A DIEZ AÑOS DE LA MUERTE DEL DOCTOR RENE G. FAVALORO
Un 29 de julio del año 2000 acababa con su vida el cardiólogo argentino René Gerónimo Favaloro, arrinconado por la falta de recursos de su fundación generada por una fuerte deuda que el gobierno de Fernando de La Rúa mantenía con él. Deprimido por no conseguir que ésta se salde, Favaloro eligió dispararse un balazo en el centro del pecho, en el corazón que había sido el objeto de sus investigaciones de toda una vida. A modo de homenaje; y mientras un desvergonzado diputado de la ciudad de Buenos Aires, pretende construir un monumento al futbolero Diego "el Che" Maradona, reeditaré un artículo que escribiera tiempo atrás.
CORAZONES ABATIDOS
Por Juan de Dios González
Tantos corazones laten por la virtud de su maestría y su desinterés por lo insustancial, frívolo y material, que ante la apatía de muchos argentinos, quiso ejecutar una última intervención, intentando transformar los averiados corazones de sus compatriotas. Para ello, disparó al suyo, como si su hábil bisturí pretendiera practicar un último “by pass”, un “by pass” a la concordia, a la comprensión, a la solidaridad, a la honestidad y, fundamentalmente, despertar a un aletargado pueblo que no reacciona ante la impudicia y otras tantas máculas de sus gobernantes.
Hoy 29 de Julio, se recuerda el noveno aniversario de su fallecimiento del Dr. René Gerónimo Favaloro. Aún hoy, son muchos los que hablan con rostros de falso compungimiento sobre las condiciones y cualidades del afamado quirurgo, algunos de ellos, quizás, fueron los mismos que le cerraron sus despachos a sus justos reclamos, o quienes, desde la desaprensión e impericia, característica de nuestros representantes, dieron la espalda a una obra genial y benefactora.
La agudeza e ingeniosidad del Dr. René Favaloro permitió cambiar el destino de millones de personas con enfermedades coronarias. Fue el primer cirujano en el mundo que utilizó la técnica de desvío coronario para enfermedades arterioscleróticas del corazón, hecho que se concretó en el año 1967, en la Clínica “Cleveland” de Ohio (Estados Unidos). Un hombre notable en su género. El primero en practicar un transplante de corazón en la Argentina y en desarrollar una multitud de técnicas quirúrgicas que actualmente se utilizan en todo el planeta.
Agobiado por la desesperante situación económica y financiera en que se encontraba su Fundación, el domingo 29 de julio de 2000, René Favaloro se disparó al corazón con su pistola mágnum 357.
El dinero propio no era la motivación fundamental en su vida toda vez que declinó un contrato de trabajo de dos millones de dólares en los Estados Unidos en 1972 para regresar a su querida Argentina. Una vez de regreso el doctor Favarolo creo una Clínica y Fundación que proveía la oportunidad al médico de entrenarse en esta especialidad y al paciente de bajos ingresos de poder tener un lugar de cirugía de corazón abierto y trasplante de forma gratuita. Al momento de su muerte el Instituto de Cardiología y Cirugía Cardiovascular de la Fundación Favaloro tenia muchos aprietos económicos, producto en gran parte de las deudas que mantenían con ella diferentes entes gubernamentales, se dice que le adeudaban aproximadamente unos 18 millones de dólares. Muchas empresas privadas y del sistema social que se habían comprometido con su causa le habían retirado su apoyo. Favarolo se pasaba de puerta en puerta de burócratas mendigando el sustento económico de esta Fundación.
René Favaloro, nacido en La Plata el 14 Julio de 1923, fue magnánimo en su producción. Aunque hijo de un carpintero y una costurera, fue su tío Arturo, un médico, quien lo motivo a estudiar medicina. Favaloro creía que la medicina debe ser un servicio público que se ofrezca de forma gratuita, y que se debe mejorar significativamente el entrenamiento de los medicos. Hasta días antes de su deceso trabajaba doce horas al día. Escribió mas de 300 artículos científicos en revistas medicas. No tuvo hijos, pero crío los cuatro hijos de su hermano menor quien murió joven.
