martes, 27 de julio de 2010
LA NEGACIÓN
La negación como estrategia
por Ricardo Medrano
ricardo.g.medrano@hotmail.com
A pesar de las muchas veces que los máximos representantes del gobierno de Cristina Fernàndez dan rienda suelta a su verborragia, se cuidan muchísimo de no legitimar con las palabras hechos que aunque evidentes siguen fuera del discurso oficial sobre la realidad nacional.
Tantas vueltas dan a veces los voceros oficiales que se han convertido en verdaderos expertos de los eufemismos, si bien en la práctica las palabras usadas no son más que sinónimos de los problemas acuciantes siguen sin nombrarlos, en la vana esperanza de hacer desaparecer aquello que no pueden solucionar a fuerza de negarle legitimidad a través de la palabra.
La terrible situación que se vive en distintos puntos del país con la creciente ola de inseguridad que ha sesgado vidas y repartido dolor entre miles de familias para el Gobierno central no es otra cosa que una “sensación” que es fomentada por los medios. La inflación existente para todos los argentinos que tiene la costumbre de comer todos los días para el gobierno de Kirchner no es más que una simple reacomodación de precios, típica en los casos de países, como el nuestro, que transitan un periodo de gran bonanza.
El tema en boga por estas frías fechas es la falta de gas, para calefaccionar hogares, para movilizar la industria y para proporcionar a las franjas de población más carenciadas garrafas de las llamadas “populares”.
Por supuesto, como no podía ser de otra menara, esta falta de combustible que fue ocultada primero, negada después y finalmente ante la más que evidente realidad se reconoció como una “falta momentánea” por parte de las autoridades, aunque escudándose en el hecho puntual de que en la Quiaca hizo más frío que en la Antártida, como si de alguna manera el frío de julio debería ser frío pero no tanto, olvidando en el proceso que justo una semana ante la Argentina atravesaba el más benévolo de los inviernos en muchos años.
Esta falta de inversión y previsión es sin duda responsabilidad del Estado, para todo el mundo excepto para el Gobierno mismo, que en una muestra más de irresponsabilidad no termina nunca de asumir las responsabilidades que le atañen.
Tal es así que el interventor de ENERGAS asegura ahora que el problema con las garrafas no es por falta de previsión sino por el deseo desaforado de lucro de los comerciantes, y que gracias a la inestimable contribución de Guillermo Moreno todo está en vías de solucionarse.
Disertar sobre la abrumadora capacidad de Moreno par complicar y empeorar situaciones de por si complicadas sería un ejercicio fútil, pero en nombre de los miles de afectados por un problema real cabría esperar una señal de empatía por parte de los que se dicen miembros de un gobierno popular, ya que la negación sólo contribuye a incrementar la desazón.
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