sábado, 27 de diciembre de 2008

GENUFLEXOS DE BILLETERAS

La Nueva Provincia - 27-Dic-08 - Opinión
http://www.lanueva.com/edicion_impresa/nota/27/12/2008/8cr034.html

La patraña de la mentira institucionalizada

Aunque poco a poco, la ciudadanía va desarticulando la patraña de la mentira institucionalizada por el actual gobierno, pero a un inmenso costo. La vida de la gente no vale nada. Como un estigma de esta patraña, una horda de delincuentes, muchos precoces y otros no tanto, asuelan las calles, se meten en las casas de quienes trabajan y producen, y tiñen de sangre y muerte la sociedad.
Aquellos imberbes de pocas luces, que expulsara Perón de la Plaza de Mayo, hoy ostentan importantes cargos en el gobierno K y parecen haberse quedado en aquel pasado que aún no pueden digerir. Si ideológicamente se quedaron con sus incumplibles utopías, allá ellos. Lo que no tienen derecho es a martirizar a la sociedad con toma de decisiones equivocadas o mentirosas, invocando la legalidad que un crédito electoral conseguido (de votos cautivos en un alto porcentaje) les otorgaría.
Los funcionarios, en muchos casos, están hechos de cartón pintado, con los ojos y los oídos apuntando hacia Olivos y actúan en consecuencia, aun a sabiendas del error. El Poder Ejecutivo tiene presas las instituciones de su billetera y al Poder Judicial en particular, presionado por un Consejo de la Magistratura adicto.
Lo más grave es que cada vez más se pone en evidencia que el Poder Judicial, aquel que tendría que resguardar los derechos de todos y cada uno sin importar la línea de pensamiento que sigamos o la situación social por la que atravesemos, cada vez se ausenta más, producto de esas presiones políticas.
Hoy, el garantismo (que no se sabe bien qué es) se ha adueñado de las declaraciones y las acciones de muchos jueces y fiscales y, al menos en forma temeraria, en los dichos de las máximas jerarquías judiciales.
Digo que no se sabe bien qué es porque la Constitución y muchas leyes menores proveen a los jueces las herramientas necesarias (con creces) para dictaminar cuándo se produjo un delito y cómo castigarlo. Lo único que parece claro es que es más importante el victimario que su víctima, según este precepto. Un verdadero desatino.
Hace poco, la procuradora general de la Provincia de Buenos Aires (la doctora Falbo) declaraba que "los chicos salen a robar y no a matar". La cosa no terminó allí, porque salió a escena la jueza de la Corte Suprema doctora Carmen Argibay, indicando que, en un reciente fallo, "la Corte protegió a los chicos de convertirse en blancos móviles de la policía si salen en libertad", haciendo mención a la no liberación de 60 menores de 16 años detenidos en el instituto San Martín, acusados de diferentes delitos penales.
Ahora resulta que aquellos que atentan contra los bienes y la integridad de las personas en forma constante son los blancos móviles.
La jueza lo dice, seguramente, porque su custodia personal los debe tener muy alejados de Su Señoría y para ella no son peligrosos. Debería preguntar a la familia del ingeniero Barrenechea, a los papás del joven Rodolfo González (18 años) que fue a jugar al fútbol y lo mataron o a los familiares del ingeniero Rosujovsky (asesinado el 5 del corriente en San Miguel) para robarle la plata del sueldo de sus empleados, sólo por tomar algunos de los casos más resonantes, porque hay miles que sufren las mismas consecuencias. Esos sí fueron "blancos móviles del gatillo fácil". Gatillo fácil de la droga, el "estamos jugados" y no sé cuántas insensateces más que a diario se escuchan.
Al comienzo de esta carta, hablaba de aquellos imberbes de pocas luces. Dejo constancia que esa frase es del general Perón. Ahora, en un gobierno compuesto por muchos de aquellos jóvenes, "sin luces", como decía Perón, ¿qué se puede esperar?
Estamos acostumbrándonos a escuchar a la presidenta en apasionados, confusos y largos discursos, hablando y explicando de millones y millones a repartir (la plata de los jubilados), entre empresarios amigos "sonrientes y aplaudidores" y faraónicas "obras públicas" para paliar la crisis.
Pero, cómo, ¿no era que la Argentina no necesitaba plan B para enfrentar la crisis global? ¿Que la crisis no nos iba a alcanzar? Por lo menos, eso fue lo que dijo en Estados Unidos hace poco, reiterando, entre otras cosas, que la culpa la tiene el FMI, con su habitual soberbia a cuestas. Hoy, debemos estar por el plan D, por lo menos, y tal vez habrá más.
Ya en el olvido y de las mentiras de este gobierno, quedó el mayor error político de querer "cargarse" a los chacareros con la mentira de asegurar el precio de los alimentos para la mesa de los sectores más desposeídos. Le negó al país el ingreso de muchos dólares producto de las ventas del agro, simplemente por no poder adueñarse del patrimonio de esas gentes, dólares que hoy servirían para enfrentar este descalabro financiero.
Todos los especialistas coinciden en que la inseguridad se incrementará de la mano de la profundización de esta crisis. Si el gobierno nacional, el provincial y el municipal siguen mirando por "h" o por "b" para el lado equivocado y diciendo para sus adeptos "agradables" discursos, en lugar de hacer lo que corresponde, como habitualmente se dice en la tribuna: "estamos al horno", a merced de los delincuentes menores de edad y de los no tan jóvenes, muchos de los cuales salen de las cárceles con una "pulsera" de regalo.
Como ven, no es ensañarse con nadie ni declarar a ningún delincuente "blanco móvil". Es, simplemente, dar a las fuerzas de imponer el orden las herramientas, la logística y el apoyo incondicional para que nos protejan a nosotros, los que queremos vivir y trabajar en paz.
Por nuestra parte, tenemos, en unos meses más, en octubre, en nuestro horizonte, la posibilidad de empezar a cambiar la realidad y, sobre todo, esta parte de la historia, esta historia K que nos agobia. Necesitamos intendentes, concejales y legisladores que representen nuestros intereses como sociedad en forma genuina y no los que hoy tenemos, genuflexos de la billetera oficial.
Votemos inteligentemente, entonces.

Ing. Carlos Pellegrini
Bahía Blanca

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