POLÍTICA E INFRAESTRUCTURA EN LA CIUDAD DE BS AS
Por Daniel Blinder
Hace ya un tiempo que se fue Aníbal Ibarra del gobierno porteño. Éste no era el ejemplo a seguir por los más altos estándares internacionales, -de hecho estuvo acusado y sospechado de corrupción, y justamente por algo así lo echó la Legislatura porteña- pero su gobierno tenía algunos aspectos sustanciales que funcionaban. Con su Vice, convertido luego en Jefe de gobierno, Jorge Telerman, las cosas malas siguieron emergiendo, a tiempo que relucieron nuevas calamidades con Mauricio, el actual intendente de la ciudad que muy hábilmente afirma que si vuelve a llover, volverá a pasar, y que "sufriremos" otra vez lo mismo, como si él alguna vez hubiera perdido sus pertenencias por una inundación.
El problema de la ciudad es estructural. O se la ve como un espacio habitable o como un negocio puro. El problema estructural tiene una compleja palabra para definirlo, que significa el armado de poder, y que en esencia sigue sin modificarse del todo. Contemplemos en la gestión anterior a la actual, un ejemplo de ese armado político.
¿Punteros o antipunteros?
Es un saber popular que la Ciudad de Buenos Aires escapa a la política feudal que se da en el resto de la país. Pero ese saber es falso, pues aquí se dan prácticas similares como la compra de inspectores, que se hizo célebre con Cromañón, o la instalación de punteros políticos más abierta del mundo, en la afrancesada Buenos Aires. Veamos.
El decreto N° 1.292/06 firmado por Telerman nombró a Mónica Valentino de Curto para que ejerciera el cargo de directora general del Centro de Gestión y Participación Comunal N°12. ¿Quién es y qué méritos tiene para dicha tarea? Según sus propias palabras, su trayectoria militante son 33 años desde que acompaña al marido en la militancia peronista. Es la primera vez que es funcionaria pública, y según ella lo está haciendo con muchísimas ganas. Cuando comiencen a funcionar las Comunas, y los vecinos puedan ser electos, ni ella ni su marido se presentarán, asegura. Seguirá sin embrago, en su tradicional tarea en el Centro de jubilados y de la Murga, las cuales dirige.
¿Cómo consiguió su cargo? Ella lo confiesa públicamente. "Mi marido es mi jefe político y compañero en la vida. El me quiso dar este regalo como militante. Para mi es un compromiso y una responsabilidad, estoy poniendo todas las fichas y él también, está apoyándome y aconsejando" (1). Dijo que a la hora de los reclamos estaría con los vecinos.
La torre y la cloaca
Imagínese un determinado espacio. Ahora bien, dicho espacio es finito, tiene límites. Imagine un inodoro y una cloaca. Ahora ese inodoro multiplicado por varios y la misma cloaca, ¿cuál es el resultado? Eso es lo que esta pasando con la ciudad y también se relaciona con las líneas de todo este artículo. El 16 de febrero se publicaba que había acabado la veda de 90 días para la construcción de edificios en algunos barrios.
"La veda afectó a Caballito, Palermo, Coghlan, Villa Urquiza, Villa Pueyrredón y Núñez, que el año pasado habían concentrado el 47% de los permisos otorgados, y cuyos metros cuadrados construidos cuadruplicaban la media histórica de la Ciudad. La decisión llegó por las crecientes protestas vecinales contra las torres y tras un fallo de la jueza Alejandra Petrella, que frenó los permisos de obra para 16 manzanas de Caballito. Posteriormente otro fallo de la jueza Patricia López Vergara, hizo lo mismo en 45 manzanas de Palermo, en Las Cañitas y La Imprenta.
En esos tres meses, el Gobierno les pidió a las empresas de servicios públicos que informaran cómo está la infraestructura, si podía soportar más construcciones o no. Todas respondieron que no había problemas, salvo AySA, con la que la Comuna firmó un convenio para hacer obras de cloacas y agua corriente. En base a esos informes, la Ciudad decidió que quienes quieran construir en los barrios afectados deben presentar un certificado de AySA que garantice que la obra no afectará la infraestructura (salvo en Núñez, donde no registraron inconvenientes). (2)"
Las explicaciones
Para entender los porqués de tanto crecimiento del hormigón devenido en edificio en esta ciudad, pregunté. Intenté varias veces comunicarme con una agrupación de un barrio que aseguraban que las construcciones excedían el permitido por ley, ya de por sí por encima de lo razonable, pero nunca obtuve respuesta. Un artículo de un periódico barrial me mostraba luego las limitaciones que habían logrado los vecinos de Coghlan a la explosión inmobiliaria y sus efectos negativos (3).
Se denomina "explosión inmobiliaria" porque es, literalmente, un gran negocio. Un negocio que mueve muchísimo dinero y puede llegar a la censura. Un arquitecto fue entrevistado por el noticiero de un canal de aire, en el cual respondió que también podría tener que ver con el lavado de dinero, ya que muchos de esos departamentos que se construyen están vacíos a pesar del déficit habitacional de la ciudad. ¿Quién los compra? El informe nunca salió al aire, pero los productores llamaron a dicho arquitecto para pedirle perdón por lo sucedido.
Hace mucho más de dos años presenté un pedido de informe al CGP N°12 cuando estaba Ibarra en el gobierno, para preguntar y pedir explicaciones de por qué si en los carteles de obra figura que se puede construir hasta determinada cantidad, se multiplica dicha cantidad de superficie a construir en la realidad. Como no obtenía respuesta, fui a Obras y Catastros a donde tampoco conseguí respuesta. Seguí esperando, y esas obras que apenas eran una casa demolida hoy están habitadas. Pero hay más y siguen. Espero que el ciudadano le preste atención a los carteles. Y el gobernante al ciudadano...
Porque allí dónde se multiplican los desagües, la demanda de agua potable, y de energía, no se han realizado inversiones. Los anuncios, se hacen con el primer temporal. Tal como lo hicieron las gestiones anteriores. Dicen terminar con la vieja forma de hacer política y aseguran que harán las obras necesarias, pero parece siempre que las palabras se las lleva una nueva tormenta.
Daniel Blinder
Notas:
(1) La Gran Aldea, Diciembre de 2006
(2) Clarín, 16/02/2007
(3) El Barrio, Febrero de 2007
Buenos Aires - Argentina
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