Los carpetazos de la Reina convencieron a “Celestino” Lousteau
Por Humberto Bonanata
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Noche de miércoles en todo sentido. Dispuesto a no dejarse seguir llevando puesto con las decisiones económicas de Néstor Kirchner y su subordinado privilegiado Guillermo “Pistola” Moreno, Martín “Celestino Rodrigo” Lousteau no pudo lograr su despegue de esta aeronave incierta sin piloto automático que es la economía argentina.
Algunas carpetas algo desprolijas suscriptas bajo la presidencia del yuppie Presidencia en el Banco de la Provincia de Buenos Aires y su eventual presentación a la justicia en caso de insubordinación al régimen, le hicieron frenar su intento de huída. Parece que el joven prefiere escapar de las llamas antes que recorrer los desgastados pasillos de los Tribunales Federales.
Su maestro Javier González Fraga le había aconsejado presente su renuncia antes de que sea tarde, antes que la espiral inflacionaria y la mentira sobre sus índices desemboquen en fuertes protestas de todos los sectores sociales para mitad de año.
Ayer comenzó marzo y terminaron las vacaciones de la delegada presidencial. Visitó la “Escribanía Mayor de Gobierno” (Congreso Nacional) con carácter formal para dar iniciado al 126mo. período ordinario de sesiones.
Todos sabemos que la continuidad de la emergencia económica y los superpoderes otorgados a Alberto “Rasputín” Fernández han transformado al debate republicano en un dejavú lastimosamente decadente.
Que la oposición no puede ejercer el contrapeso de poder –pilar de las democracias modernas- ya que todo lo discutido es aplastado por la votocracia del número, sin lugar a consensos que logren aunar ideas de los sectores representativos de la sociedad.
Retornando al máximo desestabilizador del gobierno nacional y popular –el impuesto inflacionario- el descontrol y el no hacer nada para cambiar la dirección del “autito chocador” preocupa a propios y a extraños.
A propios que recuerdan su juventud y la “inflación cero” de Gelbard con su final por todos conocido: “el rodrigazo”. Y a extraños al hegemonismo gobernante porque no deseamos ver nuevamente enfrentamientos entre argentinos por pujas distributivas, porque en ello perdemos todos.
El cuarto de siglo de la reinstauración democrática –con el interregno del golpe institucional de 2001- no será fácil para los argentinos.
Para el gobierno porque verá cómo su soberbia lo lleva a perder las verdaderas riendas del poder.
Para la oposición, por aún sabiendo cómo termina esta gran mentira, es incapaz de reunirse en una multipartidaria Siglo XXI, deponer sus egocentrismos y seguir siendo, aunque no lo quiera, absolutamente funcional al despotismo kirchneriano.
Faltan actitudes de grandeza de ambas partes para evitar males irreparables para el cuerpo social.
Cada uno de nosotros debemos convencernos que nunca es tarde cuando la participación republicana nos convoca. Que sólo la libertad y la democracia participativa nos llevarán al crecimiento como Nación.
Que ninguno es ajeno a nuestras propias vivencias cívicas y que todos estamos obligados a luchar en defensa de nuestras causas libertarias.
Si nada hacemos, otros lo harán mal por nosotros.
Humberto Bonanata
Buenos Aires, Marzo 02 de 2008
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