sábado, 24 de marzo de 2012

LLAGAS

24-03-12 | Reflexiones, por María Herminia Grande Las tres llagas argentinas Dos de las tres grandes heridas de la Argentina contemporánea tienen su día en el calendario, la tercera no. La brutal tragedia del último golpe de estado fue un 24 de marzo de 1976. La guerra de Malvinas fue el 2 de abril de 1982. El empobrecimiento del 60% de los ciudadanos argentinos no tiene fecha, pero sí responsables. Las tres produjeron horror, muerte, desapariciones. En las dos primeras sus víctimas fueron con el tiempo recuperando la identidad, aunque en ambos casos a treinta y seis años de uno, y a treinta de otro, aparecen aún indicios… hijos o nietos de, o algún ex soldado combatiente pululando, sobreviviendo en los suburbios de Montevideo. El proceso que vivió Argentina a partir de la dictadura de 1976 convirtió a un país que en el año 1972 estaba integrado por un 74% de clase media, un 4% de pobres, un 6% de desocupados y ningún indigente, en una fábrica de pobres. Pero lo cierto es que la dictadura fue clausurada por los votos de la democracia en 1983, pero el proceso de desaparición por empobrecimiento siguió su curso. Como dice Jorge Giacobbe, “veinte años después cuando mi generación fue la protagonista de la historia llegamos a un 60% de pobres. No conozco ningún pueblo que haya condenado al 60% de su gente al empobrecimiento. En esos veinte años a las conducciones políticas les importó un bledo de cada uno de nosotros, porque en ese 60% no hay familia alguna que no haya perdido a alguien. La mayoría jugó a las escondidas así llegamos al 60% de pobres y nadie fue… A esto se le debe agregar el endeudamiento externo por U$S 150 mil millones…”. Remata Giacobbe pidiendo que alguien le explique cómo llegamos a endeudarnos en U$S 150 mil millones y “matar” al 60% de la población… Si nos quedamos con el reflejo del día a día de nuestra coyuntura en donde el desorden social motivado por distintas tragedias cotidianas gana tapas de diarios tanto opositores como oficialistas, pensaríamos en una Argentina sin destino. Lo cierto es que contrariamente a ello, nuestro país busca su rumbo. Así como en la tragedia del 2000/2001 nadie golpeó la puerta de ningún cuartel, y el remedio fue tal cual lo previsto por las instituciones democráticas, y nadie pensó en ningún iluminado; hoy en medio de sus traspiés, la política vive un proceso de búsqueda en sí misma. El asombroso 54% obtenido por la presidente Kirchner y la deslucida performance de las oposiciones, no marca una ruta definitiva, dado que, una forma de hacer política se está “jubilando” y seguramente otra manera de pararse ante la sociedad desde la política, está naciendo. Hoy resulta más fácil identificar los nombres de quienes la sociedad jubiló en la política, que aquellos nombres que la sociedad está mirando para la política. En esta turbulencia se está produciendo un cambio. No es inocuo. El número de las victimas nunca coincidirá con el oficial; y nunca el resarcimiento será el justo. Sólo se acercará a este cometido si sobre el dolor producido e irreparable a las víctimas, somos capaces de transformarnos en una sociedad sin miedos y abierta a la vida.

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