sábado, 17 de septiembre de 2016

NUEVA ERA

Buenos Aires, Argentina viernes 16.09.2016 ALERTA INVESTIGACIÓN DONALD J. TRUMP FOUNDATION VS. CLINTON FOUNDATION Una Nueva Era: La Política Pos-Verdad “Los políticos siempre han mentido. ¿Tiene importancia si dejan la verdad atrás por completo?”, se pregunta el semanario británico The Economist, en un artículo en el que plantea que estamos entrando en una nueva era política: la de la pos-verdad. Que los políticos a veces mienten, no es ninguna novedad, explica The Economist. Lo novedoso es que en esta nueva etapa, la verdad no es solo puesta en duda o falsificada, sino que pasó a tener una importancia secundaria. Se toman como ciertas las aseveraciones que “se sienten verdad”, sin importar los hechos. El candidato republicano a la presidencia de Estados Unidos, Donald Trump, es uno de los principales exponentes de la era de la política pos-verdad, aunque no es el único. “Su desfachatez no es castigada, sino tomada como evidencia de su volunta d de enfrentarse a los poderes de la elite. Y no está solo. Miembros del Gobierno de Polonia aseguran que un Presidente anterior, que murió en un accidente de avión, fue asesinado por Rusia. Los políticos turcos claman que los perpetradores del reciente golpe frustrado actuaron en base a órdenes de la CIA. La exitosa campaña para que Gran Bretaña deje a la Unión Europea advirtió sobre hordas de inmigrantes que resultarían del acceso inminente de Turquía a la Unión”, explica The Economist. “Alguna vez, el propósito de la mentira política era crear una visión falsa del mundo. Las mentiras de hombres como Trump no funcionan así. No están destinadas a convencer a las elites, en quienes sus votantes no confían ni los quieren, sino a reforzar prejuicios.” Si Trump encarna la nueva política de la pos-verdad, la candidata demócrata Hillary Clinton es un exponente de una era anterior, en la que la mentira política consistía en la manipulación los hechos general mente para esconder una falta o incompetencia ante la opinión pública. Cuando Donald Trump y los Clinton participaban juntos en eventos benéficos. “La política pos-verdad tiene muchos padres”, afirma The Economist. “Algunos son nobles. El cuestionamiento a las instituciones y las ideas heredadas es una virtud democrática.” Sin embargo, hay otras fuerzas en juego mucho más peligrosas como la ira. “Muchos votantes se sienten abandonados y dejados atrás, mientras que las elites que están al mando han prosperado. Sienten desprecio por los tecnócratas egoístas que dijeron que el euro les mejoraría la vida y que Saddam Hussein tenía armas de destrucción masiva.” En Estados Unidos, pocos encarnan esa elite política tan bien que el matrimonio Clinton. Una y otra vez a lo largo de esta campaña, Hillary (apodada “crooked Hillary” –Hillary la mentirosa- por Donald Trump) pagó por formar parte de esa elite y de esa era política anterior, la de la corrección política. Las cuentas vinieron la mayor parte de las veces en forma de emails filtrados, que mostraron a una Hillary, quizás no mintiendo abiertamente, pero al menos no diciendo toda la verdad. Hoy está de nuevo en la mira por un escándalo en torno a su fundación. No es la única: también la Fundación Trump quedó sujeta a investigación por supuestas prácticas irregulares, al mando del fiscal de Nueva York. “Como todo lo demás en la carrera presidencial, el monto y la motivación del pasado caritativo de los candidatos ha quedado embrollado en la política de la pelea por la Casa Blanca (…)”, escribió Patricia Murphy de The Daily Beast. Clinton es opaca; Trump “desprecia la transparencia” El 59% de las estadounidenses afirma no confiar en Hillary Clinton mientras que el 62% de ellos afirma no confiar en Donald Trump, según datos presentados por el diario digital El Confidencial. Sin embargo, entre ambos candidatos hay una pequeña pero gran diferencia: Trump nunca quiso construir su atractivo en base a la verdad. Para él, según la era política que encarna, eso es algo secundario. Sí en cambio lo quiso Hillary, más allá de las filtraciones que ha tenido. Por esa razón, un golpe a la credibilidad en principio resultaría más dolorosa para ella que para él. “A diferencia de Clinton, él (Trump) no es transparente sobre nada, pero él ha dictado cómo la prensa lo juzga”, escribió Jamelle Bouie de la revista digital Slate, en un artículo en el que cuestiona porqué únicamente la honestidad de Hillary es puesta en duda de manera permanente y no se cuestiona la del republicano. “Desde su servidor privado de email en el departamento de Estado a sus discursos a bancos y otras instituciones, Clinton ha sido opaca y no ha mostrado voluntad de divulgar detalles. Es reservada, aun cuando la verdad está lejos del escándalo, como lo fue con su enfermedad el fin de semana pasado. Dado esto, deberíamos presionarla por más transparencia. Deberíamos demandar