jueves, 22 de julio de 2010

LEGISLANDO CON RENCOR


¿Con la nueva ley de medios quién va a producir televisión?

por Fabián Doman
Director de Enciclomedios.com

La ley de medios K impone al negocio audiovisual algunas reglas verdaderamente polémicas. Probablemente fueron el resultado de varios ensayos teóricos. Pero como de la teoría a la práctica muchas veces hay un largo trecho, lo que puede suceder es que se termine condenando a varios medios de comunicación a convertirse en cobayos de laboratorio de la flamante norma.

En verdad, un resultado esperado: el texto de la ley, so pretexto de que los dueños de medios representaban al demonio, jamás fue abierto a una necesaria y responsable consulta con ellos.

Creyendo que la única producción de contenidos de la TV por Cable eran las transmisiones del fútbol, el gobierno dispuso incluir en la ley una controvertida idea: la imposibilidad de que las compañías de TV por Cable tengan más de un canal local propio. La disposición, contenida en el artículo 45 tiene, además una yapa obvia: perjudicar al Grupo Clarín, propietario de CableVisión-Multicanal y de varias señales de TV paga, como Volver, Magazine, TN y Metro.

El argumento del gobierno es que la transmisión y los contenidos de la TV por Cable no pueden estar en manos de una misma empresa o persona. En la misma sintonía, las voces oficiales plantearon que Clarín, dueño de los derechos de transmisión de los partidos -hasta el año pasado-, imponía reglas al resto de sus competidores, sin que estos pudieran optar. Las soluciones racionales al problema eran dos. Ninguna de ellas incluía la insólita decisión de crear el costoso, oficialista y burocrático 'Fútbol para Todos'.

Por un lado se debían 'liberar' los goles, para ser difundidos antes de los domingos por la noche y por otro, se debía regular la venta y cesión de los derechos de transmisión para que la competencia fuera justa y equitativa en materia de precio, para todos aquellos que querían transmitir los partidos oficiales del fútbol local.

En lugar de esas alternativas, que hubieran significado un ordenamiento en el ejercicio de los derechos de los dueños de los contenidos, se prefirió barrer el derecho a producirlos.

Pregunta obvia: ¿si el principal operador de TV Paga del país está impedido de producir contenidos, quién los va a hacer?.

Respuesta obvia: los extranjeros. Es que llevada a la práctica la idea del artículo 45 de la ley K, gigantes mediáticos internacionales como la Time Warner van a tener en la grilla de la TV Paga argentina ¡20 canales!. Y Fox, ¡14 canales!. Mientras, Clarín, Telecentro y Supercanal solo ¡uno!.

En otros países, también se enfrentaron al peligro de concentración entre las transmisiones y las producciones en un solo propietario. En Estados Unidos, con buen criterio, resolvieron que los dueños de TV por Cable pueden transportar hasta un 40% de señales propias. Tal el caso de Time Warner Cable, que produce y transporta nada menos que HBO, Cinemax, TNT, CNN y Cartoon Network.

Argentina es líder regional y se encuentra entre los diez países del mundo que más contenidos locales genera para la televisión y el cine. Inclusive, a comienzos de la década pasada, dio sus primeros pasos, una importante industria exportadora de contenidos.

Hay que tener cuidado: buena parte de esa transformación fue, como lo es en el mundo entero, el producto de la sinergia entre la TV abierta y la Paga. Miremos de vuelta a EE.UU.: los cuatro canales de televisión abierta (NBC, CBS, ABC y FOX) tienen cada uno, su señal de noticias (MSNBC, CBS News, ABC News y FOX News). Y además muchos más canales de diferentes temáticas, que van desde Fox Sports, pasando por National Geographic de FOX, hasta el Discovery Channel de NBC.

De vuelta, en lugar de regular y controlar la relación entre los canales abiertos y la TV Paga, como bien debe hacer el Estado, se decide prohibir la relación entre ellos, desintegrando una de las mayores sinergias de la televisión.

Esperemos, que aplicadas las nuevas reglas K no vaya a suceder que en la grilla de la TV por Cable, terminen habiendo más canales en lengua extranjera que en español.

Es que con el rencor y la teoría no se legisla. Para eso hace falta el consenso.

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