lunes, 22 de diciembre de 2008

NAVIDAD

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Navidad
Me visto de Papá Noel (me da el piné para hacer de tonto, jo-jo-jo) y les traigo un regalito para el pesebre: La oposición.
Porque esta es la sexta Navidad con los Kirchner, ya fueron demasiados milagros…

Por Juan Carlos Sánchez


Seis milagros de Navidad, ¡Por Ti, Señor (corresponde ¡Por Dios! pero a Él le digo), ya basta, gracias…!
En 2004 (cenábamos con Claudio Escribano de La Nación en casa de Pachún Barreiro en Rafaela) intentamos como juego anticipar la fecha en la cual Néstor Carlos Kirchner renunciaría a un cargo que le quedaba demasiado grande y al cual llegó por milagro. Nos equivocamos, no confiamos en Dios, por otros muchos milagros aún gobierna.

Es inexplicable desde la lógica y la política, explicable desde el fraude y el clientelismo y desde la milagrería. También lo es desde la inexistencia de voluntad de oponerse de la oposición.
Cuando Kirchner llegó a la Rosada traccionado por Eduardo Duhalde (que reconoce su error en una nota de La Nación del 21 Dic 08) con apenas un 6% de votos propios y toda una historia de desmanejos y corrupción ineficaz y una pobre experiencia de gestión, todos lo supusimos un hombre de transición que, dócil al bonaerense que lo entronizó, manejaría la crisis residual hasta el advenimiento del estadista que llevaría a la Argentina hacia la respetabilidad del mundo. Todo fue al revés, Kirchner banalizó la vida humana, la familia, las instituciones de la República a las que adquirió a precio de vileza de sus integrantes, potenció colectivos mínimos, ruidosos y anormales, pervirtió la historia, traicionó a Duhalde, persiguió (y persigue) a Menem -el mejor presidente del mundo según dijo pocos años antes-, invistió a Hebe de Bonafini (ni buena ni fina) de la dignidad de Madre de todos los argentinos, se peleó con todo el mundo, destruyó su propio partido y terminó siendo reelecto en la persona nada presentable de su cónyuge. Toda una aventura política, una sucesión de milagros cuya explicación habrá que buscarla en la imaginería fantástica.

Mientras la Nación se derrumbaba pese a las favorables condiciones internacionales -caía moral e institucionalmente con acumulación de divisas- la oposición creía que la era Kirchner terminaba y que podría sucederlo. Craso error alimentado y manipulado por el mismo presidente. Así fue que se fabricaron candidatos -Lavagna el modélico- que se presentaron todos separados bajo el mismo lema: ¡Acabemos con Kirchner!
Él fue en bloque con su esposa, Cobos, el movimiento obrero, el campesinado productivo, los industriales y comerciantes y los colectivos sociales y se autoimpuso en Cristina. A poco re-traicionó a sus aliados y devino la crisis del país federal encabezado por el campo, las protestas obreras, las denuncias de la izquierda formal que alguna vez participó de los colectivos transversales kirchneristas y la desesperación de los industriales y comerciantes.
La oposición siguió (y sigue) desgranando su discurso vaciado de praxis dejando a disposición de la lapicera oficial el conteo de los votos futuros. Para que esta Navidad nos traiga un milagro en serio -¡A Vos te lo pido, por Vos, Señor…!- empecemos por provocarlo elaborando un nuevo pacto social que no sea ni liberal ni marxista sino nacional y popular, con grandeza moral -capacidad de renunciamiento y honradez- y sinceridad.
Me pongo el gorro de Papá Noel y empiezo a pensar… Tal es mi aporte.


Inventar la oposición

Inteligentemente Néstor Carlos Kirchner apenas iniciado su gobierno inventó su oposición. La fraccionó atacándola por partes. Los represores del Proceso de Reconstrucción Nacional (golpe del ’76) los primeros y los lleva contra los palos aunque sin profundizar y con la legislación internacional y nacional en contra. A Kirchner los procesistas lo tienen sin cuidado, lo que le interesa es el resultado mediático de las actuaciones y lograr la adhesión de grupúsculos residuales del terrorismo a los que enriqueció.
Inmediatamente luego arremetió contra la Iglesia Católica en la persona de dos obispos: El Cardenal Bergoglio y Mons. Baseotto pero elípticamente pues su primer movimiento fue contra la vida humana con lo cual sumó los colectivos pro abortistas, gay, travesti y cuantas otras minorías anormales circulan. Siguió con institutos republicanos paradigmáticos: Las FFAA, las de seguridad.
Luego le llegó el turno a los partidos políticos, tan depreciados a esa altura de la historieta que fueron presa fácil; el FMI, los EEUU y acabó con la lista de posibles opositores pero al punto advirtió que tenia en contra la mayoría del pueblo que debía gobernar. Espasmódicamente golpeó al campesinado y al país federal, al Vicepresidente que él mismo eligió para su esposa y últimamente a los jueces federales que aplicaron la ley con timidez. Ya nada le queda a favor. La retirada es inevitable, la forma aún no está definida. Es de esperar que no sea gravosa para los ciudadanos porque el fantasma de los saqueos ya conmueve el oeste del gran Buenos Aires, la tropa civil propia (de Kirchner) está armada y si esto acaba mal puede ser con una matanza entre hermanos.

