viernes, 30 de julio de 2010
TRABAJANDO CON EVITA
Señor Scolaro:
Quien le escribe tuvo la suerte de conocerla y trabajar durante seis meses como colaborador en la Fundación.
Por mis clasificaciones gané un concurso para trabajar en la Secretaría de Asuntos Económicos de la Presidencia
de la Nación desde febrero de 1947 hasta abril de 1952. En septiembre de 1951 me preguntaron si quería ir a
colaborar en el antiguo Consejo Deliberante- piso primero, con la Fundación. Así lo hice, donando mi tiempo
desde las 2 de la tarde, hora en que abandonaba mi empleo en la Casa Rosada, hasta una hora que nunca
se conocía porque la señora era incansable a pesar de su terrible enfermedad.
Su sencillez, sus gestos, su mirada de comprensión de los problemas, la mano siempre tendida, su forma de
pedir las cosas, sus frases tan llenas de ternura (¿ Doctor como me voy a morir ahora, con todo lo que tengo
que hacer? hicieron de ella una figura inimitable dentro de la historia de nuestro país..
Su renunciamiento fue el broche que faltaba para que quienes la creían soberbia comprendieran que su
único objetivo en la vida era ser útil a los humildes. Y así dejó los girones de su vida por ese ideal que ella
abrazó desde muy pequeña, cuando a los 8 años debió vencer los prejuicios del Mundo para entrar a los
codazos al velatorio de su padre, a besar la frente del cadaver de Don Juan Duarte. Era puro sentimiento.
Y como ella no iba a ser la esposa de uno de los mas grandes estadistas del país ?
Quienes dicen admirarla hoy, amparándose en la figura de la mujer por la que el Pueblo de la Patria
derramó la mayor cantidad de lágrimas a lo largo de su historia y procuran ser simples aficionadas, incapaces
de emular la obra de esa mujer, ni siquiera alcanzan el calificativo de imitadoras. Yo diría mas bien que son
aberrantes usurpadores, aspirantes a tener con el tiempo algún parecido con aquella mujer excepcional a la
que General agradecía su obra y su sacrificio con lo mejor de su corazón.
Es triste ver como actores de cuarta categoría porque la quinta fue eliminada del tablero de promoción
pretenden interpretar aquel rol de funciones para cuyo desempeño, no hacía falta hacerse llamar doctora
como impropiamente se hace llamar ahora su desleal proyecto de doble, sino solo mostrar la humildad de
quien olvida su patrimonio, viste casi siempre el mismo tailleur cuadrillé con vivos de terciopelo y salvo en
ocasiones especiales, sabía brillar con el esplendo de una reina. No una reina de un grupo de amigotes
adherentes por conveniencia propia, sino de toda una legión de trabajadores humildes, personas pobres de
recursos pero ricas en su espíritu agradecido y de quienes como en mi caso la recuerdan, así como era ella.
Porque no habrá otra igual. Quien escribe esta líneas es profesional de las Ciencias Económicas y Políticas
amante de los conceptos liberales, con sentido justicialista. Si no hay justicia no hay equilibrio y donde no
hay equilibrio siempre hay algo que se cae y esta gavilla de aventureros de la política ha desequilibrado
la justicia, las instituciones, oscureciendo el horizonte del justicialismo.
Cordialmente y felicitándole por los términos de su carta a Clarín le saludo cordialmente.
Lic. Víctor La Pietra
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