sábado, 2 de octubre de 2010
EL MOTÍN
Nueva Mayoría - 02-Oct-10 - Análisis
Ecuador: ¿golpe o motín?
por Rosendo Fraga
El análisis de la crisis que ha tenido lugar en Ecuador requiere primero una referencia histórica. En 1979, en América del Sur, había 8 presidentes militares y solo 2 civiles: los de Venezuela y Colombia. Hoy hay uno solo que es militar en la región: paradójicamente, el venezolano.
De los 8 países con presidentes militares en aquel entonces, Ecuador fue el primero que inició la ola de retorno a la democracia en Latinoamérica, que culminó en 1991 con la llegada al poder de Aylwin en Chile.
Pero el sistema político ecuatoriano ha sido muy inestable en democracia. Junto con el argentino, son los 2 países de América Latina en los cuales más presidentes no han terminado el mandato desde el reestablecimiento del voto popular. También son los dos únicos países sudamericanos que han declarado el default.
Ya en los ochenta, un Presidente conservador ecuatoriano, Febres Cordero, fue secuestrado por comandos de la Fuerza Aérea, quienes lo liberan tras una negociación poco clara. Pocos años después, llega al poder un Presidente populista, Bucaram, que renuncia por una crisis de desgobierno. Un Coronel populista, Gutiérrez, en alianza con organizaciones indigenistas, provoca la caída de un Presidente constitucional. Este mismo Coronel es electo por el voto popular y, a su vez, cae tras revueltas en las calles protagonizadas por algunos de los sectores que lo llevaron al poder.
En este contexto, no es tan extraño lo que ha sucedido en Ecuador -como sí lo sería en Chile o Uruguay-, donde la fuerza militar ha mostrado protagonismo político en democracia y además fuertes tendencias populistas.
Lo sucedido en Ecuador es claramente un motín policial, generado más por motivos gremiales o sociales que políticos. La casi totalidad de las Fuerzas Armadas mantuvieron su obediencia al Presidente y comandos del Ejército lo rescataron por la fuerza de la confusa detención en la cual se encontraba.
Los policías amotinados no pretendían tomar el poder, no tenían líderes claros ni un petitorio muy definido. Correa calibra mal la situación, piensa que su carisma los va a dominar y comete el error de ir, sin un análisis previo, a imponer su autoridad por su sola presencia. Recibe en respuesta botellazos y se expone al gas lacrimógeno. Claramente, es una manifestación anárquica y desorganizada.
En 2001 varios estados brasileños sufrieron una prolongada huelga policial. Cuando ésta sucede, como tuvo lugar en Ecuador, el crimen se incrementa inevitablemente, como sucede en los casos de catástrofes naturales que imposibilitan la acción de la fuerza pública, como sucedió en los EEUU con el huracán Katrina y en Chile con el terremoto.
Al Presidente Cardoso no se le ocurrió ir a someter o convencer a los huelguistas, sino que, tras largas conversaciones, las fuerzas de seguridad nacional y las fuerzas armadas dieron seguridad hasta que la huelga se fue solucionando.
Tras su fracaso inicial y la reacción violenta, Correa, que es un político de raza, transformó el motín en intento de golpe, acusando a la oposición de orquestar los hechos, mientras ésta apoyaba al presidente.
Sobre estas declaraciones fueron convocados los presidentes de UNASUR, cuya rápida reacción confirmó ante el mundo que lo estaba sucediendo en Ecuador era un golpe militar -no es fácil diferenciar un uniforme policial o militar en una breve imagen televisiva- y que la democracia ecuatoriana estaba en riesgo.
Honduras sufrió una grave crisis institucional en 2009, la que fue calificada de golpe de estado por la mayoría de los presidentes de América del Sur. Ecuador sufre ahora un motín policial, que también es presentado como golpe de estado.
La región tiene por primera vez en décadas una perspectiva positiva. Se combinan los éxitos económicos con cierto progreso social, aunque siga siendo la región del mundo con mayor desigualdad social; la democracia es el sistema político de toda América Latina salvo en Cuba, aunque con fuertes avances hacia el autoritarismo en algunos casos. Por estas razones, la afirmación de que en Ecuador ha tenido lugar un intento de golpe y no un motín policial es percibida como un retroceso.
Pero el domingo tiene lugar la elección presidencial en Brasil, el país más grande en población, territorio y PBI de América Latina, y el probable triunfo de Dilma Rousseff mostrará que en esta región es posible el cambio social y el crecimiento económico en democracia y eso será más relevante que el desgraciado episodio que acaba de suceder en Ecuador.
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