Los Kirchner son así; eso son y con esa doble moralidad conviven en el poder junto a un séquito de políticos con rodilleras que los adulan y los complementan.
El recibimiento oficial del presidente de facto de Guinea Ecuatorial Teodoro Obiang Nguema Mbasogo en Argentina, fue la mayor contradicción en la que incurrió el flamante gobierno de la señora Cristina Fernández que colisionó contra su política de DDHH. ¿Farsa o sabiduría? Pocos lo entienden; sin embargo hay quienes aseguran que el verde de los dólares hace olvidar cualquier promesa.
Muchos temas discurrieron en el tiempo que hemos estado ausentes en la web; algunos de orden local otros nacionales han poblado páginas de diarios y revistas aumentando nuestra agenda “atemporal” que llevamos con nosotros aún en épocas de vacaciones.
A nivel nacional más allá de la vergonzosa y denigrante actitud que tuvo Lavagna, de lo cual nos ocuparemos en otra oportunidad, hace algunos días el matrimonio Kirchner respondiendo a su naturaleza bipolar (políticamente hablando) trajo a su propia tierra, aquella en la que han grabado a fuego hasta el cansancio el desabrido cliché de los derechos humanos, últimamente tan bastardeado por personajes de poca catadura moral; a uno de los pocos sino el único dictador de la más baja estofa que anida en algún rincón del mundo.
Una vez más el matrimonio presidencial desnudó su desinhibido comportamiento pendular entre una cosa (o una idea, discurso o acción) y su contracara. Es decir, y esto lo hemos venido marcando desde que Kirchner asumió en el 2003, ambos representan un binomio que explota como nadie la mentira y el engaño. Esta circunstancia que lo hace codearse con uno de los últimos genocidas del mundo sin que se les mueva un pelo, mientras gesticulan grandilocuentes hacia adentro para que los veamos derechos y humanos, lo corrobora.
Hay exegetas del gobierno que con dientes apretados y con la boca torcida tratan de explicar que la potencialidad de Guinea Ecuatorial y la necesidad energética del país no le dieron margen a la presidenta para mirar el color de ojos o el holocausto que arrastra su nuevo socio como sucia mochila, y obligada por las circunstancias ensayó un discurso remendado de advertencias; pero hay que decir que esto no alcanza para explicar cómo el matrimonio aplica con nosotros las recetas que se guarda con los de afuera ¿Acaso los derechos humanos son susceptibles de ser cambiados por petróleo o billetes de otro color? ¿O es que Kirchner y su esposa nos viven mintiendo a los Argentinos para hacernos culpables de culpas que ellos jamás sintieron?
En Santa Cruz nadie olvida cuando en los ´90 la referente local de los DDHH Milagros Pierini le pedía al gobernador Kirchner un salón para hacer los actos recordatorios por los 30 mil desaparecidos y el actual ex presidente se los negaba.
Si esto que pasó con el dictador fue la frutilla del postre, el helado la señora presidenta lo comió días antes cuando tuvo una reunión protocolar con Lino Oviedo, el paraguayo prófugo que el ex presidente Menem cobijó en Toulín (TDF) y mereció el escarnio del espectro político nacional, incluyendo al propio Kirchner cuando era gobernador.
Muchos que en aquel momento le auguraban a Oviedo un final parecido al del matrimonio Rumano, esta vez saludaron reverenciales ante la figura del candidato que puede volver al poder del país vecino y la primera mandataria, guardando en la valija para otro momento sus opiniones adversas, le besó el anillo (por las dudas).
Los Kirchner son así; eso son y con esa doble moralidad conviven en el poder junto a un séquito de políticos con rodilleras que los adulan y los complementan. Mientras tanto la gente vota y muchos sacan una buena parte de la torta que se cocina a fuego lento en los negocios que van armado detrás de cada discurso organizado para nublar la vista de la gente. Los derechos humanos son uno de los caballitos de batalla de ambos ¿O alguien tiene dudas aún? Es cierto que éste ha sido el gobierno que más ha reflotado a nivel nacional e internacional el valor de los DDHH pisoteados en el pasado, pero lamentablemente se olvida de aquel que verdaderamente le interesa la gente, los derechos humanos de las personas que hoy caminan por las calles víctimas de la injusticia, la inseguridad, la codicia y la corrupción institucionalizada.
Haberle estrechado la mano y ofrecerle un ceremonioso y protocolar recibimiento a un genocida que construyó una inmensa fortuna personal sobre los cadáveres de miles de ciudadanos de su país, donde la tortura y los vejámenes han sido moneda corriente, es patético y altamente nocivo para la credibilidad del gobierno.
Sin embargo, como si esto fuera poco, ninguno de los grandes defensores de los DDHH como Hebe de Bonafini o el periodista y legislador Miguel Bonasso, sólo por nombrar a dos de los que se despellejan vivos por maldecir y condenar a las dictaduras pasadas, levantaron el dedo acusador en contra del invitado de su patrona. Y ni hablar del diario “hiper defensor de los derechos humanos” Página 12, que siempre fustiga desde su portada a los genocidas y criminales.
Esta vez y por esos días, raramente se le terminaron los títulos ingeniosos y las portadas ácidas contra los dictadores.
Parece que Teodoro Obiang Nguema Mbasogo, un salvaje que hace 29 años llegó al poder a sangre y fuego y somete a toda una nación bajo los influjos de una cruenta dictadura, había resultado ser un buen tipo.
OPI Santa Cruz
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domingo, 2 de marzo de 2008
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