viernes, 1 de octubre de 2010
VENCER A LA MAFIA
Será difícil vencer a la mafia, pero no imposible. Los mafiosos son cobardes en el fondo, y se tornan débiles cuando los ciudadanos de bien se unen
La Argentina tiene una larga historia de políticos y sindicalistas corruptos. Los “retornos”, los aprietes y extorsiones, todavía mantienen vigencia en el país …
La fuerza de tantos argentinos podrá contra los Gobiernos corruptos. Sólo necesitan organizarse y pelear …
Hay misiones muy complicadas en la vida, en cualquier lugar en el que se desenvuelvan los hombres, y la Política, por ser parte de ella, también tiene sus propios desafíos.
Pero también está la capacidad y el talento humano, y además, el empeño que pongan en vencer esas dificultades, cada uno de los responsables en enfrentarlas.
La fuerza o debilidad que se ponga de manifiesto en esa lucha, tiene que ver con la inspiración que exista en la mente y en la voluntad del hombre. Si realmente se cuenta con esa inspiración, y la misma es sana, finalmente puede conseguirse la fuerza de convicción que se necesita para luchar. Ese motor que a veces no lo detienen ni los más fuertes y consolidados muros.
El actual desafío de la Argentina, tal vez el más importante de todos, en el terreno de la Política, será el de vencer a la mafia enquistada en el poder, desde hace varios años. Una mafia que se traslada de Gobierno en Gobierno, y que no conoce banderas ni Patria, ni Dios. Ni otros valores que no sean la acumulación de poder y de dinero.
El actual Gobierno kirchnerista, está tomado por ese mal, y los políticos que se instalen desde 2011, tendrán que enfrentar a los grupos que hoy lo representan, con todas las armas posibles, porque no querrán dejar el poder, el que les representan tantos y tan suculentos negocios.
El problema es que, precisamente, una de las primeras medidas que toman los gobernantes corruptos, una vez llegados al poder, es debilitar o anular las instituciones pensadas e instaladas como freno de esas actitudes indebidas. Y no sólo “copan” esos organismos pensados y creados para frenar la corrupción, sino que nombran a los jueces que les frenan las denuncias por hechos ilícitos, o directamente las anulan con un sobreseimiento.
La enfermedad de la corrupción, ha estado presente en casi todos los Gobiernos, sólo que en el actual su actuación se hace con total desparpajo bajo el amparo de la impunidad.
Hay buenos políticos en la Argentina, como buenas personas, idóneas y decentes, se encuentran en cualquier otro ámbito que no sea el de la política. Es posible que si los que sucedan al actual Gobierno son honestos y quieren servir a la Patria, les sea muy difícil mantenerse y lograr ese objetivo. Pero podría confiarse en que el país saldrá adelante venciendo a los malos, por más que esta expresión suene más a una promesa de caricatura televisiva que a la realidad.
La cuestión es que la ciudadanía no deje solo a quienes detecte como personas de bien. Es una sociedad, la argentina, bastante particular, muy predispuesta a la crítica fácil, y a poner piedras en el camino. Muy distinto es, por ejemplo, lo que sucede en Chile, donde oficialistas y opositores, después de atacarse -sin gruesas agresiones- en el ámbito parlamentario, cuando se trata de un tema de interés nacional, se unen sin protestar. Allí está el tema del pedido de extradición del criminal chileno protegido en la Argentina. Toda la dirigencia está pidiendo que sea juzgado, como corresponde, en su país, donde cometió gravísimos delitos.
Aquí habrá que intentar detener esta corriente de corrupción que, como se expresa más arriba, no registra límites entre Gobiernos, por más que el actual se lleve las palmas en esa materia. Lo mejor, para lograr ese freno, es la persecución sin descanso, de los Políticos que se han salido del cumplimiento de la ley, y el inmediato despido de los jueces que han facilitado esa conducta. Al margen de la propia persecución judicial a esos jueces.
De alguna forma hay que encarar este fenómeno. De concretarse una limpieza de ese tipo, los resultados servirían de ejemplo para la delincuencia común. ¿Quién de los delincuentes se animaría, con tanto desparpajo como el que muestran hoy, a transgredir la ley, cuando sabe que se cortó la impunidad …?.
Se necesitan entonces, dos factores o elementos para que un fenómeno tan interesante y atractivo, como el que se sugiere en estas líneas, verdaderamente comience a funcionar y tenga continuidad en el tiempo. El primero es la aparición del dirigente político que sepa impulsar las investigaciones y las condenas, es decir, que logre, políticamente, el trabajo independiente y justo de los distintos Tribunales. Y el segundo factor es el apoyo de los ciudadanos a ese funcionario que demuestre su aptitud y honestidad.
No suena tan difícil, pero sin embargo en la Argentina lleva años el retraso en el inicio de tal tarea.
Ayudaría en algo, pensar sencillamente en que es posible que se manifieste este fenómeno. Cada argentino tiene la posibilidad de participar con un aporte, por más pequeño que sea. Votando bien, exigiendo el cumplimiento de las propuestas de campaña, denunciando errores, informando correctamente a sus relaciones, informándose adecuadamente él mismo, y otras varias tareas que surgirán de la propia persona, cuando la misma se haya mentalizado acerca de la importancia que representa en el conjunto de la sociedad.
Difícil -como dice el título de la presente-, pero de ningún modo imposible …
Fuente: ENFOQUES POSITIVOS
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