viernes, 28 de octubre de 2016
PREPARANDO 2017
PREPARANDO 2017
11 meses de Macri y María Eugenia, y un resultado marginal
Sin duda, al acercarse el 1er. año de gestión de Cambiemos, el resultado es inferior al previsto el 10/12/2015, cuando había grandes ambiciones que luego no consiguieron concretarse. El siguiente texto es interesante considerarlo para comprender lo que será la conferencia de prensa de Sergio Massa hacia el 10/121/2016, cuando, probablemente, esbozará que comienza una nueva etapa en su relación con Cambiemos.
27/10/2016: (De izq. a der.) El UCR Ernesto Sanz, presidente Mauricio Macri; la líder de la Coalición Cívica, Elisa Carrió; y María Eugenia Vidal, en el relanzamiento de Cambiemos, a puertas cerradas. (Foto NA: DAMIAN DOPACIO).
por EDGAR MAINHARD
Hay 3 apreciaciones engañosas en la democracia participativa:
** suponer, a priori, que obtener más votos que el rival es consecuencia de que los electores consideran que es una mejor opción que la derrotada;
** desconocer si el voto de los electores es sólo un castigo a algún participante, en vez de una preferencia por algún candidato; y
** creer que una mala Administración precedente obliga a los electores a concederle atribuciones extraordinarias a su reemplazo.
Urgente24 nunca creyó que María Eugenia Vidal había ganado la Provincia de Buenos Aires en la 1ra. vuelta electoral ni que Mauricio Macri había triunfado para Presidente en el balotaje. Urgente24 siempre consideró que Cristina Fernández de Kirchner + Aníbal Fernández + La Cámpora perdieron en Provincia de Buenos Aires, y que CFK + Aníbal F. + La Cámpora + Daniel Scioli habían perdido la Nación.
Si Macri hubiese realizado una lectura similar a la de Urgente24, él hubiese estructurado un gabinete de ministros diferente y una estrategia legislativa distinta. Vidal estuvo más cerca del análisis de Urgente24, y por eso aceptó un cierto entendimiento con Sergio Massa, que le concedió un rol de coprotagonista a un Frente Renovador devaluado luego de no lograr ingresar al balotaje pese a su triunfo en 2013.
En aquella ocasión, Massa cometió un error similar al de Macri en 2015: erró en el diagnóstico acerca del motivo de su éxito, y comenzó a caer apenas triunfó.
Por supuesto que es una opinión con la que muchos discrepan. Por ejemplo, Julio Burdman escribió, en la revista Anfibia, que edita la Universidad de San Martín:
"Dentro y fuera de la provincia de Buenos Aires, la del 40% de los votos nacionales, muchas cosas cambiaron con el triunfo de María Eugenia Vidal del 25 de octubre de 2015. Mauricio Macri debe su presidencia a él. Haberle ganado la gobernación al peronismo en el área pivot del mapa electoral argentino generó las condiciones climáticas necesarias para que en el ballotage del 22 de noviembre pudiese darle vuelta la elección a Scioli. En esa alegría incontenible de la noche del 25, en el entusiasmo del baile y la suelta de los globos amarillos, celestes y blancos, y algunos rojos, lo que verdaderamente festejaba Cambiemos era la victoria de María Eugenia sobre Aníbal. Tenía todos los elementos emblemáticos de una conquista y, además, proporcionaba una nueva factibilidad a su proyecto presidencial. Macri ahora competía con otras herramientas. Sí: en un solo escrutinio, Vidal le ganó al peronismo, a la gestión provincial de Scioli y a la tesis de un PRO sin gobernabilidad territorial. (...)".
Sin embargo, siguiendo con el razonamiento de Urgente24, Vidal sí entendió, en parte, que concediendo beneficios al Frente Renovador también podía provocarle una erosión: cuando se pregunta a la opinión pública quién es la alternativa a Cambiemos, ni Massa ni el Frente Renovador aparecen en 1er. lugar sino CFK y el peronismo. Esto lo sabe Massa y su próximo desafío es intentar reubicarse como opción, que hoy día lo es a medias en el imaginario colectivo.
Partiendo de la comprensión de su propia masa crítica, Macri podría haber organizado una coa lición más amplia que la que decidió, en vez de aceptar la lectura todopoderosa que le presentó Jaime Durán Barba.
Ahí aparece la fragilidad de fondo de cualquier Administración en la Argentina: su culto por las encuestas convierte a una herramienta en una estrategia, y así le concede, en el caso de Macri, un poder sobrenatural al interpretador de esas estadísticas (Durán Barba), mayor al que ese personaje tendría en cualquier gabinete de los países en los que se mira el PRO. El negocio de Durán Barba es alimentar el ego de Macri para que se declare ganador indiscutido y así puede convertirlo en benchmark ante otros potenciales clientes.
Pero es imprescindible reenfocar el análisis.
