jueves, 22 de julio de 2010
CULTO A LA IGUALDAD
Culto a la igualdad
De todo y para todos en la Argentina del visionario Discépolo.
Se enciende el televisor y lejos de encontrar un espacio de distención como hace un algún tiempo atrás, encontramos barbarie. Violencia, insultos, tragedias, masacres.
Pasos de comedia que devienen en brutales peleas.
Y que te dije porque me dijiste. Y que me pagas poco o me pagas mucho.
Se eligen novias por casting y lo peor, no es el casting, son las que se presentan.
¡Qué mundo diría mi abuela!
Todos van por más.
Los Kirchner triplican la apuesta. Van por el 2011. Aunque seguramente antes, nos van a dejar como la película Náufrago. Quienes no la vieron, alquílenla. Los que la vieron ya saben. Vamos a quedar como Dios nos trajo al mundo.
¡Viva la igualdad! ¡Y qué lindo que la gente se quiera!
Ayer la presidente promulgó la ley y ahora, jurídicamente, ya los nenes podrán estar con los nenes y las nenas con las nenas.
¡Todos a casarse! Es el agiornamiento que debemos acompañar.
Hay que ponerle onda. Y olvidarse de los adjetivos calificativos que puedan herir sensibilidades.
Resulta que el OJO del INADI viene con todo. Lubertino siempre atenta, sobre todo, a lo que sucede en los medios. En especial, en la televisión. A ella le encantan las cámaras y es por eso que sus ojos siempre están sobre maquillados.
Entonces, bajo el lema de la igualdad que de un tiempo a esta parte se contradice con la libertad de expresión, dado que si uno dice lo que piensa en la era K, por lo general te tildan de no progre peros sí de fascista, te hacen una denuncia. Contradicciones que surgen no precisamente por la pronunciación de un insulto.
Hay que tener cuidado. Somos todos iguales.
Aníbal que es Fernández la trató de inculta, entre otras cosas, a Mirtha que es Legrand y ¿Dónde estaba el INADI?
Fort le dijo "sos un ignorante" a la Mole Moli mientras éste último respondió "sos un pobre con plata". INADI en acción.
La Comunidad Gay anunció que tienen mucho más por hacer. Que el tema del matrimonio es solo el comienzo. Si este es el comienzo ¿Cuál será el fin? Nos lo irán contando con el devenir de la historia. La comunidad empieza y el gobierno profundiza.
Ajustémonos los cinturones. La montaña rusa es un poroto.
¿Será posible? No Señora. “Es posible”. Así se llama la agrupación que lidera el puntano Alberto Rodríguez Saá. El eterno candidato a Presidente. El político del mundo de las artes y el espectáculo que nos sorprende con cada una de sus conquistas. Claro está, que amorosas.
Desde la señora que se pone guantes para disimular que no se arregló las uñas y el sombrero para no mostrar la grasitud de su cabellera; pasando por la diva del cable que cuando se va de su programa dice que se sube a un Ovni y ahora, termina de derrapar con Adriana Aguirre.
Resulta que la Ciudad está colmada de afiches con la cara de Alberto. No es una pesadilla. Solo afiches. Sabe que también necesita de los porteños para llegar al sillón de Rivadavia. Pobre sillón.
El INADI tendría que hacer algo porque Rodríguez Saá no quiere a los porteños. Entiende, desde su cápsula de San Luis, que nosotros somos…
Con afiches y wi- fi, va por los votos.
Se rescata de él su vocación por el fracaso a nivel Nacional y su tenacidad.
Mientras tanto Mauricio que es Macri y Franco que siempre es oficialista, prosiguen con sus peleas familiares en medio de un caos que pone al descubierto la “maldición de la Legislatura Porteña”.
Se sigue sumando gente al baile.
Camilo García, el panelista preferido de Viviana Canosa, cuenta sus aventuras sexuales manuales con mucha liviandad. Se acepta Hepatalgina, Reliverán, y hasta el nuevo Chofitol.
Esta es la Argentina Pimpinela. La Argentina del visionario Enrique Santos Discépolo.
Y claro, siempre hubo chorros. En cambio ahora, hay narcos, maras, pandillas, sicarios. Tenemos para elegir. Pero ¿A quién le importa?
En la Argentina de hoy, la igualdad, pasa por otro lado.
En una de esas, en la comisaría, se festeja que los denunciantes hayan sido robados del mismo modo. Y si no, en algunas, te emparejan.
Publicado por Laura Etcharren
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