viernes, 1 de octubre de 2010
CUANDO SE ESTIRA LA SOGA
El autoritarismo de Correa fue
la gota que rebalsó el vaso de
un motín inadmisible
La aparentemente inusitada reacción de policías y militares en Ecuador, que han desatado una verdadera revuelta que repercute por toda la región, tiene su origen en una forma de gobernar autoritaria muy característica de los aliados al chavismo en Latinoamérica: momentos antes del primer levantamiento en Quito, se conocía la noticia de que Rafael Correa estaba dispuesto a disolver el Congreso si éste no aprobaba la reducción de nóminas estatales, entre las que se encontraban las partidas de las fuerzas de seguridad y los militares.
CIUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24) - Tal como publicó esta mañana Urgente24 (antes de que se iniciaran los disturbios en Ecuador), el presidente ecuatoriano, Rafael Correa, consideraba la posibilidad de disolver el Congreso y llamar a elecciones generales anticipadas luego de que su bloque legislativo rechazara parcialmente un proyecto de ley, dijo la ministra de la Política, Doris Solís.
De acuerdo con información de la agencia 'AFP', tras una reunión con Correa, la funcionaria señaló que éste analiza ir a la "muerte cruzada", un mecanismo constitucional que lo faculta para disolver la Asamblea y convocar a elecciones generales en caso de que los congresistas obstruyan la ejecución del plan de desarrollo, grave crisis política o conmoción interna.
"La muerte cruzada no es el escenario que nadie quisiera, pero es una posibilidad cuando no hay condiciones para ir a un proceso de cambio", remarcó Solís, interrogada acerca de si el mandatario socialista considera esa opción.
La ministra criticó la "inconsecuencia" de un sector de la mayoritaria bancada oficialista, que ayer rechazó varios artículos de un proyecto de ley de servicio público, el cual prevé reducir la nómina estatal.
Las normas fueron negadas al votar el Parlamento un veto presidencial al texto aprobado originalmente por el organismo. Solís no detalló los artículos rechazados, pero una fuente legislativa señaló que uno de estos ampliaba las facultades del gobernante para remover funcionarios.
En tal sentido, recordó que hoy se realizaría una nueva sesión parlamentaria y que el bloque del izquierdista Alianza País "tiene la posibilidad de la reconsideración".
En este marco, una rebelión policial estalló en Quito y otras ciudades ecuatorianas, precisamente a causa de la modificación a las nóminas estatales que Correa trataba de imponer cuasi de facto. De hecho, no sería de extrañar que las declaraciones sobre la posibilidad de cerrar el Parlamento para imponer los recortes hayan sido la gota que rebalsó el vaso.
Militares y policías tomaron por asalto el aeropuerto de la capital ecuatoriana y repudiaron al presidente Correa (incluso lo agredieron con gases lacrimógenos y botellazos) cuando éste intentó dialogar con ellos en el Regimiento Quito, el más grande de la ciudad.
Sin dudas Correa tiró demasiado de la soga y terminó viendo las represalias. Algo similar a lo ocurrido a Manuel Zelaya en Honduras en junio del 2009, cuando un grupo de militares decidieron capturar al presidente y deportarla instaurando un gobierno militar que tuvo 3 meses al vicepresidente Roberto Micheletti como primer mandatario.
En el caso ecuatoriano, a pesar de la repercusión internacional, la situación no parece ser tan grave hasta el momento, aunque sí plantea el mismo problema: ¿Qué hacer cuando un gobierno democrático abusa de sus facultades y comienza a tomar medidas autoritarias que
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