Sin 2016 no hay 2017
Tomás Lanusse escribió en el excelente Calibar que edita el buen amigo Matteo Goretti:
"(...) Desde 2013 la Argentina transita la salida del kirchnerismo del poder. El primer quiebre significativo ocurrió con la participación electoral de Sergio Massa en 2013. Las consecuencias en el FPV fueron notables, pasó del 57% en 2011 al 32% en 2013 en la provincia de Buenos Aires, una sangría electoral del 25 puntos porcentuales. Massa supo liderar inteligentemente los reclamos más importantes de la opinión pública para ese momento: la inseguridad y posibilidad de la re-reelección de Cristina Kirchner.
El segundo quiebre ocurrió en 2015 con la victoria de Vidal en la provincia de Buenos Aires y de Macri a nivel nacional. Esta vez ganó el cambio y no la renovación peronista. El cambio trajo novedades en al menos tres áreas de gobierno: en materia política se reemplazó la lógica amigo-enemigo por la del diál ogo, en materia de comunicación se abandonó un modelo de manual propagandístico, y se incorporó un estilo más horizontal y con mensajes positivos (“juntos podemos”). En el capítulo económico también hubo cambios, el más importante fue la reconstrucción del INDEC, y el más polémico, la intención de reducir el déficit fiscal ajustando solamente los subsidios a las tarifas de servicios públicos.
Es importante tener en cuenta que el triunfo de Macri difícilmente hubiera ocurrido sin la victoria del Frente Renovador en las elecciones legislativas de 2013 y sin el 21,4% que obtuvo Massa en la 1ra. vuelta de las elecciones presidenciales pasadas. Quiere decir que el post-kirchnerismo no tiene un conductor definido, nadie tiene los votos asegurados.
Cambiemos enfrenta al menos dos desafíos para que la historia no lo juzgue como “lo que vino después del kirchnerismo”:
** enderezar la economía, y
** convertirse en un partido con capacidad para gobernar.
Para la primer tarea tiene un equipo armado que, con más o menos discrepancias internas, define la política económica. En el plano político necesita consolidar su representación en municipios, gobernaciones y en el Congreso Nacional. (...) Ahora bien, los candidatos no son magos. Si el año que viene no hay una recuperación económica genuina (crecimiento sin inflación) disminuyen las posibilidades de un resultado electoral exitoso para Cambiemos. (...)".
Sin embargo, hay un párrafo que provoca discrepancias en Urgente24:
"(...) Una de las características del PRO fue incorporar caras nuevas en las boletas electorales y en la función pública que provienen de diferentes sectores políticos y no políticos, desde deportistas hasta empresarios. E s la esencia del PRO que no practica la militancia partidaria del siglo XX. La incorporación del neurólogo Facundo Manes como posible candidato en la provincia de Buenos Aires forma parte de esta visión política. La otra opción para Cambiemos sería reubicar a sus ministros que tienen buena imagen en las encuestas como candidatos a diputados o senadores en 2017. El problema de esta estrategia es que en lugar de expandir su base de dirigentes, la contrae. (...)".
Lanusse lo termina mirando tal como lo evalúa la propia gente del PRO, que por ese enfoque está sufriendo reveses parlamentarios. Un buen candidato no garantiza un buen funcionario ni un aceptable legislador. Manes, hombre de ego poderoso, puede resultar un rostro interesante para la boleta electoral pero eso no garantiza que luego ofrezca eficiencia parlamentaria.
Probablemente la 'nueva política' tendría que resul tar un cambio de usos y procedimientos antes que un casting de prometedores talentos, cuando hoy día el énfasis está ubicado en los rostros pero se imitan los procedimientos convencionales, que además el PRO ni los conoce.
El gran esfuerzo del PRO 2016, al descubrir que la economía no recuperaría su dinamismo en el 2do. semestre, fue zambullirse en la reforma electoral, apostando a que el marketing digital resultará un imán de sufragios a favor de Cambiemos. Sin embargo, ocurrió un revés: enviar proyectos al Congreso no equivale a aprobar y promulgar leyes. El desenvolvimiento legislativo es más complejo y la acumulación de voluntades, a veces, nada tiene que ver con el dinero. Ni siquiera logró coincidencias plenas dentro del interbloque parlamentario, y menos con las otras fuerzas representativas.
No obstante, el PRO hi zo bien poco para cambiar la problemática de fondo, más allá del marketing de tener una boleta con microchip incorporado, aunque esto aún deberá corroborarse. Los partidos políticos no son hoy más transparentes que en la elección anterior, por ejemplo.
Lo que viene
Volviendo a Burdman, él afirma:
"(...) la Gobernadora se está preparando para provincializar la elección. Sin candidatos naturales ni certezas macroeconómicas, Macri no puede correr el riesgo de ser el único responsable del desempeño de Cambiemos. Desde el mes de abril, Vidal cuenta con su propia marca de gestión: el color verde. Y una agenda bonaerense de demandas y preocupaciones. Para gobernar, ya tiene una identidad y una autonomía respecto de Macri. Tiene buena imagen y se va posicionando, dentro del universo PRO, como la sucesora natural del je fe. Pero le falta algo para poder estar más tranquila: lograr que los intendentes junten votos para ella. (...)".
