viernes, 30 de julio de 2010

PAÍS PROGRESISTA


Cartas y sugerencias
LA NUEVA PROVINCIA.
viernes, 30 de julio de 2010, 9:32

País progresista

A partir de ahora, se podrá calificar a la Argentina como un país progresista en su más alto nivel. En esta lucha que llevamos contra el mundo, donde sólo seis, siete u ocho países garantizan e igualan derechos a las minorías discriminadas, la Argentina da el ejemplo y de aquí en más el matrimonio será para todos.
Lo que hasta ahora, por culpa de los "retrógrados, la derecha, la Iglesia" y vaya a saber cuántos demonios más era la unión de un hombre y una mujer, lo que discriminaba a los iguales (es decir, a dos hombres o dos mujeres que querían unirse) se ha acabado.
La Argentina, a la cabeza de Latinoamérica, ha igualado los derechos y, seguramente, a continuación, vendrá el turno del aborto; en este caso, garantizando a la mujer a disponer de su propio cuerpo y eliminar a un tercero inocente.
¿Cómo iba a permitir la Argentina que se otorgara a estas minorías, en lugar del matrimonio, una "unión familiar" que otorgaba los mismos derechos que el matrimonio entre un hombre y una mujer? Esto hubiera sido discriminar a los iguales. No se entiende si la lucha era por los derechos, por qué no aceptaron todos los derechos bajo el nombre de "unión familiar".
No podemos creer que la cuestión fuera por fastidiar, molestar, desgarrar lo que siempre estuvo unido, porque, de ser así, no sería una lucha por los derechos, sino por un nombre. Estamos entre los pocos países que aceptan el matrimonio entre personas del mismo sexo. Hay que cambiar el mundo y lograr que los cientos de países que no aceptan el matrimonio entre personas de un mismo sexo lo incorporen en su legislación, dejando de lado sus ideologías de derecha y retrógradas, siendo como la Argentina.
Algunos sostienen por qué, si somos tan "progres" y luchamos por igualar derechos, no nos ocupamos del tráfico de droga, totalmente liberado en nuestro país; por la inseguridad y por qué los delincuentes salen libres y vuelven a robar, matar y violar; por qué cinco niños desnutridos mueren por día, por qué no nos ocupamos de los jubilados, a quienes se les han saqueado los dineros que aportaron durante toda su vida activa; por qué no nos ocupamos de educar a millones de analfabetos, por qué no nos ocupamos de procesar a todos los funcionarios públicos corruptos y bajar nuestro puesto 106 en el ranking de corrupción mundial; en fin, por qué no igualamos derechos para los 16 millones de pobres que no tienen para comer, educarse, curarse y vivir dignamente.
¿Será porque esto requiere mucho esfuerzo, no reditúa beneficios políticos personales y que las cuestiones de difícil solución son asumidas por gran parte de la población como insolucionables y el pueblo está resignado?
Al parecer, es mucho más simple solucionar esto para una minoría que el hambre de 16 millones de pobres o la muerte diaria de cinco niños por desnutrición o la alfabetización de millones de analfabetos. Al fin y al cabo, pareciera que la función pública es un medio para beneficiarse uno mismo, junto con familiares y amigos.
Mención aparte merecen quienes, antes de votar, se retiraron del recinto, para no cumplir con su deber y evadir sus responsabilidades, votaran como votaran, pero el retiro por la puerta de atrás y como roedores asustados fue triste.

Alejandro Olmedo Zumarán

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