El plan de Kirchner hubiera funcionado dentro de un plan estratégico del cual el patagónico es incapaz. De haber generado políticas de adhesión transversal (su primer amague) se hubiese consolidado, empero solamente atendió a la necesidad de superar el magro 6% de votos propios que obtuvo en su primera elección y lo hizo adquiriendo socios transitorios con cargo al presupuesto nacional. No miró hacia delante ni le interesó el país. Su movimiento más patético fue poner en la primer magistratura a su esposa, una pobre muchacha inexperta y arrogante a la que tiene que poner sobre un avión con cualquier destino internacional cada vez que el horizonte se oscurece.

La historia analizará lo que fue la administración Kirchner, la lectura de las noticias cotidianas enmarcan el fenómeno de un hombre que jamás debió gobernar y que sin embargo se sucedió a sí mismo luego de cuatro años y medio de caos. Increíble.
Su único mérito -pobre mérito- fue dividir la oposición tal como lo hizo con la comunidad nacional.


Construir la oposición

Hoy ya casi todos son opositores. Pocos quedan capaces de digerir que un esposo sea el presidente no electo de la Argentina y gobierne en lugar de la PresidentA. Y menos aún que lo haga desenfadadamente exhibiendo la ilegalidad como un éxito personal. Es una cachetada a la república y una burla institucional. ¿Un gobierno de facto en democracia…?
Esta masiva oposición que hace que entre ambos -miembros del matrimonio presidencial- no alcancen en las mediciones la mitad de la adhesión de los opositores entraña un peligro: El amontonamiento.

La experiencia vivida no hace tanto tiempo demuestra que los agrupamientos sin unidad de concepción hechos a los solos fines electorales terminan mal y el mejor ejemplo no es el ex Presidente De la Rúa sino Néstor Carlos Kirchner, heredero del caos y constructor de otro peor.
El Dr. De la Rúa no pudo gobernar por muchas razones, algunas personales, otras institucionales. Kirchner pudiendo gobernar, no lo hizo. Es que un presidente no se improvisa y esa es la culpa que reconoce Eduardo Duhalde y que ahora intenta lavar.

¿Qué puede resultar de una alianza entre Carrió y Macri por ejemplo? ¿O entre Cobos y Felipe Solá? Solamente hay dos posibilidades: Un pacto de la Moncloa a lo argentino que de resultado o un nuevo caos. Todo depende de las coincidencias previas, de la unidad de concepción para la unidad de acción tal como lo enseñaba Perón que algo sabía del tema.
Cobos es un hombre con experiencia de gobierno y de probada entereza moral. Solá también, Carrió tiene discurso sabio aunque oscilante, Macri está aprendiendo. Quedan más opciones.
Rodríguez Saá administra su provincia con excelencia, De la Sota mostró su fuerza de voluntad a lo largo de años de lucha política, Carlos Reutemann goza de prestigio, tiene experiencia sobrada y es irreprochable tanto en su vida pública como privada. Supongámoslos a todos juntos contra Kirchner. Chau pingüinos pero… ¿para qué?

Cuando hace años desde esta columna y en cuánta reunión se me dio la oportunidad sostuve que la política del futuro se desarrollará a partir de los grandes temas instalados en la comunidad, la vida el primero.
La debacle moral argentina era previsible y la crisis internacional una lejana posibilidad. Ambas ocurrieron y ocurren y aquél aserto temprano se consolida. La discusión no puede ni debe pasar por las candidaturas o los temas de coyuntura, está probado que así no funciona nada bien. Hay que debatir y acordar sobre los grandes temas, repito, la vida humana y su respeto irrestricto primero porque de allí emergerá el cuidado que tengamos de la dignidad de cómo debe ser vivida. La salud de las instituciones, la verdad histórica y la justicia. Entonces recién será lícito y lógico nominar los candidatos procurando que sean los más hábiles para conducir la nueva etapa de recuperación de la Argentina.
Hemos retornado a la “etapa de las ideas” como en 1982/83 y 88/89. También de esto alguna vez charlamos.

Lo que en síntesis significa que retrocedimos hacia una nueva crisis, que perdimos otra oportunidad histórica. Y todo por mal gobernados y mal opuestos.

Es Navidad, pongamos en el pesebre la cartita con el pedido de regalo al Niño Dios. No pidamos que el gobierno mejore, Jesús pudo resucitar a Lázaro… ¿pero a Cristina…? Una cosa es milagro y otra fantasía.
Más bien pidamos, pensando en el futuro cercano, que nos dé la Gracia de construir una buena oposición. Con ella revivirá la esperanza.

Feliz Navidad a todos, alégrense, dicen los viejos que todo niño llega con el pan bajo el brazo. Suele no ser cierto pero este Niño viene con un voto bajo el brazo.
Aprovechémoslo.


E-mail del autor zschez@yahoo.com.ar
22 Dic 08

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