martes, 26 de octubre de 2010
RELATO, PODER Y BALAS
Lo que vendrá
Para distintas expresiones genuinamente kirchneristas –integren o no el Frente para la Victoria- resulta crucial el control de los ríos interiores de los medios.
Sobre Mariano Ferreira y las balas asesinas, por ejemplo, en un canal oficialista se dijo que, además del impulso del duhaldismo, ‘se dio en coincidencia con nuevas presiones del FMI para imponer ajustes a escala planetaria’.
Es que –agregan- los ejes mediáticos apuntan centralmente a la preservación del dominio burgués por sobre cualquier otra consideración. ¿Y la libertad? Para ellos, solo se alcanzaría asumiendo las riendas de la producción de contenidos, tanto aquí como en otros lugares de América Latina.
La pregunta es: ¿cómo lograr el objetivo en esta etapa, sin el impulso de un proceso de acumulación capitalista -con fines expresos u ocultos de anticapitalismo ulterior- destinado a quebrarle el espinazo a los ‘colonizadores culturales’? Para eso están los amigos ‘asociados’ a los fines de los estados nacionales y populares.
Pero hay otros fundamentos: en palabras del ex diputado y aliado K, Carlos Raimundi, se trataría de “quebrar la colonización cultural que pretende imponer el criterio de que vivimos en un mundo globalizado (y) hay que profundizar los avances tecnológicos que permiten la comunicación en tiempo real y las grandiosas operaciones financieras online”, subrayando que las cinco sextas partes de la humanidad serían poco menos que ceros a la izquierda.
No debería negarse lo evidente: hasta en el poblado más remoto y carenciado del planeta crecen exponencialmente los consumidores de noticias y de espectáculos genuinos, con honda repercusión popular. Es que la globalización surge de los avances de la ciencia y de la técnica, objetivamente ‘democratizados’..
Discursos análogos al comentado tienen creciente inserción mediática tanto en la prensa tradicional como en la autodescripta como alternativa: ¿ cómo y por qué avanza, por ejemplo, la difusión de presuntas o reales demandas de supuestos defensores de causas del tipo de las que enarbola el indigenismo, aparentemente invisibilizado adrede por parte de los herederos de un aducido genocidio?
No parece casual, entonces, que el mencionado dirigente, aliado del gobierno, sostenga que “la aparición en escena de los pueblos originarios pone en palabra un relato diferente”, remarcando que “la pugna por el territorio que reclaman como propio tiene una implicancia dineraria”, con expresa alusión a los enemigos ‘pooles’ de siembra. Otra vez, la pelea por el megáfono.
Pero, ¿y si, en cambio, tuviese razón el ecuatoriano Correa al aceptar el aporte de EE.UU. –técnico y ‘metálico’- para frenar el narcotráfico fronterizo (léase las FARC), marcando igualmente a fuego a ciertos grupos que enarbolan reivindicaciones solo en apariencia indigenistas, convirtiéndose en virtuales caballos de Troya de los mercaderes del crimen organizado?
Ya se dijo que el Plan Colombia, impulsado por el ex presidente Uribe en su país en franca alianza con Washington, hizo disminuir la posesión por parte de las FARC de cerca de 200.000 hectáreas otrora dedicadas a plantaciones de coca. ¿Buscan nuevos enclaves montados en reivindicaciones territoriales “históricas”?
¿Golpeado por Obama o por el narco? Correa avanzó en la clarificación del rol norteamericano el 30-S dejando estupefacto a Chávez, justo cuando el bolivariano recibió un cachetazo español por el tema de la ETA.
Retomando el escenario estrictamente local, ¿se advierte o no el potencial negativo del informe del GAFI sobre nuestros presuntos incumplimientos en términos de combate al lavado de dinero? Por último, ¿habrá que pelear con el mensajero, o cambiar? Un fantasma ‘inventado’ distrae acerca de los verdaderos enemigos.
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