domingo, 30 de marzo de 2008

PROFESIONALES DE PIÑAS E INSULTOS

Profesionales del puñetazo y el insulto
Esta gente lleva en su interior el odio de los desclasados, el estigma del zanjón en donde se procrearon y aunque lograron hacerse de una migaja arrojada por el demagogo de turno que los usa para sus fines, nunca podrán desvirtuar esa oquedad en sus almas.

Por Jorge Omar Alonso
¿Es posible Argentina con esta dirigencia política? ¿Tenemos salida? O ¿adonde vamos a llegar? Todos estos interrogantes se me planteaban al mirar las fotografías de La Nación del jueves 27 de marzo, en las cuales se mostraba por un lado a un grupo de forajidos desencajados tomándose a golpes en Plaza de Mayo, y sobre la nota de Beatriz Sarlo los rostros distorsionados por una irrecuperable y patológica furia mezclada con un idiota triunfalismo, que exhibían D’Elía y un par de sus compinches.

¿Qué hazaña estaban celebrando? Son los profesionales de la provocación y el atropello, del puñetazo y el insulto. Recuerdo especialmente el rostro del piquetero esbirro del kirchnerismo en las filmaciones de los noticieros: rostro tenso, expresión de odio compulsivo y la mirada turba buscando donde volcar la ira.

Esta gente lleva en su interior el odio de los desclasados, el estigma del zanjón en donde se procrearon y aunque lograron hacerse de una migaja arrojada por el demagogo de turno que los usa para sus fines, nunca podrán desvirtuar esa oquedad en sus almas. Son los rostros de la canalla siempre pronta para la agresión. Los limítrofes de la política. El patoterismo que rodea a la Presidenta.

¿Qué calidad institucional puede exhibir un país cuyos gobernantes, hacen uso de esta patulea para acallar el clamor de la opinión pública? Es que son mano de obra barata porque llevan incorporado el rencor cerril de su clase. Pero mano de obra no confiable porque en todo caso si no son colmados, podrán mostrar la cerviz a otro amo.

El mundo entero nos está mirando. Nos estamos presentando ante su vista como lo que somos, porque evidentemente somos en la medida en que encarnamos esta tragedia. Y nuestras instituciones están determinadas por lo que hacemos de ellas, porque nosotros las conformamos.

Estamos condenados a repetirnos en la mediocridad y en el retroceso. Y la imagen de esa mediocridad quedó patentizada en la ubicación y los saludos casi triunfales que le dedicó el adocenado grupo de políticos oficialista en el acto del gobierno al agresor D’Elía, como que para el diputado Agustín Rossi dicho patotero es un egregio dirigente de importantísimos logros sociales. Con personajes así no lograremos conformar instituciones lúcidas ni edificar una democracia colectiva. Somos como sociedad un absurdo políticamente hablando y llevamos como lastre aquellos elementos extra-sociales irrecuperables.

Jorge Omar Alonso
DNI 5.188.676
La Plata

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