miércoles, 3 de junio de 2009

EL DÍA DESPÚES



03-06-09 | Por María Herminia Grande

Argentina el día después
http://www.mariaherminiagrande.com.ar/articulo.php?id=0000000391

En la recta final hacia la definición de las elecciones legislativas del 28 de junio, nuestro país está mucho más poblado de incertidumbres, para con la acción política, que de certezas. ¿Qué cambios políticos se deben esperar después de ese día? Mientras tanto la realidad no se enmarca entre signos de interrogación: sencillamente es. Es más pobre que antes. Está más insegura. Está más desempleada. ¡Y con menos civismo! Esta realidad ha demostrado a lo largo del tiempo su persistencia inmodificable. Los hombres de la política pudieron y lograron pergeñar con agudeza intelectual nuevas fórmulas para violar y perturbar la vida institucional. La realidad de lo pendiente se apoltrona y crece. Crisis energética. Crisis con el campo. Crisis de corrupción. Crisis en el Mercosur. Crisis de inflación (estanflación según el economista Abel Viglione). Otra pregunta a realizarse es qué se puede esperar para el 29 de junio. De haber transcurrido una campaña con proyectos, ideas, debates, la Argentina del ciudadano podría ese día convalidar esperanza o frustración de acuerdo al resultado del voto emitido. La realidad indica que no hay certezas, ganando los unos o los otros, sobre el impacto real en la transformación de nuestro país.

Todo resulta extraño. Es una elección legislativa en la cual se habla mucho más de 2011 que de 2009. Hasta los publicistas muestran su desconcierto dado que los candidatos sólo les piden dos cosas: el color azul (símbolo de poder) en los afiches y que aparezca la palabra cambio. Tan pobre está la política que los candidatos a diputado nacional Scioli y Massa, gobernador de Buenos Aires y jefe de Gabinete de la Nación, le han dicho a la Justicia que eventualmente asumirían la responsabilidad para la que piden ser elegidos. Cuando una sociedad se empobrece, todas sus instituciones también lo hacen. La Justicia, en su pobre dependencia, no citó a los candidatos en cuestión para formularles la pregunta de rigor: "Señor, usted en caso de ganar, ¿asumirá el cargo para el cual resulte electo?". Si la respuesta, como dice Gregorio Badeni, "hubiese sido no o no sé, corresponde directamente impugnar la candidatura, dado que no reúne todos los requisitos que exige la Constitución para ejercer un cargo; el primero de ellos y no menor, tener la voluntad para ejercerlo".

Esta nueva lesión a nuestro sistema institucional, que de aquel entusiasmo democrático del ’83 a la fecha no pudo salir de la transición, en los últimos años agudizó un retroceso con modos y prácticas personalistas, autocráticas. Basta recordar que la señora presidenta, residente por años en Santa Cruz, se candidateó como senadora por Buenos Aires para luego sin discusión más que con su marido, convertirse en candidata presidencial diciendo que iba a fortalecer la calidad institucional. Su marido, un auténtico pingüino nacido y criado en Santa Cruz, acortó distancias geográficas y cambió el frío sureño por los aires más cálidos bonaerenses. Como se ha visto, la Justicia no ha actuado en el cuidado de las instituciones. Queda la sanción social. Ésta depende directamente del grado de cultura cívica del pueblo argentino. Como perro que se muerde la cola, protagonizamos un círculo vicioso en el cual hoy no se advierte quién pondrá el palo de civismo en esta rueda enloquecida para detener tanta mediocridad y comenzar el difícil camino del crecimiento. Se puede crecer como Argentina lo hizo en lo económico. Pero si no se crece en educación es imposible quebrar esta inercia decadente. El saber compromete. Tal vez el mojón inicial para romper esa inercia se emparente con lo que hizo en 1947 el por entonces maestro Alfredo van Gelderen, cuando junto a sus alumnos de tercer grado preparó para el acto patriótico del 9 de julio, un recitado: el Preámbulo de la Constitución nacional.

Decíamos anteriormente que cuando una sociedad se empobrece, también lo hacen sus instituciones. La Unión Industrial Argentina de Méndez ha resuelto hablar sólo por sus comunicados, en momentos en los cuales su voz debiese ser más clara y fuerte que nunca en la defensa de sus empresas, del trabajo, de la producción dado que desde el gobierno argentino –me remito al caso Techint– no se ha cumplido con la defensa de "lo nuestro" al decir de Aldo Ferrer. Esta institución tuvo un claro alineamiento y/o sometimiento a las políticas del gobierno nacional. Hoy, en forma inconcebible, por la historia de esta central empresaria, decide en una sugestiva debilidad hablar a través de sus comunicados. Es inconcebible que Argentina bregue por la incorporación de Venezuela al Mercosur y que dicho país se adueñe en un abrir y cerrar de ojos de la tecnología argentina pionera en el mundo en este rubro, por unas monedas. En estos actos se evidencia por qué el Mercosur no puede transformar en acción sus buenas intenciones.

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