miércoles, 26 de octubre de 2011

PENSEMOS...





“Una sociedad que tiembla no puede pensar; ése, es el daño más grave del absolutismo político y de la intolerancia religiosa. Los libros se consideran subversivos y comprometedores; las cátedras se pueblan de ganapanes que difunden sin entusiasmo las mentiras menos peligrosas; en la prensa refúgianse todas las

cobardías serviles, convirtiéndose los lacayos en predicadores de obediencias sumisas; el pueblo, de cívico y actuante, vuélvese horda genuflexa a los pies de sus verdugos; las virtudes se borran sustituidas por la exhibición de fanatismos que suelen ser su caricatura.

Las tiranías cimentadas en el interés de los mercaderes y en la ceguera de gentes incultas son execrables porque domestican las naciones, corrompen la moral, ablandan los caracteres, enmudecen los labios y paralizan los gestos. Bajo los regímenes de privilegio medran los serviles, florecen los hipócritas, prosperan los audaces, culminan los indignos. La solidaridad en el esfuerzo colectivo es reemplazada por la complicidad en el común aprovechamiento. La patria queda en manos de traficantes que la explotan y el patriotismo se convierte en lucrativa industria, tanto mejor remunerada cuanto mayor es la exaltación apologética. Los que no viven de la patria, se apartan, se proscriben, trabajando para ella, sin mendigar de los poderosos las migajas del festín. Piensan el porvenir y lo construyen. Confían en un mañana, que llegará más temprano o más tarde, portador de la única justicia que seduce a los grandes, la posteridad, que compensa generosamente las horas inquietas del ostracismo.”(*)



(*) Esta catilinaria, no fue escrita para la sociedad ni para las formas políticas del presente, aunque a ti pueda parecerte que sí. Este es un fragmento del libro La Evolución de las ideas argentinas, Libro II. Publicada en Buenos Aires en 1918. Su autor: José Ingenieros.

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