miércoles, 28 de marzo de 2012
LA FAMILIA
INSTITUTO DEL MODELO SOCIALCRISTIANO ARGENTINO
I. M. S. C. A.
ORGANO DE FORMACION POLITICO DOCTRINARIA DEL
PARTIDO DEMOCRATA CRISTIANO ARGENTINO
Escuela “DAR”
*
EN DEFENSA DEL MATRIMONIO Y LA FAMILIA
La identidad de nuestras familias está siendo atacada en sus raíces. La familia es la base de la sociedad e incluso de la naturaleza humana y es preciso por ello defenderla de aquellos que ejercen una poderosa presión mediática, económica y política y cuyo objetivo es cambiar la definición misma de familia y de matrimonio.
El matrimonio, es la institución permanente que protege a la mujer para que, al unirse a un hombre y volverse madre, no quede desamparada junto con sus hijos, que necesitan protección, mantenimiento y educación. El matrimonio asegura que ni la madre ni los hijos puedan ser abandonados irresponsablemente por el padre o este lo sea por aquella.
No hace mucho, la sanción de normas que dieron “legalidad” a uniones “nuevas” que pretenden igualarse al matrimonio, pero que no son base natural de la familia, atacó gravemente a esta institución natural y social, de primerísimo importancia para asegurar la continuidad de la sociedad humana.
Ahora, las reformas proyectadas por las autoridades gubernamentales ejecutivas, configuran un nuevo ataque que, unido a la falta de respeto de la “vida humana por nacer”, nos pinta un panorama de sociedad enferma que se auto agrede.
Es obligación del PARTIDO DEMOCRATA CRISTIANO, la defensa de esta institución fundamental y, ante estos ataques, reaccionar en forma aleccionadora, siendo por ello que el IMSCA y la Escuela “DAR”, comienzan con la entrega de una serie de documentos y artículos doctrinarios, que darán base sólida a esta actitud de defensa que la actividad político-partidaria, hoy requiere.
Conviene pues, inicialmente y como es ya nuestra costumbre, recordar algunos párrafos extraídos de nuestra Declaración de Principios y que habrán de conformarse en suficiente preámbulo de este ciclo.
“…Para quienes tienen conciencia de su dignidad de personas y de ciudadanos no sería dudosa la elección si sólo se tratara de dos planteos total y perfectamente diferenciados. Por desgracia, es característica del desorden contemporáneo la confusión de límites entre las causas buenas y las malas; así se ve a menudo cómo el aferramiento a fórmulas caducas del liberalismo favorece la opresión económica y la inseguridad social, e inversamente, cómo la búsqueda desesperada de la justicia conduce, a veces, a la pérdida de la libertad…
…Este deber cívico es también una obligación de testimonio y un mandato de caridad, que no se pueden cumplir suficientemente con la sola labor doctrinaria, pues su propia razón de ser está en su realización práctica.
Ello significa la necesidad permanente de actuar en el terreno político, necesidad más justificada aún en nuestros tiempos y en nuestra Patria, en que la política en sentido amplio es el cauce natural para solucionar los problemas temporales de la comunidad…
…Las instituciones fundamentales que lo integran son: la familia, célula primera de la vida social; las asociaciones intermedias, el sindicato y la asociación gremial, institución primera de la actividad profesional del hombre; el municipio, base primera de la vida política, el cual se amplía en la provincia; el estado, organización jurídica de la sociedad; y la Iglesia Católica Apostólica Romana, con el debido respeto a las demás confesiones religiosas. A su vez, la República como Nación participa de la organización supranacional que abarca a todos los países del orbe.
Estas instituciones implican diversos tipos de actividad humana, a través de cuya realización el hombre alcanzará su propia vocación. Tales funciones son: la política, con la cual se forma la conciencia cívica de los ciudadanos y por la cual el pueblo participa en los partidos y en el Gobierno, eligiendo sus autoridades; la educacional, por medio de la cual el hombre procura su desarrollo cultural; la económica, que le permite subvenir a sus necesidades; y la religiosa, por la cual se favorece su diálogo con Dios…
… La persona humana es un todo complejo y unitario, compuesto substancial de espíritu y materia; pero, lo que le da su alto sentido de nobleza es su espiritualidad. De allí que los objetivos espirituales del hombre deban prevalecer sobre los materiales y que todos los bienes de que pueda gozar en el tiempo sean sólo medios necesarios para que libremente alcance su fin último.
De su naturaleza y de sus fines surge que la persona posee un conjunto de deberes y derechos fundamentales. Los deberes se sintetizan en orientar todo su desarrollo hacia su destino eterno. Los derechos –que ningún poder humano puede desconocer, menoscabar ni suprimir- comprenden todo aquello que es indispensable al libre desenvolvimiento y a la plena perfección de la personalidad; tales el derecho a la vida y a la integridad espiritual y física; a la moralidad y a la religión; a la educación y a la investigación de la verdad; a la constitución de la familia y de otras sociedades legítimas; a la elección de estado y a trabajar en condiciones dignas, recibiendo una justa retribución; al buen uso de los bienes materiales y a la propiedad; a reunirse con sus semejantes y expresar libremente sus ideas y todos aquellos otros que la dignidad humana implica…
… La familia es el primer ambiente vital, formativo y compensatorio de las exigencias físicas y espirituales de la persona. Germen de toda convivencia, su órbita total se compone de dos sociedades parciales: la coyuntural y la paterno-filial.
Institución directamente emanada de la naturaleza, tiene por principio y fundamento el matrimonio, uno e indisoluble, que el Estado debe reconocer. Su constitución y prerrogativas fundamentales surgen de aquella y no dependen de la voluntad humana ni de factores económicos.
Base orgánica de la sociedad civil, su principio formal es la autoridad familiar, ejercida primariamente por el padre en comunidad con la madre. Sus derechos y deberes, inviolables por parte de toda potestad terrena, derivan de sus fines propios: unir a los esposos y por consiguiente, proveer a la transmisión legítima de la vida y a la educación de los hijos, al mismo tiempo que al mutuo perfeccionamiento de los cónyuges.
A las familias corresponden las potestades y obligaciones primarias respecto de la persona, con anterioridad y preferencia a cualquier otra institución. Su defensa y fortalecimiento no admiten sustituciones ni competencias que sólo producen su menoscabo y desintegración. Al Estado corresponde respetarla, protegerla y asistirla, procurándole los medios que le sean necesarios y convenientes para el cumplimiento de sus funciones espirituales, culturales, políticas, económicas y sociales.
La Democracia Cristiana reivindica para la familia los siguientes derechos: a la estabilidad, a la fecundidad, al respeto de su misión educadora, a la protección de su salud física y moral, a la seguridad, a la justicia distributiva, al espacio vital, a perpetuarse y a cumplir todos los deberes que la vinculen a Dios…
Hasta donde hemos aprendido, nuestro derecho consagra el respeto a los pactos y contratos que deben ser respetados y cumplidos por las partes contratantes, no pudiendo ninguna de ellas, por su sola voluntad, resolver la relación. Entendemos que este aspecto se agrava si el contrato es el referido a la “unión fundante de personas” que con ello dan origen a una nueva institución como lo es la familia.
Debemos estar preparados para el debate. El IMSCA y la Escuela “DAR”, habrán de acercar la mayor cantidad posible de material destinado a la información y formación sobre el particular, siempre dentro del marco principista y doctrinario del PDC, a su vez inmerso en el social cristianismo.
Dr. Guillermo Justo Favero
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