domingo, 30 de octubre de 2016

REUNIONITIS

DEL DICHO AL HECHO, HAY MUCHO TRECHO Casi 1 año después, la “reunionitis” corroe la Administración Macri Notable la conclusión de Claudio M. Chiaruttini en su editorial dominical: "En management se llama “reunionitis” a la tendencia que tienen ciertas organizaciones a crear entes, cuerpos, comisiones, agrupaciones o grupos de estudio, análisis, evaluación, preparación o panificación; postergando eternamente la puesta en marcha de las acciones que deben llevar a cabo. El Gobierno de Mauricio Macri está enfermo de “reunionitis”. Todos los gurúes del management advierten sobre este cáncer que carcome las estructuras de las organizaciones empresariales. Sin embargo, en el Gobierno de los CEOs, esta “enfermedad” del sector privado fue transferida al sector público y mantienen en promesas anuncios que ya deberían haber sido ejecutados y finalizados." Probablemente resulte el error más importante de la Administración PRO. No hay peor reunión de gabinete que aquella que no tiene impacto inmediato. por CLAUDIO M. CHIARUTTINI CIUDAD DE BUENOS AIRES (Sin Saco y Sin Corbata). El Gobierno de Mauricio Macri ingresa en la recta final para cumplir su primer año en el poder, es decir, cubrir 25% de su mandato, y la Casa Rosada acaba de tener su peor semana en el Congreso de la Nación ante > el cambio o bloqueo de 6 iniciativas legislativas por culpa de las duras internas que cruzan a “Cambiemos”, > la nula negociación entre el macristas, radicales y lilitos; y > por imposibilidad de articular una estrategia inteligente para conseguir el apoyo de massistas y peronistas. En ciencias políticas, se critica al presidencialismo > por su rigidez, > la baja propensión a la cooperación, y > la ignorancia de la necesidad de crear una capacidad de “chantaje” (desde el punto de vista político) para imponer la voluntad de cada una de las partes. Y esa descripción encaja perfectamente con la forma de accionar del macrismo y de la oposición, hoy. El PRO es una estructura verticalista, rígida, donde no existe la posibilidad de crítica o autocrítica. Los mandatos del Presidente de la Nación y del Jefe de Gabinete no se discuten. Cuando ministros o legisladores negocian, los acuerdos que cierran no se respetan o son rechazados por no tener permiso de “arriba”. De esta forma, massistas y peronistas suben a apuesta y reclaman cada vez más, generando mayor rechazo en la Casa Rosada, creando una crisis, como se vivió esta semana. El 1er. problema del Gobierno es que, antes de ingresar un proyecto al Congreso, el macrismo no negocia c on radicales y 'lilitos'. Es más: la mayoría de las veces, massistas y peronistas conocen las iniciativas del PRO antes que los aliados de “Cambiemos”, lo que genera un intenso malhumor, dado que sienten que son sólo invitados a votar, no a participar de la redacción de la norma o de su negociación parlamentaria. El 2do. problema del Gobierno es que no tiene elemento de “chantaje” para convencer a peronistas y massistas, salvo ceder a las modificaciones reclamadas o conceder partidas presupuestarias. Giovanni Sartori califica como “capacidad de chantaje” a la habilidad que tienen las fuerzas políticas de afectar la táctica y dirección de la competencia. Y, en ese sentido, el panperonismo tiene el poder para doblar el brazo del macrismo, mientras que el PRO no ha sabido construir su propia mayoría parlamentaria, que le evite sofocones. La evidencia, es clara. El 3er. problema del Gobierno es que no hace un buen análisis política, lo que implica que no crean estrategias inteligentes, resultado directo de minimizar a la política como motor de la acción desde el poder. Por eso, creen que con dinero, obras públicas o préstamos se puede conseguir todo. Al contrario, el peronismo tiene una larga historia que muestra que cuando se trata de poder, si es sencillo obtenerlo no importan las ofertas monetarias, dado que prefieren alcanzar toda la caja y no sólo unas migajas. El final de Raúl Ricardo Alfonsín y Fernando de la Rúa son clara muestra del accionar peronista. El Gobierno ya no puede seguir culpando a la “herencia” recibida o a la falta de costumbre de los funcionarios de trabajar en el sector público. Es decir, la “urgencia” como argumento, ya no le sirve al votante. Por eso, las encuestas muestran que la opinión pública comienza a de jar de culpar al kirchnerismo por los problemas e imputan responsabilidad directa al PRO. La Reforma Electoral es un caso típico de inocencia al actuar. El Gobierno ingresó el tema al Congreso sin tomar en cuenta a los opositores al voto electrónico, ni consensuó la norma con sus aliados de “Cambiemos” y confió que el massismo iba a apoyar la norma con la esperanza de querer desarticular al peronismo: 3 gruesos errores. El resultado: sobre el texto original del proyecto de Ley, ya se le han introducido más de 40 modificaciones y podría tener algunas más en el Senado. ¿Acaso la Casa Rosada creía que el peronismo no iba a defender al aparato territorial que tantos triunfos electorales le ha dado? ¿No entendió el Gobierno que Sergio Massa iba a aprovechar a ponerse de lado del peronismo para generar una alianza con potencial electoral frenando el proyecto macrista? A estas alturas, la re spuesta es 2 veces “no”. La forma improvisada con que el Gobierno acciona en el Congreso le otorga excelentes oportunidades a Sergio Massa para tender líneas con el peronismo. Así, mientras el PRO ayuda al massismo a seducir al peronismo, hace que cruja “Cambiemos”. Y esa no es culpa del kirchnerismo, ni de la “herencia” recibida. Esto es falta de política, de “alta” política. Mauricio Macri y Elisa Carrió 'relanzando' Cambiemos. Foto NA La negociación del Presupuesto 2017 se ha convertido en una batalla campal por la asignación de los recursos. Pese a que el Gobierno necesita reducir el déficit fiscal y que todos los economistas reconocen que si se mantiene el actual rojo de las cuentas públicas es casi imposible reactivar la economía, generar consumo, inversión y fuentes de trabajo; y reducir la inflación, los Gobernadores piden más, más y más fondos; más, más y más obras públicas; más, más y más permisos para emitir deuda y más, más y más condonaciones de deudas previas. En el fondo, cada vez que cede, el Gobierno está financiando la campaña electoral del peronismo que lo quiere ver fuera de la Casa Rosada. Es un juego perverso, donde los Gobernadores tienen demanda infinita de recursos y no son capaces de realizar el más mínimo esfuerzo de ajuste fiscal en sus respectivos territorios. El kirchnerismo usó el ahogo financiero de las provincias para contener cualquier intento de revuelta del peronismo. Sin dinero, no es posible construir liderazgos en el Justicialismo, por lo cual, cada peso que entrega el Gobierno de Mauricio Macri a los Gobernadores es una forma de fortalecer a la oposición, lo que le asegura al peronismo sumar legisladores, que servirán para seguir ejerciendo la capacidad de chantaje que nos explicó Giovanni Sartori. Con 11 meses a cuesta, el Gobierno de Mauricio Macri sigue atado al cortoplacismo y a la improvisación. Obtiene inmensos triunfos cuando planea la estrategia con inteligencia (tal como cuando se salió del cepo o se cerró rápidamente el default) o cuando se cuenta con aliados poderosos (como el “descongelamiento” logrado en la relación con Francisco y el regreso al Fondo Monetario Internacional), pero falla cuando ingresa al terreno político interno, como cuando “inflan” la figura de Florencio Randazzo o cuando creen que deben dejar de depender de Sergio Massa, cuando la estrategia inteligente sería darle el “abrazo del oso”. El macrismo busca el consenso cuando fracasa con la improvisación. Así, Ernesto Sanz tuvo que volver a la “Mesa Chica” para calmar a los radicales y, como “prenda de buena voluntad” el Gobierno creó la “Comisión Consultiva del Área Metropolitana de Buenos Aires”, para coordinar las acciones políticas y de infraestructura de jurisdicciones que se asientan en el Área Metropolitana de Buenos Aires, otra fuente de financiación para la escuálida, pero demandante, estructura política del radicalismo. Y al frente del nuevo organismo coloca a Facundo Suarez Lastra, un ex Jefe de Gobierno porteño durante la Administración Alfonsín, y primer paso para impedir que Martín Lousteau participe en las elecciones del 2017 y 2019 por a fuera de “Cambiemos”. Pero la creación de la “Comisión Consultiva del Área Metropolitana de Buenos Aires” es otra forma de calmar con dinero las ansias de los aliados, un código bien peronista, que los radicales han sabido cultivar y hacer crecer en las últimas dos décadas. Hoy, cuando los “brotes verdes” parecen lejanos, cuando se transita el 5to. año de estanflación, cuando el macrismo sigue haciendo agua en el terreno que debería ser más sólido, el económico; todas las debilidades del macrismo se acrecientan y potencian. El Rey Desnudo, aparece como más desnudo que nunca. Y eso lleva a sus aliados y opositores a pedir más y más para ceder algo. A eso se reduce no tener mayoría parlamentaria propia. Los que conocen en profundidad a Mauricio Macri dicen que el Presidente de la Nación aún no está preparado para hacer cambios en su Gabinete. Sin embargo, luego del fracaso que tuvo en las últim as 2 semanas en el Congreso, la Casa Rosada deberá decidir entre erradicar las internas o comenzar a cambiar funcionarios, dado que los costos políticos que no pagan sus ministros, los termina pagando el Presidente de la Nación. Mauricio Macri considera “vital” para su Gobierno el “Plan Nacional del Agua”. A fines de Abril fue anunciado por el Mandatario. Prometió crear 200.000 puestos de trabajo con su implementación. 6 meses más tarde, no tiene 1 sola obra de importancia iniciada. Eso no es culpa de los 'lilitos', ni del kirchnerismo, ni del massismo, ni del peronismo, ni del radicalismo. Tal como el “Plan Nacional del Agua” hay otros cientos de programas, proyectos, propuestas y medidas que están empantanadas. En management se llama “reunionitis” a la tendencia que tienen ciertas organizaciones a crear entes, cuerpos, comisiones, agrupaciones o grupos de estudio, análisis, evaluación, prepara ción o panificación; postergando eternamente la puesta en marcha de las acciones que deben llevar a cabo. El Gobierno de Mauricio Macri está enfermo de “reunionitis”. Todos los gurúes del management advierten sobre este cáncer que carcome las estructuras de las organizaciones empresariales. Sin embargo, en el Gobierno de los CEOs, esta “enfermedad” del sector privado fue transferida al sector público y mantienen en promesas anuncios que ya deberían haber sido ejecutados y finalizados. Un sistema democrático también funciona con “manus militaris” en la ejecución de las políticas públicas, de las estrategias políticas, de las acciones que lleva adelante el Gobierno de turno. Y eso no es parecerse al kirchnerismo. El Estado es un elefante pesado, que se mueve lento y que tiene sus mañas. Sin embargo, si uno maneja mal al elefante, sus defectos se potencian. Y eso es lo que le ocurre, hoy, al PRO en el poder y eso es porque no sabe cómo manejar tanto poder.

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