Habrá que buscar otra democracia porque la que obtuvimos, no satisface
POR CLAUDIO M. CHIARUTTINI
Muchos argentinos acumulan expectativas insatisfechas acerca de la democracia a la argentina. No es lo que esperaban, pero tampoco saben cómo construir otra. Eso no quita que se pueda criticar lo poco que se tiene, y precisamente a eso apunta el editorial del autor en su programa radial dominical por AM América.
CIUDAD DE BUENOS AIRES (Sin Saco y Sin Corbata). En pocas horas más, estaremos cumpliendo todos los argentinos 25 años de democracia recuperada, y Cristina de Kirchner, 1 año como Presidente de la Nación.
Sin duda, serán días de memoria y recuerdo, pero también serán jornadas de dolor por las oportunidades perdidas, por la pésima calidad de nuestra clase política y de nostalgia por las ilusiones evaporados a fuerza de crisis económica tras crisis económica.
La democracia es una cuenta pendiente para la Argentina.
Votamos con cierta libertad, tenemos una mínima expresión de institucionalidad y no hay prohibiciones ni perseguidos políticos, en lo formal.
Sin embargo, si la Argentina fuera una empresa y viéramos lo hecho por la clase política estos 25 años, la conclusión sería que tenemos un management de escasa calidad, que cometió cientos de errores y escasos aciertos, que culpan a otros por sus fracasos y agrandan hasta el espacio sus pocas decisiones acertadas.
Es cierto que no tenemos más dictaduras militares, pero tampoco tenemos Fuerzas Armadas.
Es cierto que no tenemos violencia política como en los '70, pero tenemos un nivel de inseguridad nunca visto.
Es cierto que no hay detenidos sin orden de un juez, pero tampoco hay Poder Judicial que defienda a las víctimas, hoy los jueces protegen a los victimarios.
Podemos gozar de libertad de expresión, pero ¿de qué nos sirve si el periodismo calla por una pauta publicitaria o por amiguismo político?
Podemos tener en vigencia en forma plena la Constitución Nacional , pero en las escuelas no se educa, los hospitales están devastados, no hay seguridad, carecemos de relaciones diplomáticas con el mundo y los políticos, cada vez que tiene una oportunidad, violan el espíritu del texto coautoría de Juan Bautista Alberdi.
Los 25 años de democracia son es un cumpleaños triste, lleno de desilusiones, esperanzas perdidas y anhelos olvidados. Y es el 1er. año como Presidente de la Nación de Cristina de Kirchner.
La heredera de Néstor Kirchner llegó a la Casa Rosada con la promesa de institucionalizar el país, no lo hizo; con la idea de dialogar con todos los sectores, no lo hizo; con la esperanza de un cambio de estilo y vimos más de los mismo, cuando no peor.
Cristina, cuando falta poco para cumplir su 1er. año en la Casa Rosada , tiene una larga lista de promesas incumplidas y de anuncios que nunca se llevaron a la práctica. La gestión es actos públicos, declaraciones altisonantes, viajes al exterior que no sirven para nada y estudiada escenografía. Realidades efectivas, pocas.
Hoy, la Argentina tiene menos trabajo; menos empleo y menos inversiones extranjeras que hace 1 año.
También, menos confianza (por eso no cesa la fuga de divisas) y menos expectativas de que se vaya a cambiar. Al contrario, en todo caso, todos tememos que se profundice en los errores cometidos.
Los únicos que pueden festejar los 25 años de democracia son los políticos que pasaron por ella y se enriquecieron.
Los únicos que pueden festejar el 1er. año de Cristina Fernández de Kirchner en el gobierno son los invitados a la fiesta kirchnerista.
De esta forma, la democracia se ha convertido en un negocio de pocos más que en un sistema que permita eliminar las tensiones entre capital y trabajo, las diferencias entre ricos y pobres, las injusticias dentro del propio sistema.
Los argentinos deben pelear hoy día por la supervivencia, tal como como lo hicieron durante la dictadura y la democracia.
