martes, 27 de julio de 2010

RENCORES


Afloran rencores entre Uruguay y Argentina

por Gabriel Profiti

clima tenso volvió a instalarse en las negociaciones entre la Argentina y Uruguay por la supervisión de la pastera Botnia y el ecosistema del río Uruguay, pese a que hace unas semanas parecía todo encaminado a que las partes llegaran a un acuerdo rápido. Esa atmósfera rodea por estas horas a los cancilleres Héctor Timerman y Luis Almagro y sus colaboradores, quienes decidieron abrir un cuarto intermedio en las tratativas y volvieron a poner en guardia a los asambleístas de Gualeguaychú.

“Estamos en punto muerto, vamos a ver qué pasa en los próximos días”, revelaron fuentes del Gobierno uruguayo en medio del cruce de mensajes entre ambas administraciones vía Twitter y la prensa local.

Lo llamativo es que este estancamiento de las gestiones se da pese a que los Gobiernos saben que no les queda otro camino que acordar para recomponer definitivamente la relación bilateral nuevamente desgastada y llevar calma a Gualeguaychú.

Un punto que sigue generando fricción y es el que parece haber trabado el proceso es el control interno o no de la pastera UPM (ex Botnia) y quiénes serían los encargados de llevarlo a cabo. En este apartado Uruguay ha sido bastante ambiguo: si bien tanto el presidente José Mujica como su esposa y senadora, Lucía Topolansky, dieron por hecho la apertura de la planta, fuentes vinculadas con la negociación señalaron que no corresponde.

Los que se oponen señalan que el fallo del Tribunal de La Haya no obliga a Uruguay a abrir las puertas de Botnia, pero Argentina lo interpreta distinto. El artículo 266 del fallo, que habla de la “Continuidad de obligaciones: monitoreo”, sostiene que “las dos partes tienen la obligación de permitirle a la CARU, como el órgano conjunto creado por el estatuto de 1975, que ejercite sobre la base de los poderes conferidos en ese estatuto, su función de monitoreo de la calidad de las aguas del río y la evaluación del impacto de las operaciones de la planta Orion en el medioambiente acuático. Uruguay, por su parte, tiene la obligación del monitoreo continuo de la operación de la planta de acuerdo con el artículo 41 del estatuto y debe asegurarse del cumplimiento por parte de Botnia de las regulaciones domésticas, así como los estándares establecidos por la CARU”.

“Las partes tienen la obligación legal bajo el Estatuto de 1975 de continuar su cooperación a través de la CARU y permitirle que cree lo necesario para promover la utilización equitativa del río y la protección de su ambiente”, concluye. Como se ve, parece que Montevideo tiene la razón, pero sería lamentable que se aferre a esto y no acceda a un reclamo central de Argentina luego de haber avanzado en la construcción de una planta sin haber atendido la normativa conjunta como era el Estatuto del río.

Las fuentes uruguayas consultadas volvieron a hablar de que la soberanía se vería violada al acceder a ese pedido, pero aclararon que el tema es bastante más complejo de lo que trascendió a la prensa.

¿Otra vez Botnia traba un acuerdo como hizo aquella vez cuando Néstor Kirchner y Tabaré Vázquez habían decidido en Chile una tregua en la construcción de la fábrica y en el corte de ruta de Gualeguaychú para negociar? Se verá. Tal como ocurrió anteriormente, cuando la negociación no avanza con el tema Botnia también aparecen sobre la mesa otros componentes que no funcionan bien del vínculo desde hace años. Las fuentes de la administración Mujica dijeron que de los reclamos que Uruguay está realizando a la Argentina, la mayoría no está en vías de solucionarse.

Timerman y Almagro volverían a reunirse en los próximos días. Si no lo hacen antes, se verán las caras en Ecuador durante una reunión de cancilleres por la crisis colombo-venezolana.

Timerman confirmó por Twitter que estará en Quito, mientras que su par uruguayo tiene que resolver unos problemas de agenda, confiaron las fuentes consultadas. Ese encuentro sería pocos días antes de la nueva cumbre presidencial entre Cristina Kirchner y José Mujica prevista para el 3 de agosto durante la Cumbre del Mercosur en San Juan.

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