martes, 23 de junio de 2009

LO QUE LA GENTE QUIERE


Pensando en positivo: Lo que la gente quisiera votar si es que encontrara una plataforma que lo contenga

No puede pretenderse un cambio profundo, en una sola elección, pero al menos sí intentar un acercamiento hacia lo mejor, y enseñar, con el voto, qué es lo que necesitamos

Caeríamos en la ingenuidad si sostuviéramos que un cambio de Gobierno puede ser capaz de modificar sustancialmente los profundos vicios de la política argentina. No podemos creer todavía, que un cambio de figuras en la conducción de nuestro país, pueda representar un notable mejoramiento a nivel de la implementación de políticas de Estado tendientes a bajar sustancialmente el nivel de corrupción, de mejorar la Salud pública, la Justicia, de crear genuinas fuentes de Trabajo, de poner en pie a nuestras Fuerzas Armadas, de reestablecer el orden y el respeto entre los argentinos.

No, nada de eso probablemente cambie de manera radical ante el advenimiento de nuevas figuras en la política argentina. Un pensamiento con el mínimo de sentido común, expresaría que para conseguir tan importantes logros se hace necesario apuntar a cambios culturales profundos, proceso que llevaría un tiempo sensiblemente mayor al que representa un simple traspaso del Gobierno, ó, como lo es en este caso, unas elecciones de medio tiempo, que sólo cambiarán algunas figuras en el Congreso.

Si bien es cierto, que nada de eso puede cambiar de un día al otro, también lo es que en algún momento, en un día o en una semana o un mes, podría manifestarse el punto de inflexión, el comienzo del cambio.

Para empezar, al menos ya se cuenta con un dato que no es menor: se sabe, y es fácilmente comprobable, que la actual conducción del país no se preocupa por la ciudadanía, sino por su propia permanencia en el poder, una cuestión enfermiza que la lleva a perseguir cada vez una mayor intromisión en los asuntos privados de la comunidad, y también procurar cada vez mayores posibilidades de aumentar el enriquecimiento entre sus miembros y allegados, en cifras que ya resultan difíciles de pronunciar en números.

Se conoce además, que para mantener la situación descripta, se hizo necesario organizar una especie de ingeniería que permitió mantener y consolidar el sistema, lo que implicó además, la alteración de las leyes, conseguida en ocasiones hasta con la presentación y sanción de otras leyes, votadas por irresponsables que en algún momento deberán rendir cuentas por sus hechos.

Es decir, ya se ha visto lo suficiente con respecto a lo negativo en todo sentido, del comportamiento de los políticos argentinos, en los últimos años. Una actitud que también se manifiesta más allá de nuestras fronteras, pero que así suceda no representa ningún consuelo para nosotros que tenemos la ineludible obligación de mejorar la situación aquí, y ahora.

Podría creerse entonces, que los argentinos han de querer nuevas autoridades que en su actividad política se dediquen a cuidar a la ciudadanía, a proteger a la familia y no a los delincuentes, a buscar la consolidación de la paz interior en el país, que no dividan a la comunidad, que no generen odios entre argentinos, y que sean fundamentalmente justos, en todo sentido y a todo nivel, y que se dediquen a difundir y sostener los valores tradicionales que alguna vez nos hicieron destacar en el contexto de las Naciones.

Los argentinos han de querer que sus autoridades respeten los símbolos de la Patria, y entre ellos las fechas que los conmemoran, estando presentes y atentos- respetuosos- ante esas circunstancias. También han de desear que desde el Gobierno emanen buenos ejemplos para toda la ciudadanía, especialmente para los más jóvenes. Que la Justicia sea confiable y que los aportes que están destinados al disfrute de una apacible jubilación, no se lo queden algunos pocos, para sus negocios personales.

Todas las necesidades que se expresan, parecieran demasiado obvias, y sin embargo no siempre la actitud de los electores apunta hacia ellas. Tal vez por confusión inducida, por desatención o desinterés, no se sabe, pero el argentino de las últimas décadas sigue votando mal, y la prueba está a la vista.

Siempre hay un margen de maniobra en cada elección, por más que haya candidatos poco confiables, y tal vez no es mucho pedirle al pueblo que aproveche aunque sea mínimas estrategias, no sólo votando al “menos malo”- como lamentablemente se ha debido hacer en muchas ocasiones en el país-, sino buscando dejar mensajes y acorralar a los más malos, con situaciones que les compliquen sus programas.

Esto sería, a juicio de ENFOQUES POSITIVOS, la actitud crítica y adulta que se requiere en estos momentos en que peligra la paz entre hermanos, y ante la posibilidad de un hundimiento definitivo del país, a nivel comercial, empresarial, y hasta humano, porque no hay que olvidar las marcas que estos hechos dejan en el ánimo general de la población.

Como siempre, hay otras alternativas a dejarse caer y permitir que todo nos puedan hacer, y encima con impunidad. Está en cada uno de nosotros tomar con firmeza el desafío que nos presenta la historia, y obrar en consecuencia.

Y ojalá que lo que hoy nos sucede a los argentinos, pueda ser contado con honor, en unos años. Con ese honor que da el haber participado en la lucha, del lado de la verdad y de la justicia y las leyes. El resultado importa, pero mucho más nuestra actitud positiva.
FTE. ENFOQUES POSITIVOS

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