más revelaciones de su campaña y más tiempo con periodistas. Pero al hacer esas demandas, no deberíamos olvidar ni negar el grado sin precedentes que ha mostrado Trump de desprecio por la transparencia”, escribió Bouie. “Si Trump pierde en noviembre, la pos-verdad parecerá menos amenazante, aunque ya ha tenido demasiado éxito como para que desaparezca”, escribió The Economist. Donald Trump: ¿filántropo vehemente…? “A pesar de que Donald Trump se ha descrito a sí mismo como un ‘filántropo vehemente’, solo le ha donado US$ 3,7 millones a su propia fundación”, escribió Ben Davis en el portal NewsExaminer. “Está entre los millonarios menos caritativos del mundo.” Entre 1990 y 2009, Trump ha donado personalmente solamente US$ 3,7 millones, lo que hace que el millonario quede muy chico en comparación a otros millonarios como Bill Gates, Warren Buffett, Ted Turner, Michael Bloomberg o David Geffen, en términos de generosidad. Pero además esa cifra no lo convierte ni siquiera en el mayor contribuyente a su propia organización de caridad, que en las últimas 2 décadas ha hecho contribuciones por US$ 6,7 millones, escribía Davis en un artículo que ya tiene un año. Por ejemplo, solamente en 2008, las contribuciones de caridad de Bloomberg alcanzaron los US$ 235 millones según registros del IRS (Servicio de Impuestos Internos, según sus siglas en inglés). Hoy, la acusación de mezquino le queda chica al candidato republicano, luego de que el diario The Washington Post revelara datos que dejan aún peor parado a Trump. Las revelaciones han llevado a que el fiscal general del estado de Nueva York, el demócrata Eric Schneiderman, anunciara el miércoles que abriría una investigación a la Fundación Donald J. Trump por algunas de sus transacciones. "Nos preocupa que la Fundación Trump haya incurrido en alguna práctica irregular", dijo Schneiderman en una entrevista con CNN. ¿…O despilfarrador del dinero de otros? David A. Fahrenthold, de The Washington Post, fue quien llevó a cabo la investigación que hoy hace doler la cabeza al candidato republicano, publicada bajo el título “Cómo Donald Trump utilizaba su caridad para gastar el dinero de otros.” Fahrenthold se basó en 17 años de declaraciones de impuestos de la Donald J. Trump Foundation y entrevistas con más de 200 individuos y grupos que figuraban como los receptores de esos regalos, y encontró que “casi todo” el dinero de la fundación en los últimos años provino de otra gente aparte de Trump, siendo su último regalo personal a la fundación del año 2008. En el año 2001, la fundación comenzó a recibir donaciones de otros. Para el año 2007, Trump ya no era el principal donante. Además, Fahrenthold encontró 2 casos en los que Trump usó dinero de la caridad para comprarse un regalo a sí mismo. “La Fundación Donald J. Trump no es como otras caridades. Una investigación de la fundación –incluyendo la exanimación de 17 años de declaraciones de impuestos y entrevistas con más de 200 individuos o grupos que aparecen como donantes o beneficiarios – encontró que recauda y gasta el dinero de una manera muy inusual. Por empezar, casi todo su dinero viene de otras personas que no son Trump. En las facturas de impuestos, el último regalo de Trump fue en 2008. Desde ese entonces, todas las donaciones han sido dinero de otra gente – un arreglo que según los expertos no tiene precedentes para una fundación familiar”, escribió Fahrenthold. “Trump luego toma el dinero y en general hace con él lo que quiere. En muchos casos, se lo pasa a otras caridades, que suelen tener la impresión de que es dinero de Trump. En dos casos, ha usado dinero de su caridad para comprarse a sí mismo un regalo. En uno de esos casos – que antes no había sido informado – Trump gastó US$ 20.000 de dinero enmarcado para propósitos caritativos, para comprar un retrato de casi 2 metros de él mismo. El dinero de la Fundación Trump ha sido usado también con objetivos políticos, lo que está en contra de la ley”, escribió Fahrenthold en The Washington Post. En 2013, la Fundación hizo una donación ilegal de US$ 25.000 -por la que ya pagó una multa- a un grupo político asociado a la fiscal general de Florida, Pamela Bondi, cuando su oficina estudiaba la posibilidad de una investigación por fraude contra la Universidad Trump, algo que finalmente no hizo. Hasta el Presidente Barack Obama hizo referencia al escándalo de la Fundación Trump, en medio de un discurso a favor de Hillary Clinton. “¿Quieren debatir sobre fundaciones y caridad? La fundación de la familia de una candidata ha salvado incontables vidas alrededor del mundo. La fundación del otro candidato tomó plata que otros dieron a caridad y luego compró un cuadro de él mismo de 6 pies de altura”, dijo Obama. La Fundación Clinton: ¿caridad desinteresada…? Pero la controversia en torno a las fundaciones caritativas alcanzó también a la candidata demócrata. La Fundación