jueves, 11 de diciembre de 2008

EL MANGO DISPUTADO

La plata de las AFJP, divide al gabinete

entre "Productivistas" y Financieros"
El jefe de Gabinete volvió a impulsar una división en el gobierno entre los sectores "racionales" que el aspira a encabezar y los supuestos "salvajes" que liderarían Néstor Kirchner y Guillermo Moreno. La pelea de posicionamiento mediático esconde en rigor una discusión seria sobre si son los bancos privados el mejor vehículo para canalizar el dinero de las AFJP a los sectores productivos.La Política Online | 10.12.2008 20:51:00

Sergio Massa es un hombre que construyó su carrera política de la mano de los medios y le fue increíblemente bien. De manera que sería casi una tontería pretender que cambie.

Hoy varios diarios porteños instalaron una supuesta polémica en el gobierno entre un sector "racional" que lideraría Massa y contaría entre sus integrantes a los presidentes del Banco Central, Martín Redrado; del Banco Nación, Mercedes Marcó del Pont; y del BICE Miguel Peirano.

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Este grupo de economistas estaría tratando de controlar los "disparatados" planes del secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, para volcar los dineros de las estatizadas AFJP a la producción. Frente a iniciativas voluntaristas de Moreno para adjudicar casi fábrica por fábrica el dinero, los "racionales" impulsarían utilizar los canales formales de la banca privada a través de la licitación de fondos que anunció la Presidenta.

Pero como suele suceder en política, no todo lo que parece es, ni todo lo que es parece. En primer lugar La Política Online pudo confirmar el mayúsculo disgusto que causó en el entorno más cerrado de Néstor Kirchner esta nueva iniciativa mediática de Massa, que intenta instalar escenarios de disputas internas, con buenos y malos en el seno del gobierno. Y obviamente lo ubica a él como el líder de los buenos, y a todo lo que representa al Kirchner más puro en el de los malos.

Pero el disgusto no sólo habría alcanzado a Kirchner. Al menos, Mercedes Marcó del Pont y Miguel Peirano no se sentirían cómodos con la caracterización dibujada en los medios, aunque en esta ocasión los ubique en el lugar de los buenos. Es que ambos hace tiempo que entendieron que las decisiones finales se toman en Olivos, y no parece una buena idea ser oficialista y enfrentar a Kirchner.

La discusión de fondo

Sin embargo, detrás de las picardías mediáticas se oculta una de las discusiones de fondo más serias que en este momento se están dando al interior del reducido mundo de la economía kirchnerista, y que simplificando divide opiniones entre "productivistas" y "financieros".

La Presidenta anunció que la parte líquida de los fondos de las AFJP se iban a colocar en la banca privada como plazos fijos que se iban a licitar en el Mercado Abierto Electrónico en base a una tasa testigo del 11%. Sin mayores detalles técnicos –un clásico kirchnerista- trascendió que la idea era que el banco que salga beneficiado con estos fondos que engrosarían sus depósitos, direcciones el dinero a préstamos para sectores productivos.

En la City calculan que el banco que se quede con parte de este dinero, le cobraran a quien tome el crédito comisiones, seguros y una tasa de riesgo, que se estima en el mercado cargará el dinero con una sobretasa promedio del 7 %. Es decir que tomaría depósitos de las ex AFJP al 11%, para prestarlos al 18%. Tremendo negocio a costa del dinero de los fondos previsionales de la gente.

Pero esa no es la pregunta que en este momento martiriza a la cúpula económica del kirchnerismo. La pregunta del millón es como controlar al banco una vez que el dinero se sumó a sus depósitos, para que lo preste al sector productivo elegido.

Un coctel explosivo

Y ni siquiera se trata de un problema local, sino que es un desafío hasta para las economías más desarrolladas. Basta con observar lo que está pasando con los rescates que hacen los países del primer mundo de sus sectores financieros. Destinan miles de millones de dólares o euros a darle liquidez a los bancos para que a su vez los inyecten vía crédito en la economía real, y estos lejos de hacerlo, esperan a que siga subiendo la tasa. Una decisión por otro lado totalmente razonable, ya que si hay algo que representa la idea del capitalismo y la búsqueda de ganancias, son los bancos.

Cómo lograr el financiamiento de las inversiones productivas no es una problemática nueva. Es que ningún banco del mundo presta dinero al sector productivo a largo plazo si tiene al alcance de la mano negocios como los del descubierto de cuenta corriente o tarjetas de crédito, que son un mercado atomizado –y por tanto bajo riesgo- y con una gran tasa de interés. Es más, suele suceder que cuando el Estado inyecta fondos en líneas de créditos para la producción, los bancos se apresuran a tomar el dinero y luego empiezan a surgir las excusas de porqué los fondos no llegan a los sectores productivos (porque los proyectos no son viables, porque los empresarios no son serios, porque presentan mal los formularios, etc. ). Y mientras tanto, utilizan el dinero para prestar a corto plazo con bajo riesgo y tasas altas. Conclusión: el Estado gastó miles de millones en enriquecer a unos pocos banqueros, y encima inmovilizó recursos públicos.

Si se da este escenario, que advierten como posible los "productivistas" del gabinete, incluso pueden suceder cosas más graves. Según esta posición si se inyectan fondos al sistema de bancos privados en medio de una crisis de liquidez como la actual, se arriesgan los pocos recursos que existen que son los del sector público o de los fondos previsionales en financiamiento de corto plazo que termina presionando más sobre la tasa de interés y encareciendo el crédito aún más.

En el gobierno empiezan así a tomar conciencia de los riesgos de dar liquidez a un sector financiero que está sediento de fondos, y sobre el que la capacidad de control es muy acotada. Salvo que se plantee la nacionalización de la banca, algo que algunos especialistas sostienen que es la única manera de darle un cierre a la estatización de los fondos previsionales.

Sin embargo, hasta ahora Kirchner no se ha manifestado a favor de nacionalizar la banca. Por eso, frente a esta situación no hay demasiadas alternativas que se barajen en el gobierno.

Una es la que impulsa la ministra de la Producción, Débora Giorgi, que propone armar una línea de financiamiento para el sector automotriz de hasta 31 mil pesos por persona, con crédito prendario, con el cuál se accedería a un primer auto. Esto sin embargo, aún en el caso que funcione y la gente acepte endeudarse sólo funcionaría para reactivar el sector automotriz.

Pero para una política más amplia de fomento del sector productivo, lo que suelen hacer otros países es potenciar las bancas especializadas llamadas banca de desarrollo, como tiene Brasil con su BNDES. Pero claro, construir una institución de este tipo lleva años de políticas de Estado serias y coherentes. Y el kirchnerismo no está para demoras.

La urgencia por lograr que estos fondos lleguen a la economía real cuanto antes, se vincula con la necesidad que tiene el kirchnerismo de reactivar el empleo y la economía, para que salga del bajón en el que está cayendo justo cuando está despuntando el año electoral.

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