miércoles, 14 de marzo de 2012

INTERNA SANGRIENTA

editorial@diariocastellanos.net Pareciera que los vicepresidentes vienen con alguna espoleta de retardo, asumen y revientan. Así le sucedió a Néstor Kirchner con Scioli, a Cristina Fernández con Cobos y ahora, por otros motivos, le acontece con Boudou. Creemos que la frase aquella, luego de la asunción, "¡Qué bueno es tener un vicepresidente!", ha perdido vigencia aunque, al decir popular: Ella lo sigue bancando. Por algo será. Pero ahora hay una duda que flota en el aire. ¿La culpa es totalmente de los vicepresidentes o alguien, dentro del poder, se ocupa de sacarlos de servicio? Los volantes que inundaron el congreso durante el discurso presidencial en la pasada apertura de sesiones decían "Boudou Miente". No hay que ser muy avispado para compararlos con los que reparte Guillermo Moreno ya sea en papel o como globos con la leyenda: "Clarín Miente". Parecería que los hizo la misma persona o recurrieron al mismo "creativo". Tampoco es un secreto que el parco Máximo no lo quiere - por algo será - y por ende goza del desprecio de La Cámpora. Igual aversión le dedica Mercedes Marcó del Pont. Ahora, el ministro del Interior, Florencio Randazzo salió a aclarar que él no tiene nada en contra de Boudou y tampoco tiene nada que ver con la filtración de datos a la prensa por el escándalo de la ex-Ciccone. Pero, cercanos a Boudou, lo acusan de filtrar información referida a dicho caso tratando de perjudicar la ya descalabrada imagen del vicepresidente. Casi como para que a alguno se le ocurriera confeccionar un volante muy original diciendo: "Randazzo Miente", los esfuerzos realizados por éste al asegurar que "No hay ninguna interna", parecían confirmar todos los rumores. "Estamos acostumbrados a este tipo de operaciones, en el Gobierno no hay ninguna interna, lo que hay son intereses económicos en juego que tienen una onda expansiva enorme, porque están vinculadas empresas que estaban acostumbradas a manejar el país, entre ellas los multimedios", dijo Randazzo. Convengamos en que los multimedios, que no dejan detalle por cubrir, no son discípulos de Teresa de Calcuta, pero de alguna parte han obtenido tanta información que de otra forma no hubiera trascendido, y que no es de las que se pueden escuchar en los mentideros habituales, sino que ha venido del poder mismo. En lo que todo el mundo podría coincidir con Florencio Randazzo es en que "Acá lo que se intenta es llevar adelante operaciones para debilitar al Gobierno", pero cierto es que dichas operaciones nacen en el seno del Gobierno mismo. Los sectores en pugna, porque son varios, se han aliado en el objetivo de socavar la estabilidad del"«concheto de Puerto Madero". No hay mayor contraste que entre Boudou y Moreno, pero nadie, menos el vicepresidente, debiera despreciar las intrigas palaciegas de quien dice no tener nada que ver. La seguridad kirchnerista de no poder perder el control del país ante una oposición anémica, es lo que los lleva a poner a la Presidente misma en esta inestabilidad interior. Se supone que todo está atado y bien atado, ya que en caso de que Boudou renuncie disponen de la figura más confiable y acomodaticia de la psicopedagoga Beatriz Liliana Rojkés, tercera en la línea sucesoria presidencial. ¿Podrá Cristina Fernández preservar a quien eligió como compañero presidencial o deberá entregarlo a la ambición de aquellos otros a quienes también dotó de poder? El riesgo para la Presidente de la caída de Boudou es que luego de esta interna haya otra y otra, hasta que sólo quede un grupo en el entorno y los cuervos que alimentó le coman los ojos.

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