Entre los numerosos premios nacionales e internacionales recibidos por el cardiocirujano argentino pueden contarse: siete premios de la Academia Nacional de Medicina; Premio John Scott 1979, otorgado por la ciudad de Filadelfia, EE. UU.; The Gairdner Foundation International Award, otorgado por la Gairdner Foundation, 1987 (Toronto, Canadá) y el Gifted Teacher Award, otorgado por el Colegio Americano de Cardiología en 1992. Fue, además, nombrado Ciudadano Ilustre de Nueva Orleans (EE.UU.) y miembro honorario de la Asociación de Cirugía Torácica y Cardiovascular de Asia, de la Asociación Médica de Israel, las sociedades de cardiología de Ecuador, Perú, Bolivia, Panamá, México, Colombia, Uruguay, Argentina, República Dominicana y Chile, la Sociedad Argentina de Biongeniería y la Florida Society of Thoracic Cardiovascular surgends (EE.UU.).
Ha publicado Surgical Treatment on Coronary Arteriosclerosis (1970), Recuerdos de un médico rural (1980), ¿Conoce usted a San Martín? (1987) y La Memoria de Guayaquil (1991), De la Pampa a los Estados Unidos (1992), además de trescientos cincuenta trabajos de su especialidad. También es reconocida su labor como difusor de los conocimientos básicos para la prevención y el tratamiento de las enfermedades, a través de programas de televisión.
La partida del Dr. René Gerónimo Favaloro no debe ser en vano, ya no depende de él el éxito de su último “by pass”, sino de nosotros. Reaccionemos para que nuestros corazones sigan latiendo y para que su inmolación reciba el mas grande homenaje que sus compatricios podamos gratificarle: Un pueblo concienzudo y un gobierno íntegro, para que nuestros hombres y mujeres célebres puedan desarrollar su ciencia y capacidad, libres de perversas y sórdidas propensiones.
Nota confeccionada por René Favaloro antes de suicidarse
El Juez liberó la nota que dejó el Dr. René Favaloro antes de suicidarse. (Del Dr. René Favaloro/ julio 29-2000 - 14,30 horas)
Si se lee mi carta de renuncia a la Cleveland Clinic, está claro que mi regreso a la Argentina (después de haber alcanzado un lugar destacado en la cirugía cardiovascular) se debió a mi eterno compromiso con mi patria. Nunca perdí mis raíces.. Volví para trabajar en docencia, investigación y asistencia médica. La primera etapa en el Sanatorio Güemes, demostró que inmediatamente organizamos la residencia en cardiología y cirugía cardiovascular, además de cursos de post grado a todos los niveles. Le dimos importancia también a la investigación clínica en donde participaron la mayoría de los miembros de nuestro grupo.
En lo asistencial exigimos de entrada un número de camas para los indigentes. Así, cientos de pacientes fueron operados sin cargo alguno. La mayoría de nuestros pacientes provenían de las obras sociales. El sanatorio tenía contrato con las más importantes de aquel entonces. La relación con el sanatorio fue muy clara: los honorarios, provinieran de donde provinieran, eran de nosotros; la internación, del sanatorio (sin duda la mayor tajada).
Nosotros con los honorarios pagamos las residencias y las secretarias y nuestras entradas se distribuían entre los médicos proporcionalmente.
Nunca permití que se tocara un solo peso de los que no nos correspondía.
A pesar de que los directores aseguraban que no había retornos, yo conocía que sí los había. De vez en cuando, a pedido de su director, saludaba a los sindicalistas de turno, que agradecían nuestro trabajo.
Este era nuestro único contacto.
A mediados de la década del 70, comenzamos a organizar la Fundación. Primero con la ayuda de la Sedra, creamos el departamento de investigación básica que tanta satisfacción nos ha dado y luego la construcción del Instituto de Cardiología y cirugía cardiovascular. Cuando entró en funciones, redacté los 10 mandamientos que debían sostenerse a rajatabla, basados en el lineamiento ético que siempre me ha acompañado.
La calidad de nuestro trabajo, basado en la tecnología incorporada más la tarea de los profesionales seleccionados hizo que no nos faltara trabajo, pero debimos luchar continuamente con la corrupción imperante en la medicina (parte de la tremenda corrupción que ha contaminado a nuestro país en todos los niveles sin límites de ninguna naturaleza). Nos hemos negado sistemáticamente a quebrar los lineamientos éticos, como consecuencia, jamás dimos un solo peso de retorno. Así, obras sociales de envergadura no mandaron ni mandan sus pacientes al Instituto.
¡Lo que tendría que narrar de las innumerables entrevistas con los sindicalistas de turno!
Manga de corruptos que viven a costa de los obreros y coimean fundamentalmente con el dinero de las obras sociales que corresponde a la atención médica.