Clinton fue fundada en 1997 como la William J. Clinton Foundation y a principios de 2013 se la renombró Bill, Hillary & Chelsea Clinton Foundation. Según Wikipedia, en lo que va de 2016 la fundación recaudó aproximadamente US$ 2.000 millones provenientes de corporaciones estadounidenses, gobiernos y corporaciones extranjeros, donantes políticos, y varios otros grupos e individuos. En lugar de hacer donaciones de caridad, el foco de la Fundación Clinton es llevar a cabo sus propios programas humanitarios. “En más de 70 países, de acuerdo con la fundación, ayuda a 11.5 millones de personas, incluyendo 800.000 niños, con VIH/sida para que tengan acceso a medicamentos a un costo 90% menor, lo que representa a más de la mitad de los adultos y tres cuartas partes de los niños que reciben tratamiento en el mundo en la actualidad. Pero también realiza todo tipo de trabajo. Por ejemplo, ayuda a granjeros en el este de África a tener mejores semillas y fertilizantes. Apoyó a la reconstrucción de Nepal luego del sismo de 2015 y ha conectado a más de 500,000 latinoamericanos con capacitación para el trabajo y oportunidades empresariales”, escribió el portal de CNN, Expansión. ¿…O a cambio de favores? Un punto importante a aclarar es que los Clinton, paralelamente a esta organización ambiciosa, multimillonaria y en ocasiones controversial, tienen otra más pequeña y privada llamada Clinton Family Foundation, que usan para donaciones de su interés personal: ayudar a los bomberos, al ballet de Arkansas, y a un tributo a la hija de un amigo que falleció hace años. "A diferencia de la Fundación Donald J. Trump, a la que según The Washington Post, Donald Trump ha donado menos de US$ 10.000 de su dinero desde 2008, los Clinton han dado US$ 22,5 millones a la Clinton Family Foundation desde 2001, de acuerdo a 990 declaraciones de la fundación a la IRS (N. de la R.: agencia recaudadora) durante 15 años, chequeados por The Daily Beast", escribió Murphy en dicho portal. Alrededor del 20% de estas donaciones fueron derivadas a la Fundación Clinton, la que se ocupa de asuntos a escala global. Pero Donald Trump atacó a la Fundación Clinton acusándola de servir a gobiernos y corporaciones extranjeros, que efectuaban donaciones a cambio de favores del departamento de Estado, de quien Hillary fuera secretaria entre 2009 y 2013. La acusación se sustenta en una investigación de la organización Judicial Watch, que reveló alrededor de 800 emails de Huma Abedin, una de las principales asesoras de Clinton durante su paso por la administración de Obama. De ellos se desprende una correlación entre grandes donantes a la fundación y la solicitud de reuniones oficiales con la secretaria de Estado. Según la agencia AP, durante su tiempo como secretaria de Estado, más de la mitad de las reuniones que tuvo Hillary Clinton con ciudadanos particulares fueron con donantes de la Fundación Clinton. Entre ellos están ejecutivos de Estée Lauder -que estaba trabajando con el departamento de Estado en un proyecto sobre violencia de género en Sudáfrica- y con el fundador de un banco sin fines de lucro que pedía ayuda porque su gobierno en Bangladesh lo estaba presionando para que renunciara. La Fundación Clinton, ¿compatible con la función pública? Según Fox News, el departamento de Estado habría considerado comprar un terreno en Nigeria en marzo de 2013 a dos hermanos de nacionalidad nigeriana y libanesa que fueron grandes donantes de la Fundación Clinton. Hillary dejó el Departamento de Estado en febrero de 2013 y la compra nunca se realizó. The Wall Street Journal, por otro lado, ha reportado en el pasado que la fundación benefició a los amigos de Bill Clinton. “¿Se puede ser jefe de la diplomacia de uno de los países más poderosos del mundo y dirigir al mismo tiempo una fundación filantrópica con cientos de millones de presupuesto anual en donaciones? ¿Se pueden aceptar donaciones millonarias para campañas, eventos y viajes y tomar decisiones estratégicas sobre intereses estadounidenses en el mundo sin que ambas cosas se vean mutuamente influenciadas? ¿Va a dejar Hillary Clinton de quedar en evidencia por la publicación de antiguos 'e-mails' comprometedores?”, se pregunta Eva Catalán en el diario digital El Confidencial. Lo cierto es que si bien la existencia de la Fundación Clinton era compatible con el ejercicio del cargo gubernamental, Clinton tuvo que comprometerse a someter las donaciones internacionales que recibiera por el filtro del departamento de Estado, al asumir como su secretaria en 2009. Y esto no se habría cumplido. “Pero ni ella ni sus colaboradores fueron muy diligentes a la hora de pedir permiso para recibir esos dineros, ni, por lo que parece según los últimos 'e-mails' publicados, dejó de haber ocasiones en que se creó cierto solapamiento entre una y otra esfera”, señala Catalán

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