No importa el régimen político vigente, debemos conseguir trabajo, ganar un sueldo, solucionando los problemas. Nos sentimos mejor estando en democracia, pero no vivimos mejor.
La clase política tienen una deuda pendiente muy profunda con la ciudadanía: responder, en serio, a sus demandas y solucionar sus problemas. Por su parte, Cristina de Kirchner también tiene una gran deuda con quienes la votaron: comenzar a gobernar.
Los anuncios realizados en las últimas dos semanas (el plan de obras públicas por $71.000 millones y la inyección de créditos por $13.200 millones, que creció a $31.000 millones ayer) van más dirigidos a obtener buenos resultados en las encuestas de imagen y mayor recaudación fiscal que en revertir una recesión que, a esta horas, reconocen todos los economista y los propios funcionarios de gobierno.
¿Cómo asegurar que todo es cuestión de imagen? Muy sencillo, luego de los anuncios se hicieron circular apoyos del 70% a las medidas, pero los medios evaluaron el abuso que hace el gobierno de esa estrategia que, además, no sirve para revertir los percances de la economía.
La Presidente de la Nación encara su 1er. año en la Casa Rosada con fuertes críticas partiendo de las entrañas mismas del kirchnerismo.
> La ministra de Salud, Graciela Ocaña, fustigó la falta de diálogo dentro del gobierno;
> el titular del INTI, Enrique Martínez, criticó el veto a la Ley de Glaciares;
> las renuncias de Jorge Cevallos y Humberto Tumini sacudieron las bases piqueteras;
> Vilma Ibarra confirmó su lejanía del gobierno, y
> Carlos Heller, elegido por Néstor Kirchner para ordenar la interna de Frente para la Victoria en la Ciudad de Buenos Aires, no dudó en mostrarse molesto por el blanqueo de capitales.
Con anterioridad, el gobierno dejó ir a Felipe Solá, a Jorge Obeid, a Walter Agosto. Puso en el freezer a Miguel Bonasso, a Ariel Basteiro y a Alberto Fernández y, además, salió a desmontar los restos del albertismo.
El despido de Romina Picolotti, con acusaciones de “desorden administrativos en la secretaría de Medio Abiente y el intento de defender a Graciela Ocaña confirman que el Jefe de Gabinete, Sergio Massa, trata de quedarse con los restos humeantes del albertismo, mientras pelea contra Héctor Randazzo por ganar los favores de Néstor Kirchner (por eso Amado Boudou tuvo a su cargo crear el plan de créditos de $13.200 millones sin que tuvieran participación los ministros de Economía, Carlos Fernández , y Producción Debora Giorgi).
La Presidente de la Nación dijo “de repente, apareció el mundo”. Pocas veces Cristina de Kirchner fue tan sincera. En la Casa Rosada , nunca entendieron que esta es una crisis global, tarde o temprano tenía que impactarnos en forma directa. Por eso la mandataria argentina se pavoneó por Nueva York tomándole el pelo a USA hace 4 meses hablando del 'efecto Jazz'.
Más allá de los errores cometidos con los overos negros o el olvido de la asistencia financiera para las Pymes (¡¡nada más y nada menos!!), más allá de que, tal cómo explicó Abel Viglione en el periódico Perfil, el crecimiento vivido en los últimos 6 años no son los más fuertes ni los más largos de la historia; hay coincidencia entre los especialistas que los anuncios llegaron tarde, desorganizados y que tendrán impacto en sectores cercanos al gobierno.
El gobierno, que ofrece créditos para el consumo, no entiende que el problema de la gente es el poder adquisitivo. ¿De qué sirve que me ofrezcan 700.000 préstamos para comprar autos o heladeras si no sé si tendré trabajo para poder pagarlo?
El gobierno ofrece baja de retenciones para el maíz, que ya fue cosechado, y para el trigo, que ya fue sembrado. ¿A quién le sirve el anuncio? Darán créditos para el primer auto ¿porqué evitan que un millón de personas que ya tienen autos puedan comprar el segundo o cambiarlo?
