jueves, 29 de marzo de 2012
SUBVERSIVOS
SAN MARTÍN, ROSAS Y PERÓN SOBRE LA SUBVERSIÓN.
Parece extraño vincular al General José de San Martín con la temática de la “subversión” tan propia de los tiempos modernos.
Pero no lo es tanto a pesar de los escasamente difundidos conceptos que oportunamente vertiera a través de su correspondencia.
Es más, a dicho enemigo lo identifica como “terroristas, comunistas y socialistas”.
San Martín residía en Francia hacia los años en que se desarrollaron los levantamientos en la ciudad de París de 1848, por lo que fue testigo directo de tales hechos, máxime cuando él seguía los acontecimientos políticos europeos y americanos como hombre de Estado que nunca dejó de serlo.
En carta al Mariscal Ramón Castilla, presidente del Perú, denunciaba hacia el 11 de septiembre de 1848: “…las máximas de odio infiltradas por los demagogos a la clase trabajadora contra los que poseen…” agregando que “…El porvenir inspira una grande desconfianza…donde todos los habitantes…desean ardientemente el gobierno del sable militar a caer en poder de los partidos socialistas…”.
En otra carta dirigida a la máxima autoridad del país hermano con fecha 14 de noviembre de 1849 le escribía: “La situación, en general, de este viejo continente, sigue en el mismo estado de agitación que anuncié a Ud. en mi anterior…De todos modos, resta la gran cuestión del socialismo, cuestión vigente y que los hombres del desorden entretienen a las masas, tanto por los clubs como los millares de panfletos”.
Curiosa aún cuando no extraña la feliz coincidencia con los conceptos que el Brigadier Juan Manuel de Rosas vertiera en una carta del 25 de septiembre de 1871 a doña Josefa Gómez en la cual decía: “Hablo de la Internacional comunista que se declaró atea, reunida en Londres, en Julio de 1869. Quiere la abolición de los cultos, la sustitución de la Fe por la ciencia y de la justicia divina por la justicia humana. La abolición del matrimonio. La Internacional, es una sociedad de guerra y de odios, que tiene por base el ateísmo y el comunismo. En cuanto a sus reglas de conducta son la negación de todos los principios sobre los que descansa la civilización”.
Pasaron las décadas pero la subversión no por ello dejó de manifestarse y la Argentina fue uno de sus blancos predilectos. Fue así que hacia el 19 de enero de 1974 el ERP atacó la guarnición militar de la ciudad de Azul con el asesinato de un soldado de guardia, heridas a un suboficial, el doble crimen del jefe de la guarnición el Cnel. Gay y su esposa y el secuestro, prisión en “cárcel del pueblo” y ejecución del Tcnl. Ibarzábal. Por ese entonces el Teniente General Juan Domingo Perón presidía el gobierno argentino y no hesitó en difundir el Radiograma G6777 del lunes 21 de enero y dirigido a los comandos, organismos y unidades de las FFAA con Prioridad “F” por el cual, a la vez que denunciar la agresión integral de los facciosos, y su represión en aras a lograr una revolución en paz (sic) y para hacer que “…el reducido número de psicópatas que va quedando sea exterminado uno a uno para el bien de la República…”. Haciendo saber a los cuadros que “…en esta lucha no están solos, sino que es de todo el pueblo que está empeñado en exterminar este mal…”.
El día anterior hacia las 21 horas Perón dirigió un discurso radial y televisivo donde fulminaba a dicha “…partida de asaltantes terroristas…”, “…verdaderos enemigos de la Patria…”, y que no sólo se tratan de grupos de delincuentes sino de “…una organización que, actuando con objetivos y dirección foránea, atacan al Estado y las instituciones…”. En dicha alocución a la que concurrió con uniforme militar de grado calificó a los atacantes como “…delincuencia asociada a un grupo de mercenarios…” reclamando la participación activa de todo el pueblo argentino. Culminó su mensaje con la directiva de “…Aniquilar cuanto antes el terrorismo criminal es una tarea que compete a todos los que pretendemos una patria justa, libre y soberana…”.
Fácil es de advertir como estos estadistas y militares argentinos supieron coincidir respecto del concepto y primacía del orden político frente a las agresiones “terroristas, comunistas y socialistas” y subversivos en general marcando una línea histórica que jamás podrá ser desmentida pese a los discursos y relatos en los círculos de pretendidos intelectuales (“circuleros” que le decían en el siglo XIX en tiempos de la Confederación Argentina) como a las operaciones de lavado de cerebro de los medios masivos de comunicación.
(nota: la correspondencia del Libertador puede consultarse en “El Gran Mariscal del Perú Ramón Castilla y sus vinculaciones con el General San Martín”, Buenos Aires escrito por Raúl Aguirre Molina en concordancia con “Biblioteca Ayacucho, “San Martín – Su correspondencia 1823-1850, Editorial América-Madrid, 1919)
Rodolfo Jorge Brieba
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