lunes, 5 de marzo de 2012
TODO
¡Vamos por todo! y “Tomá todo”
Por JUAN SALINAS BOHIL
Si alguien en Argentina fuese capaz de recordar una pequeña cuestión del affaire Hebe Pastor-Sergio Schoklender, la psiquiatría podría darse por satisfecha. Lo mismo ocurriría con ciertos personajes titulados Uberti, Jaime o Wilson. La memoria de la mitad de la sociedad está ubicada en un escaparate de objetos perdidos. Eso sí, se desgañita como la mejor al ritmo de “Qué hemos hecho para merecer esto”. ¡Todo! Podría responderse con tranquilidad. Del otro lado del tablero un 54% curiosamente responde lo mismo: ¡todo!, al tiempo que disfruta de las mieles de su votado socialismo nacional. Es la misma que se gastaba todo con Menem o con Isabelita hasta que llegó el Rodrigazo.
El ¡Vamos por todo, por todo!, que vociferó la Presidente el 27 de febrero desde un palco oficial como si estuviese en un estadio de fútbol para asombro de la intendente de Rosario que en esos momentos hacía uso de la palabra, significa exactamente éso y no otra cosa. Habrá llegado la hora, entonces, de cuidar hasta la más insignificante de las pertenencias porque vendrán por ellas con una violencia inusual, infinitamente mayor a la que nos tienen acostumbrados.
Sin dinero a la vista, es el momento de manotear las reservas del Banco Central a velocidad de tren bala mientras se financia el “Automovilismo y el Fútbol para Todos” o los locales de “La Cámpora”, agrupación estatal a la espera de convertirse en guardia pretoriana presidencial y que tiene como estandarte el nombre de un recordado sacamuelas bobo que Perón puso en la Rosada por unos pocos meses. Como copropietarios del aplausómetro nacional (y popular) conjuntamente con gobernadores, legisladores, jueces, intendentes y funcionarios de toda ralea, sus integrantes escribieron oficialmente después de la perorata presidencial del 1º de marzo: “En una de las jornadas más épicas que se recuerde en la historia argentina, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner dio una magistral clase de liderazgo político y demostró una vez más con su discurso la firmeza con la que sigue profundizándose el Modelo Nacional y Popular de crecimiento económico y desarrollo con inclusión social”.
Es que después de la tragedia ferroviaria de Once donde murieron 51 personas y más 700 resultaron con heridas de diversa consideración, al Gobierno los ratones le habían comido la lengua y sin los agravios habituales del anterior jefe de Gabinete, la mudez del actual marcó la diferencia. Por eso fue que debieron abordar el mismo tren sin pagar pasaje y paleando carbón a toda máquina el secretario de Transporte y la ministro de Seguridad. El remedio fue peor que la enfermedad porque como buenos soldados de infantería, pusieron el pecho a las balas pero sin chalecos protectores y fueron víctimas de su acostumbrada verborragia.
Hasta que la Presidente llegó al Congreso el 1º de marzo para inaugurar el período de sesiones ordinarias y puso las cosas en su lugar en lo más parecido a un “No se os puede dejar solos”, dicho en medio de vítores, sostenidos aplausos, gritos, panfletos lanzados desde la gradas populares e invitados especiales en donde extrañó la ausencia de los periodistas militantes de Télam, del canal oficial, del grupo comunicacional paraestatal Spolzky y de otros medios hegemónicos gubernamentales, empresarios amigos como Cirigliano o Eskenazi, y numerosas figuritas y figurones subsidiados del espectáculo. Para suerte del comunismo local se encontraba especialmente invitado el ex juez Garzón a quien todos los colonizados que se encontraban dentro del recinto ovacionaron de pie.
Es fabuloso cómo trabajan los marxistas las 24 horas del día y se ayudan entre ellos. Ahora, los contribuyentes argentinos tendrán la posibilidad de mantener a un desocupado más debido a que el Congreso argentino le ha ofrecido trabajo al inhabilitado y como manifiestan de él sus empleadores, viene a "jerarquizar las políticas" de Derechos Humanos. Son los mismos que en ocho años de kirchnerismo ignoraron un aumento del presupuesto en el Congreso en 603%, quizás porque el año pasado sólo se realizaron 7 sesiones, y acordaron recientemente un aumento en sus ingresos de más del 100% correspondiente a sus dietas y abultados gastos de representación. Garzón podría investigar desde aquí los Derechos Torcidos en Cuba y enseñar cómo se pinchan teléfonos en forma ilegal, pero mucho sospechamos que no es esa la razón por la que ha venido a radicarse en el país.
Es de lamentar que el Congreso se asemeje cada vez más a un “Sí, bwana” porque si no, “Dunga dunga”, cuando en realidad debería ser al revés. Desde 1188 en las Cortes de León y luego en 1215, en Inglaterra, se ha venido poniendo límites a la autoridad del monarca, a tal punto que en este último país, desde 1642, fecha en que Carlos I entró a la Cámara de los Comunes con el propósito de arrestar a cinco miembros del Parlamento, ningún monarca ha entrado a dicha Cámara y las sesiones las abre desde la Cámara de los Lores. Pero en el sur bolivariano, la historia de las instituciones corre por cuerda separada y se oficializa a gusto y piacere del Ejecutivo.
La Presidente salió de su ostracismo y agredió a más no poder a quién diese lugar y ni los gobiernos español y brasileño quedaron exentos de sus bravatas al inmiscuirse de manera pública en cuestiones internas que, de existir, sólo corresponden criticarlas, analizarlas y solucionarlas a gobernantes y ciudadanos de esos países. Y fue tan allá que pudo en duda la honorabilidad de los empresarios olvidando que ella misma pertenece al ramo inmobiliario.
Hasta hoy se analiza el discurso rosado. Que si fue largo o si dijo mucho, poco o nada de algunos temas. Mientras, la improvisación reina. Como en la cuestiones que rodean la tarjeta SUBE. Fue un discurso repleto de inexactitudes y agresiones al por mayor propias de un gobierno barrabrava e impropias para una sociedad que se precie. Pero parece no ser éste el caso de la argentina.
La sociedad sufre algún tipo de enfermedad de difícil diagnóstico que suele alcanzar con más virulencia a sus dirigentes. Acaba de suceder con el secretario del Transporte nacional que a los pocos días de la tragedia ferroviaria que enlutó al país, debió ser internado ya que tenía una arteria obstruida, por lo que le hicieron una angioplastia y le colocaron un stent. También hace menos de un mes el vicepresidente de la Nación fue operado en el paladar debido a una apnea de sueño en momentos que arreciaban las críticas por su posible vinculación a través de testaferros en la compra de la imprenta Ciccone Calcográfica. Y ni la Presidente se salvó de este alud de intervenciones. Recordemos que cuando se dio a conocer en diciembre pasado que había comprado en 2010 dos departamentos en la carísima zona de Puerto Madero, “Clarín” quiso conformar la noticia con su vocero y a las dos horas se anunció que Cristina Fernández iba a ser operada de un cáncer de tiroides.
Aunque todos los argentinos son iguales ante la ley, es conocido que todos los funcionarios son atendidos de sus dolencias en exclusivos sanatorios privados que cuentan con excelente personal médico. Sería conveniente que se cuiden más. Que no trabajen tanto y moderen sus fuerzas, porque para que Argentina recorra sin tropiezos el camino que han elegido para ella necesitarán de todas su energías. Doblegar a los disconformes restantes no será tarea sencilla. Se aproximan tiempos difíciles.
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