lunes, 8 de diciembre de 2008

RULETA RUSA

NotiAR - 07-Dic-08 - Editorialhttp://www.notiar. com.ar/contenido /editorial/ edi_227.htm Kirchnerato: de la ruleta rusa a la disolución social
por Humberto Bonanata

El maestro del derecho Carlos Cossio nos enseñaba la axiología de los valores humanos en la que nacía con la vida; luego la libertad; la educación; la salud; la inserción social, etc.

Sin vida no hay existencia posible, sin libertad el ser humano pierde frente al poder su discernimiento, intención y voluntad. Sin educación el hombre tampoco es plenamente libre porque será sojuzgado por aquellos con poder de cooptación y lo conducirán por su ignorancia a una semiesclavitud. Sin educación el ser humano no discierne sobre los valores de la salud y se transforma en un ente autodestructivo al no lograr desarrollar en plenitud sus dotes naturales por su debilidad e insalubridad. Sin libertad, educación y salud difícil será la inserción social porque ese ser es inducido irracionalmente a la marginalidad. Cuando una sociedad durante décadas abandona los valores de la convivencia civilizada y delega –tácita o expresamente- su voluntad comienza a deshacerse aquel contrato esbozado por Jean Jacques Rousseau y a florecer el individualismo selvático de Hobbes que transforma al hombre como al lobo del hombre. Ya no existen semejantes sino contrincantes por un espacio que debe ser compartido en miras al bien común. La sociedad se disgrega, percibe la desprotección de la anarquía que ocupa el poder y de regreso al estado de la naturaleza se defiende con estertores espasmódicos cual enfermo terminal genera segundos antes de su muerte. Esta es la Argentina que a diario padecemos hoy. Secuestros, torturas, violaciones y crímenes forman parte de nuestro diario acontecer y cada día mas el ataque de pánico domina al decadente cuerpo social. En la semana fue Rolo, joven ejemplar de una típica familia de clase media, donde el trabajo y el estudio fueron los pilares de la educación de los hijos. En Recoleta once mujeres fueron salvajemente atacadas, ultrajadas y violadas en edificios de departamentos. Anteayer, el joven ingeniero “marcado” en la salidera de un banco del que retiró una suma de dinero para pagar a sus obreros: fue fusilado a traición por la espalda luego de ser obligado a entregar el dinero y huir de su vehículo. Ayer, en Del Viso, un joven profesor de gimnasia al abrir la puerta de su casa recibió delante de su esposa un balazo en el pecho que acabó con su vida. Y en Lanús, también ayer, una toma de rehenes en una humilde veterinaria. ¿Cuándo nos tocará a nosotros, a nuestros hijos o a nuestros padres? Esa vida que Cossio tanto valoraba y que la profunda decadencia del régimen kirchnerista ha logrado, como parte de un profundo proceso revolucionario de destrucción de los valores de la convivencia civilizada y relativismo moral, relativizar como un hecho fortuito que lleva a los umbrales de la crispación social. Porque el maniqueísmo y la perversión psicótica de Kirchner eliminó en sus desvalores las zonas grises que el derecho aporta a una sociedad para evitar el “todos contra todos en defensa propia”. Enfermizo conductor de un régimen que quedará en la historia como aquel que destruyó los vínculos inmanentes de la convivencia social. El poder para él no tiene límites; es él frente a frente a todos sus enemigos que piensan distinto, incluida su mediocre esposa delegada presidencial. El dinero y la corrupción empleados para comprar voluntades rozan los límites de la institucionalidad. Han logrado el principio de cualquier teoría revolucionaria: destruir las bases de una sociedad sin valores ni rumbos para avanzar en su proceso hegemónico hacia la conformación de su stalinismo. Hace dos semanas hablamos de una sociedad inerte sin respuestas porque aún no logra tocar fondo. Pero la crispación social se regenera día a día y la reacción aparece como anticuerpo frente a su propia disolución. Es el conjunto de hechos aislados que espantan al ciudadano común lo que produce ante un hecho impensado pero detonante la defensa del orden natural sobre los poderes constituidos. Lo vivimos el martes 25 de marzo cuando la gente salió a las calles sin que nadie los motorice a defender en su gran mayoría derechos ajenos como los de los productores agropecuarios, haciendo suya una justa causa que nadie imaginaba que estallaría en las narices del régimen. Cuanto más despotismo y ausencia del Estado en la protección de la vida de la gente, mayor virulencia tendrá el paso del miedo hacia la protesta social incontenible e inmanejable. Aquí nadie responde a caudillejos golpistas como el 20 de diciembre de 2001; el estado de pánico genera en el individuo reacciones diversas y atomizadas, aunque con un mismo fin: la masificación en defensa propia y el estallido social. Y a ese camino nos conduce el despotismo gobernante hace cinco años y medio. Nadie puede prever cómo concluirá esta violencia social contenida que estallará desde el miedo personal hasta el enfrentamiento general. Si a este cuadro agregamos los oscuros vaticinios económicos para 2009; creciente desocupación; caída del salario real; despidos encubiertos; reducción en las horas fábrica; estancamiento e inflación cada vez más difícil de reprimir y desborde de las masas sobre los jerarcas sindicales, la crispación social desde comienzos de año puede culminar con violencia incontenible antes de culminar el primer semestre de año. Al individuo indefenso, ultrajado, violado, robado, torturado, asesinado a sangre fría y abandonado en sus derechos por una justicia inexistente y un poder tan opresor como decadente, resulta difícil exigirle sentido común cuando sólo se integra al conjunto como una poderosa molécula social. Humberto Bonanata

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