En las reuniones 'face to face' con los intendentes -muchos de ellos serán los protagonistas del videoinforme diario que iniciará Urgente24.tv junto a 1+1=3- la percepción es que la promoción de la Administración Vidal como un equipo de ejecución veloz, que realizan Gustavo Posse y Jorge Macri, discrepa con la de otros referentes de la propia 1ra. Sección Electoral. Ni hablar de la 3ra. Sección Electoral.
Sin embargo, Burdman parece más optimista que el propio ministro de Gobierno, Federico Salvai, y afirma:
"(...) Hoy, Cambiemos crece en base al headhunting de opositores. El colectivo oficialista podría aumentar de un momento a otro, ya que hay 4 intendentes vecinalistas que no llegaron a través de la boleta de Cambiemos (Marcelo Skansi de Carmen de Areco, Carlos Berterret de Coronel Pringles, Carlos Sánchez de Tres Arroyos y el ¿massista? Carlos Bevilacqua de Vilarino) y que actualmente se encuentran bajo la seducción de la Gobernadora.
El otro espacio que puja por convertirse en principio ordenador de la política municipal bonaerense es el pan-peronismo. Son 56 intendentes, 52 de los cuales corresponden a afiliados al PJ y otros 4 a kirchneristas no peronistas (Mario Secco de Ensenada, Ariel Sujarchuk de Escobar, Ricardo Curutchet de Marcos Paz y Osvaldo Cáffaro de Zárate), nucleados en dos grandes grupos.
En tercer término se ubica un disminuido Frente Renovador, que hoy cuenta con 9 intendencias. La gobernación de Cambiemos hace un esfuerzo importante por mantenerlos cerca, casi equiparable al que realiza Sergio Massa pa ra conservarlos en el redil. La incorporación al gabinete de Vidal del más influyente del grupo, el sanmiguelino Joaquín De la Torre, ex kirchnerista que fue artífice del armado de Massa en la provincia, fue sin dudas el pase más connotado de todos. (...)".
Más allá de la falta de respeto a Massa que supone concederle a De la Torre el rol de artífice (¿?) del armado del Frente Renovador bonaerense, tampoco se verifica lo de headhunting. Más bien pareciera que todo se dirige al intento de partición de las fuerzas adversarias.
Desde ya que De la Torre ha resultado el fiasco más extraordinario de la política de captación de Vidal, corroborando que el intendente de San Miguel habita en la periferia del peronismo, al que sólo lo vinculaba inicialmente Felipe Solá, y luego Sergio Massa.
Si el análisis de Burdman depende de De la Torre, no se podrá comprender el fastidio que le merece a Vidal el análisis de esa apuesta de Salvai.
Resulta una confusión casi parecida a los periodistas de La Nación y Grupo Clarín quienes, durante días y días afirmaron que Lázaro Báez iba a convertirse en delator de CFK, y hasta imaginaron una falsa competencia entre Ricardo Jaime y José López para devenir en arrepentidos, cuando la única realidad fue que competían por quien conseguía una más exuberante visita íntima al penal.
Resulta más interesante el siguiente párrafo de Burdman:
"(...) Vidal, al revés que Duhalde, tiene base electoral en la 1ra. y necesita hacer pie en la 3ra. Tanto Duhalde como Vidal son de la sección en la que son fuertes. Para Vidal, la ingeniería electoral es en la 3ra. y su corredor a partir es La Matanza; su Rousselot se llama Verónica Magario. Pero, por ahora, no le está resultando fácil. La población de La Matanza no ve con buenos ojos la división del municipio, Cambiemos no tiene hoy los votos necesarios para impulsarla en la Legislatura, y Magario se ha movido mejor que Rousselot. Su elección al frente de la Federación Argentina de Municipios, que el gobierno bonaerense trató de impedir sin éxito, fue un logro político de la intendenta. Y es la referente del llamado Grupo Fénix, que reúne al sector más opositor a Vidal de los intendentes peronistas y kirchneristas, y que compite con el Grupo Esmeralda. En La Plata hay quienes creen que enfrentar a Magario y perder, es una mala idea para el liderazgo de Vidal. (...)".
Imposible dividir La Matanza sin acuerdos más allá de Cambiemos y del Frente Ren ovador. Entonces, un error dar grandes batallas para perder, en especial cuando el gobernante puede elegir cuáles son las batallas convenientes y también la intensidad aconsejable para cada conflicto.
Otra vez: la apuesta casi única de Cambiemos para 2017 pasa por la fragmentación del peronismo. Esa fue una conclusión hace tiempo, y sigue inalterable. El fracaso de otras alternativas en estudio, consolida esta barrera que, se espera, no resulte una linea Maginot. Pero eso no lo definirá ni Macri ni Vidal ni el peronismo ni Massa sino la economía, que debería dejar de dar satisfacciones sólo al 30% agroindustrial y también alcanzar al restante 70% urbano, entre quienes se encuentran los electores residentes en el populoso Gran Buenos Aires.
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