sábado, 6 de diciembre de 2008

KULTO A LO IMPUNTUAL

Cristina clavó a Bachelet 1 hora y media, ¿Por qué ese culto a la impuntualidad?

Los chilenos se quejaron: por Cristina, la actividad comenzó 1 hora y media tarde. ¿Por qué Cristina de Kirchner es tan devota de la impuntualidad? ¿El tiempo de sus interlocutores no es tan importante como el de ella? ¿Acaso la Presidente argentina se encuentra bajo alguna forma de tratamiento que condiciona el cumplimiento de horarios? ¿O sólo es mala educación, chabacanería e informalidad?

Explicó la prensa chilena, acerca del encuentro entre Michelle Bachelet y Cristina de Kirchner: "Ni el atraso de más de hora y media de la mandataria argentina -que parece incorporado a su estilo de trabajo- alteró los planes de ambas de profundizar los vínculos entre los dos países e hicieron anuncios que profundizan los lazos binacionales. (...) Pese al retraso de la Presidenta Fernández, el itinerario prefijado se cumplió de todos modos y ambas jefas de Estado se dirigieron a la escuela República de Argentina para hacer entrega del Premio Binacional a las Artes y la Cultura. (...)".

El matrimonio Kirchner ama la impuntualidad. Néstor Kirchner es bastante parecido a Cristina, aunque ella lleva la tendencia hasta la exageración. Ocurre hasta en situaciones inexplicables como la fotografía conjunta en una cumbre de mandatarios. El caso más reciente fue durante el encuentro del G-20 en Washington DC.

¿Qué le pasa a los Kirchner, pero en particular a Cristina con la impuntualidad?

La puntualidad es un valor humano que merece algunas reflexiones:

"(...) El valor de la puntualidad es necesario para dotar a nuestra personalidad de carácter, orden y eficacia, pues al vivir este valor en plenitud estamos en condiciones de realizar más actividades, desempeñar mejor nuestro trabajo, ser merecedores de confianza.

La falta de puntualidad habla por sí misma, de ahí se deduce con facilidad la escasa o nula organización de nuestro tiempo, de planeación en nuestras actividades, y por supuesto de una agenda, pero, ¿qué hay detrás de todo esto?

Muchas veces la impuntualidad nace del interés que despierta en nosotros una actividad, por ejemplo, es más atractivo para un joven charlar con los amigos que llegar a tiempo a las clases; para otros es preferible hacer una larga sobremesa y retrasar la llegada a la oficina. El resultado de vivir de acuerdo a nuestros gustos, es la pérdida de formalidad en nuestro actuar y poco a poco se reafirma el vicio de llegar tarde.

En este mismo sentido podríamos añadir la importancia que tiene para nosotros un evento, si tenemos una entrevista para solicitar empleo, la reunión para cerrar un negocio o la cita con el director del centro de estudios, hacemos hasta lo imposible para estar a tiempo; pero si es el amigo de siempre, la reunión donde estarán personas que no frecuentamos y conocemos poco, o la persona -según nosotros- representa poca importancia, hacemos lo posible por no estar a tiempo, ¿qué mas da...?

Para ser puntual primeramente debemos ser conscientes que toda persona, evento, reunión, actividad o cita tiene un grado particular de importancia. Nuestra palabra debería ser el sinónimo de garantía para contar con nuestra presencia en el momento preciso y necesario. (...)"

10 excusas para la impuntualidad de Cristina:

1. Tráfico: "Fue por el tráfico. ¿Hoy? Peor que nunca. Y encima, llueve..."

2. Salud: "Me sentía mal / enferma / no sé qué me pasa. Pero ahora, ya estoy mejor."

3. Salud: "Tuve que ir urgentemente al médico por un tema de Máximo. Sin pedir turno. Es que podría ser algo grave..."

4. Familia: "Florencia no quería tomar el desayuno. El perro tampoco."

5. Coche: "Tuve problemas con el tráfico... de helicópteros" (?).

6. Obras: "Se rompió el helicóptero. Llamamos a la grúa y no llegaba" (?)

7. Socialización: "Llegó un plomo... un embajador... y tuve que atenderlo."

8. Despertador: "No me despertaron. Y yo me olvidé poner el despertador anoche."

9. Despiste: "Creía que hoy era sábado."

10. Inconfesable: "Néstor me dijo que hoy era domingo..."


5 curas para la impuntualidad de Cristina:

Las investigaciones demuestran que la impuntualidad crónica es difícil de superar y que se parece, de muchas maneras, a comer en exceso.

Existen 5 tipos de impuntuales crónicos con hábitos y motivaciones:

> Hacedor/Hacedora. Siente que tiene que exprimir cada minuto del día y constantemente compite con el reloj. Tiene un pensamiento mágico con el que sobrestima el tiempo y cree que podrá hacer todo en un lapso específico. Aun cuando su reloj le advierte que no, esa persona cree que sí puede hacer otra cosa más.

Se aconseja detenerse, respirar hondo y preguntarse: "¿No estaré haciendo demasiadas cosas hoy?" o "¿Esto lo hago porque lo necesito o porque me gusta?" Enfoque su atención.

> Racionalizador/ Racionalizadora. Es quien, al llegar tarde, siempre tiene la excusa perfecta: el tráfico, los niños, mi jefe, lo que sea; siempre culpa a otros o a las circunstancias; minimiza la situación, no reconoce que es su culpa, y se convence a sí mismo de que es la víctima.

Se aconseja preguntarse si puede prevenirlo y cómo. Empezar a monitorear su puntualidad. Comprender que llegar tarde es una opción, y las opciones las escogemos de acuerdo a las prioridades en la vida. Enfocarse en los demás y pensar en la frustración de los demás.

> Adicto a la Adrenalina. Es quien espera hasta último minuto para actuar porque siente que trabaja mejor bajo presión. Se aburre rápido y disfruta vivir en el límite porque... es más divertido. El llegar a un lado de una manera tranquila y metódica no se lleva con su afinidad por la vida agitada.

Una de las mejores formas de deshacerse de un hábito es suplirlo por otro. Si necesita la adrenalina del último minuto, busque otro tipo de estímulo. Comience a competir con su propio hábito y concédase premios y castigos.

> Relajado/Relajada. Le cuesta trabajo ser disciplinado y posponer el placer. Cuando está listo para salir, consciente o no, escoge hacer algo que le hará llegar tarde. Quizás, se baña con toda calma, toma otra taza de café, se cambia una vez más de ropa, lee otro artículo del periódico o hace esa última llamada. Puede ser disciplinado en otras áreas de su vida, pero no para llegar a tiempo.

Hay que ejercitar la fuerza de voluntad y la planificación. Menos instinto.

> Rebelde. Le gusta sentir que controla una situación y se rehúsa a ser controlado. Se le dificulta aceptar la autoridad y necesita ser y aparecer como alguien importante, especial, diferente. Le encanta desafiar las reglas, ver cómo otros aprietan los dientes y no siente la menor pena al llegar tarde. Puede ser un problema de baja autoestima.

Es necesario averiguar porqué se rebela. Contra quién o qué situación se rebela. ¿Se trata de resistirse a las reglas sólo en el trabajo, o también en los asuntos familiares?

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