámara. Cumplió el mandato de cuatro años como diputada nacional y finalmente en 2001 volvió a ser elegida senadora por Santa Cruz, mandato que completará en diciembre.

Como legisladora provincial su protagonismo ya era singular, por peso propio. Algunas de sus posturas de entonces, entre concordancias y disonancias, acompañaron la época, por más que cierta simplificación presente hoy las políticas del presidente Carlos Menem como íntegramente execrables. Un ejemplo: en 1992 Cristina Fernández de Kirchner hizo aprobar en la Legislatura santacruceña una declaración que, con su firma, exigía al Congreso la urgentísima privatización de YPF.

La Legislatura estaba en sus manos. Eso configuró un esquema político-institucional, o cabría decir institucional-marital, infrecuente: él era la cabeza del Ejecutivo y ella, la persona fuerte del Legislativo. ¿Suena familiar? Es el esquema de poder que hoy ejercita el mismo matrimonio en el país. Sólo que en Santa Cruz la Legislatura quedaba a 150 metros de la Casa de Gobierno y en el medio estaba la casa de los Kirchner. Ahora 1500 metros, aproximadamente, separan los respectivos centros de poder y la residencia común queda en Olivos, provincia de Buenos Aires... el distrito por el cual Cristina Kirchner renovará el 23 de octubre su banca, para un tercer mandato.

Muchas veces se superpone su triple condición de senadora nacional, primera dama y principal asesora del Presidente. Nada muestra mejor la tensión que los nervios de los encargados del protocolo en los viajes internacionales, cuando el presidente argentino concurre con su esposa a entrevistarse con pares que están sin la suya, seguramente porque son simples primeras damas. Otra muestra es el despacho de Cristina Kirchner en la Casa Rosada, que ella utiliza sin día fijo, preferentemente lunes y viernes, para celebrar reuniones o para estudiar. Nunca antes un senador había tenido un despacho en la sede del Poder Ejecutivo: esta clase de matrimonios no cabía en la imaginación de los constituyentes de 1853 cuando diseñaron la independencia de poderes. Un alto funcionario, con tono risueño, explica: "Primero, el despacho es muy chico; segundo, no es de una senadora sino de la primera dama".

¿Y la tercera función? ¿Dónde, cómo y cuándo la ejercita Cristina Kirchner? Ya pasaba con Perón y Eva: para un matrimonio que ejerce el poder y consiguientemente discute sobre cómo ejercerlo, todos los escenarios son válidos, no existe la jornada laboral. Sin embargo, como el grupo presidencial íntimo de toma de decisiones a menudo se completa con Alberto Fernández y Carlos Zanini, muchas reuniones se realizan en la Jefatura de Gabinete de la Residencia de Olivos, un anexo de oficinas en las inmediaciones del chalet presidencial. Alberto Fernández es, quizás, el funcionario que tiene mayor confianza con Cristina, curiosamente el único del primer círculo que no es "pingüino" y uno de los más nuevos, ya que sólo se conocen desde hace ocho años. Zanini, también muy cercano a los Kirchner, suele ser quien escribe los borradores de los discursos del Presidente, discursos que habitualmente la asesora principal completa, rescribe o, cuanto menos, enriquece, ya que da el toque final.

Es notable. Antes siquiera de que el cronista pueda esbozar un prejuicio, todas las fuentes consultadas -sean amigas, ex amigas o accidentales testigos del matrimonio Kirchner-, advierten con la prisa ampulosa de quien ve que el otro está a punto de ingerirse un sapo: "No se engañe, el que manda es él". Explican las fuentes que en este matrimonio peculiar -ella le dice "hola Kirchner" cuando hablan por teléfono, aunque ciertamente no es eso lo más peculiar-, como en todos, hay matices de personalidad e ideológicos. Dicen que Cristina es más cautelosa frente a los poderes reales, más sosegada.

No hay quien no diga -entre quienes la conocen- por lo menos dos cosas de Cristina Kirchner: que es muy trabajadora y que es muy capaz. Lo interesante es que, con esas mismas palabras, lo reconocen sus íntimos amigos, sus adversarios y sus enemigos, si bien estos últimos agregan un tercer adjetivo: temible. Dos personas allegadas a ella que ocupan importantes cargos públicos y que pidieron no ser mencionadas la describieron, también, como muy soberbia -una la justificó, como si el poder, la inteligencia y la soberbia fuesen un combo indisoluble- cuando se les requirió que mencionaran algún defecto de su amiga, una opinión no muy distinta de la que se puede recoger en el bloque de senadores justicialistas.

Durante su mandato anterior, de ese bloque fue expulsada por Augusto Alasino. La senadora nunca volvió. Formalmente integra el bloque, pero no asiste a las reuniones ni respeta su disciplina, con la paradoja de que es ella misma quien, a través del senador Pichetto, trasmite las instrucciones procedentes del Poder Ejecutivo. Sus instrucciones y la implícita condición de primera dama y materia gris oficial la convierten en la senadora más poderosa de los 71 hombres y mujeres que tiene la Cámara Alta y, por cierto, que su presidente, Daniel Scioli. Y su carácter combinado con su energía desbordante le confieren otro título de hecho, el de miembro más indisciplinado. Basta verla durante una sesión: habla por celular, se levanta de la banca, camina, le grita al senador que está haciendo uso de la palabra, gesticula, reprueba sin sutilezas. Su blanco principal es Eduardo Menem, con quien cultiva una profunda enemistad. Pero se lleva bien con sus colegas María Laura Leguizamón, Marita Perceval y, sobre todo, con Vilma Ibarra.

"Ella es imprescindible en el Senado", dicen los estrategas políticos del Gobierno. A buen entendedor, eso significa que Kirchner dejó de pensar en la hipótesis -algo forzada- de que Cristina compita en las próximas elecciones por la Capital Federal, donde sólo podría encabezar la lista de diputados. Su domicilio legal, por lo demás, sigue en Río Gallegos, pero ella no sólo es bonaerense de nacimiento sino que tiene residencia en Olivos desde hace dos años: los cumple el 25 de mayo...

Por Pablo Mendelevichcolaboración enviada por Alberto Bonnet para nuestro centro de información histórica - 31/05/2005

NR - Por supuesto, ella terminó siendo senadora por Buenos Aires y ahora se aspira a que sea candidata presidente, con 10 puntos menos de intención de votos que el marido...No obstante la decisión final , será entre otras cosas después de la segunda vuelta de la ciudad si es que la hay... Macristas dicen que puede llegar al 50 % , mientras que los Albertistista afirman que competiran y le ganarán a Macri, usando todas las carpetas de la SIDE si es necesario... Pero hasta donde, hasta donde lleguen entonces los negocios Chinos de Franco con Kirchner...

Quién es

De La Plata al sur

Oriunda de La Plata, Cristina Fernández es hija de padre radical y madre peronista. Se casó con Néstor Kirchner en 1975 y un año después el matrimonio se mudó a Río Gallegos. En 1979 rindió las últimas materias enLa Plata y se recibió de abogada.

Trayectoria política

Comenzó su carrera legislativa durante la primera presidencia de Carlos Menem como diputada provincial, reelegida en 1993 y 1995. En el 94 fue convencional constituyente por Santa Cruz. Fue diputada nacional y afines de año finaliza su mandato como senadora.

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Fuente: Seprin

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