Lo mismo ocurre con el PAMI. Esto lo pueden certificar los médicos de mi país que para sobrevivir deben aceptar participar del sistema implementado a lo largo y ancho de todo el país.
Valga un solo ejemplo: el PAMI tiene una vieja deuda con nosotros, (creo desde el año 94 o 95) de 1.900.000 pesos; la hubiéramos cobrado en 48 horas si hubiéramos aceptado los retornos que se nos pedían (como es lógico no a mí directamente).
Si hubiéramos aceptado las condiciones imperantes por la corrupción del sistema (que se ha ido incrementando en estos últimos años) deberíamos tener 100 camas más. No daríamos abasto para atender toda la demanda.
El que quiera negar que todo esto es cierto que acepte que rija en la Argentina, el principio fundamental de la libre elección del médico, que terminaría con los acomodados de turno.
Los mismo ocurre con los pacientes privados (incluyendo los de la medicina prepaga) el médico que envía a estos pacientes por el famoso ana-ana , sabe, espera, recibir una jugosa participación del cirujano.
Hace muchísimos años debo escuchar aquello de que Favaloro no opera más! ¿De dónde proviene este infundio?. Muy simple: el pacientes es estudiado. Conclusión, su cardiólogo le dice que debe ser operado. El paciente acepta y expresa sus deseos de que yo lo opere. 'Pero cómo, usted no sabe que Favaloro no opera hace tiempo?'. 'Yo le voy a recomendar un cirujano de real valor, no se preocupe'. El cirujano 'de real valor' además de su capacidad profesional retornará al cardiólogo mandante un 50% de los honorarios!
Varios de esos pacientes han venido a mi consulta no obstante las 'indicaciones' de su cardiólogo. '¿Doctor, usted sigue operando?' y una vez más debo explicar que sí, que lo sigo haciendo con el mismo entusiasmo y responsabilidad de siempre. Muchos de estos cardiólogos, son de prestigio nacional e internacional.
Concurren a los Congresos del American College o de la American Heart y entonces sí, allí me brindan toda clase de felicitaciones y abrazos cada vez que debo exponer alguna 'lecture' de significación. Así ocurrió cuando la de Paul D. White lecture en Dallas, decenas de cardiólogos argentinos me abrazaron, algunos con lágrimas en los ojos. Pero aquí, vuelven a insertarse en el 'sistema' y el dinero es lo que más les interesa.
La corrupción ha alcanzado niveles que nunca pensé presenciar. Instituciones de prestigio como el Instituto Cardiovascular Buenos Aires, con excelentes profesionales médicos, envían empleados bien entrenados que visitan a los médicos cardiólogos en sus consultorios. Allí les explican en detalles los mecanismos del retorno y los porcentajes que recibirán no solamente por la cirugía, los métodos de diagnóstico no invasivo (Holter eco, camara y etc., etc.) los cateterismos, las angioplastias, etc. etc., están incluidos..
No es la única institución. Médicos de la Fundación me han mostrado las hojas que les dejan con todo muy bien explicado. Llegado el caso, una vez el paciente operado, el mismo personal entrenado, visitará nuevamente al cardiólogo, explicará en detalle 'la operación económica' y entregará el sobre correspondiente!.
La situación actual de la Fundación es desesperante, millones de pesos a cobrar de tarea realizada, incluyendo pacientes de alto riesgo que no podemos rechazar. Es fácil decir 'no hay camas disponibles'.
Nuestro juramento médico lo impide.
Estos pacientes demandan un alto costo raramente reconocido por las obras sociales. A ello se agregan deudas por todos lados, las que corresponden a la construcción y equipamiento del ICYCC, los proveedores, la DGI, los bancos, los médicos con atrasos de varios meses.. Todos nuestros proyectos tambalean y cada vez más todo se complica.
En Estados Unidos, las grandes instituciones médicas, pueden realizar su tarea asistencial, la docencia y la investigación por las donaciones que reciben.
Las cinco facultades médicas más trascendentes reciben más de 100 millones de dólares cada una! Aquí, ni soñando.
Realicé gestiones en el BID que nos ayudó en la etapa inicial y luego publicitó en varias de sus publicaciones a nuestro instituto como uno de sus logros!. Envié cuatro cartas a Enrique Iglesias, solicitando ayuda (¡tiran tanto dinero por la borda en esta Latinoamérica!) todavía estoy esperando alguna respuesta. Maneja miles de millones de dólares, pero para una institución que ha entrenado centenares de médicos desparramados por nuestro país y toda Latinoamérica, no hay respuesta.