Durante la semana pasada, oficialmente, se anunció que USA está en recesión desde hace un año, es decir, el mundo no apareció “de repente”. Por eso, la mayor medida del gobierno contra la crisis no fue anunciada, ni siquiera, fue reconocida por los funcionarios: la devaluación lenta, gradual, del peso.
En pocas semanas, el dólar pasó de cotizar $3,10 a $3,45. Es una devaluación de 11% que se realiza aprovechando el freno que existe en la inflación por caída de consumo y poder adquisitivo.
Según fuentes oficiales, este deslizamiento del tipo de cambio seguiría otro 15% ó 20% hasta llegar cerca de $3,70. Sin embargo, si se mantiene la recesión y caída de consumo, se podría llegar a $4 por dólar.
La apuesta del gobierno es compleja, por que los precios que no se ajusten hoy, lo harán mañana. Quizás, cuando se reactive la economía y los gremios arremetan con demandas de aumento de sueldo, los precios vuelvan a ahogar el poder adquisitivo de la gente y frene la recuperación de la actividad.
El gobierno sabe que Hugo Moyano es una granada sin espoleta. En la semana cuestionó la demora en admitir la crisis y lanzar el Plan B.
Luego, reclamó cambios en Ganancias.
Si bien se crearon brigadas antidespidos con el ministerio de Trabajo, el camionero mira con admiración a Hermes Binner que, sin pedido sindical, prohibió despidos sin causa por 180 días. Para peor, la decisión judicial de cerrar la megacausa que tenía a 350 jefes sindicales y funcionarios por desviar fondos para la salud por 285 millones de dólares, le saca a la Quinta de Olivos una herramienta de presión contra lo más graneado del sindicalismo duro.
Más allá del peligro sindical, el temor a un rebrote inflacionario y derrumbe del poder adquisitivo de las personas genera un futuro incierto, en especial, si tenemos en cuenta que 2 de cada 5 chicos son pobres, es decir, 3 millones tienen hambre y 4,3 millones de personas son empleados en negro.
Hoy, el nivel de consumo se ubica cerca del 2000, pero con las condiciones macroeconómicas estamos lejos de 1998 y más cerca del 2002. El gobierno debe tener cuidad, no sea que en el camino de escalar nos desbarranquemos o, por el esfuerzo de mantenernos, nos caigamos.
Pero todos estos problemas no parecen preocupar al gobierno.
Los esfuerzos políticos de la Casa Rosada están concentrados en lograr la aprobación del blanqueo de capitales. El tema no es menor, ha generado quejas, como adelantamos la semana pasada, del GAFI, y ahora se sumó el gobierno de los Estados Unidos.
Pese a que no se invitó a Diputados a explicar el tema, se hizo correr el rumor esta semana de que se preguntaría el origen de la plata a lavar. Sin embargo, el dictamen de la mayoría dejó el anonimato.
Cuando haga su balance de gestión, Cristina de Kirchner celebrará la estatización de las AFJP, es decir, el robo de 100.000 millones de futuros jubilados. Sin duda también festejará la expropiación de Aerolíneas Argentinas y la futura nacionalización de Edelap, el Tren de la Costa y el Ferrocarril Belgrano Cargas.
También podrá estar orgullosa de haber destrozado una de las fuentes de riquezas más grandes de la Argentina: el campo; o de habermos devuelto la recesión, la fuga de divisas y el riesgo país cerca de los 1.900 puntos; o de consolidar el anonimato de la Argentina en el ámbito internacional.
Sin embargo, ser la Presidente de la Nación del país más permisivo para lavar dinero del narcotráfico, el tráfico de órganos, la trata de blancas, el tráfico de armas, el juego ilegal o el contrabando es un orgullo que pocos argentinos pueden exhibir y que pocas mujeres pueden mostrar ante el mundo. ¡¡Felicidades!!
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