¿Cómo se mide el valor social de nuestra tarea docente?
Es indudable que ser honesto, en esta sociedad corrupta tiene su precio. A la corta o a la larga te lo hacen pagar.
La mayoría del tiempo me siento solo. En aquella carta de renuncia a la C. Clinic , le decía al Dr. Effen que sabía de antemano que iba a tener que luchar y le recordaba que Don Quijote era español!
Sin duda la lucha ha sido muy desigual.
El proyecto de la Fundación tambalea y empieza a resquebrajarse.
Hemos tenido varias reuniones, mis colaboradores más cercanos, algunos de ellos compañeros de lucha desde nuestro recordado Colegio Nacional de La Plata, me aconsejan que para salvar a la Fundación debemos incorporarnos al 'sistema'.
Sí al retorno, sí al ana-ana.
'Pondremos gente a organizar todo'. Hay 'especialistas' que saben como hacerlo. 'Debes dar un paso al costado. Aclararemos que vos no sabes nada, que no estás enterado'. 'Debes comprenderlo si querés salvar a la Fundación'
¡Quién va a creer que yo no estoy enterado!
En este momento y a esta edad terminar con los principios éticos que recibí de mis padres, mis maestros y profesores me resulta extremadamente difícil. No puedo cambiar, prefiero desaparecer.
Joaquín V. González, escribió la lección de optimismo que se nos entregaba al recibirnos: 'a mí no me ha derrotado nadie'. Yo no puedo decir lo mismo. A mí me ha derrotado esta sociedad corrupta que todo lo controla. Estoy cansado de recibir homenajes y elogios al nivel internacional. Hace pocos días fui incluido en el grupo selecto de las leyendas del milenio en cirugía cardiovascular. El año pasado debí participar en varios países desde Suecia a la India escuchando siempre lo mismo.
'¡La leyenda, la leyenda!'
Quizá el pecado capital que he cometido, aquí en mi país, fue expresar siempre en voz alta mis sentimientos, mis críticas, insisto, en esta sociedad del privilegio, donde unos pocos gozan hasta el hartazgo, mientras la mayoría vive en la miseria y la desesperación. Todo esto no se perdona, por el contrario se castiga.
Me consuela el haber atendido a mis pacientes sin distinción de ninguna naturaleza. Mis colaboradores saben de mi inclinación por los pobres, que viene de mis lejanos años en Jacinto Arauz.
Estoy cansado de luchar y luchar, galopando contra el viento como decía Don Ata.
No puedo cambiar.
No ha sido una decisión fácil pero sí meditada. No se hable de debilidad o valentía.
El cirujano vive con la muerte, es su compañera inseparable, hable de debilidad o valentía.
El cirujano vive con la muerte, es su compañera inseparable, con ella me voy de la mano.
Sólo espero no se haga de este acto una comedia. Al periodismo le pido que tenga un poco de piedad.
Estoy tranquilo. Alguna vez en un acto académico en USA se me presentó como a un hombre bueno que sigue siendo un médico rural. Perdónenme, pero creo, es cierto. Espero que me recuerden así.
En estos días he mandado cartas desesperadas a entidades nacionales, provinciales, empresarios, sin recibir respuesta.
En la Fundación ha comenzado a actuar un comité de crisis con asesoramiento externo. Ayer empezaron a producirse las primeras cesantías. Algunos, pocos, han sido colaboradores fieles y dedicados. El lunes no podría dar la cara.
A mi familia en particular a mis queridos sobrinos, a mis colaboradores, a mis amigos, recuerden que llegué a los 77 años. No aflojen, tienen la obligación de seguir luchando por lo menos hasta alcanzar la misma edad, que no es poco.
Una vez más reitero la obligación de cremarme inmediatamente sin perder tiempo y tirar mis cenizas en los montes cercanos a Jacinto Arauz, allá en La Pampa.
Queda terminantemente prohibido realizar ceremonias religiosas o civiles.
Un abrazo a todos
René Favaloro
1 comentario:
FAVAROLO : es un PROFETA un patriarca que habla desde las cumbres...hoy junto al creador... el legado suyo nos cogen del brazo para recoger la luna y la vida GRACIAS DOCTOR !!! por enseñarnos a luchar por los que el hambre les llega y la educación no...
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