"EL DÍA QUE DEJEMOS DE SER COBARDES,
LOS KIRCHNER DEJARÁN DE HACERSE LOS VALIENTES"
Horacio Zariategui
Motivaciones lastimosas de un escándalo.
http://www.newpolitic.com.ar/layouts/home_news_display.jsp?id=8526 .
por Carlos Mira.
No por ser un tema que no es nuevo, la cuestión es menos escandalosa. Más cuando algunos hechos nuevos han ocurrido en la causa.
Me refiero a lo que en su momento fuera denunciado por Jorge Lanata como las compras de tierras fiscales en El Calafate por parte de un numero importante de funcionarios nacionales y provinciales a precios irrisorios que rondaron los $ 7.50.
Parte de esas tierras fueron compradas por el matrimonio presidencial y, en el caso del ex presidente, vendidas en mas de U$S 2 millones. Pero todo este fárrago de corrupción no es, con todo, la parte más grande del escándalo.
La causa abierta por el abogado Alvaro Ferreyra tiene como fiscal a Natalia Mercado, hija de Alicia Kirchner y sobrina de Nestor y Cristina. Además, ella misma está incursa en el mismo delito denunciado ya que compró también el mismo tipo de tierra a los mismos tipos de precios en los mismos lugares.
Apoyado en estas obviedades Ferreyra pidió la recusación de Mercado, pero el juez Narvarte la rechazó en primera instancia y el tribunal de alzada de Río Gallegos con la firma del juez Rubén Lobos la confirmó como fiscal rechazando también la recusación.
Si esto no es un escándalo de proporciones inmensas no sé a qué se le puede llamar escándalo. ¿Qué extremos más obvios que éstos deben reunirse para que un funcionario judicial sea separado de la investigación de un caso?
Que los estrados judiciales amparen la investigación de tamaño hecho de corrupción a manos de una persona que es la sobrina de los acusados y que comparte con ellos los hechos que se imputan, es de una gravedad tal que no es concebible siquiera que el hecho haya sucedido. Pero sucedió. No uno sino dos jueces han convalidado a Mercado como la investigadora de sus tíos y del delito en que ella misma estaría incursa. Es de una desfachatez que cuesta encontrar antecedentes de semejante cosa.
Pero aun así, no es esto lo más grave. Ni los hechos, ni el rechazo de la recusación. Lo más grave es que la sociedad haya llegado a un grado tal de entrega que los protagonistas de esta historia estén seguros de que pueden hacer lo que se les antoje y de que no se equivoquen cuando piensan que no les ocurrirá nada.
Que la sociedad argentina haya llegado a tal grado de relajo de sus instituciones y de sus resortes de autodefensa es lo que realmente preocupa y llama la atención.
¿Cómo hicimos para entregar el poder total de la sociedad a un grupo de personas privadas que se han apoderado de las estructuras del Estado para su beneficio personal?
¿y cómo es que lo hemos hecho voluntaria y alegremente contra la mera promesa de que han llegado a sus lugares para resolver nuestros problemas? ¿es que ya nos vendemos por simples promesas?
¿ya les alcanza para comprarnos no con realizaciones concretas a nuestro favor sino con meras menciones que nos endulzan nuestros oídos de vagancia y de envidia?
Y digo de vagancia y de envidia porque sólo pensando que somos lo suficientemente vagos como para que baste que alguien nos diga que no nos tenemos que ocupar de nada porque prácticamente nos dará de comer en la boca para que le entreguemos todo a cambio; o lo suficientemente envidiosos como para que estemos dispuestos a entregarle todo a un burócrata con tal de que no se lo lleve (aunque se lo gane con su trabajo) "Juancito", nuestro vecino de la esquina.
En cualquiera de los casos la conclusión sobre nosotros mismos es definitivamente lastimosa.
Y así nos va.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)



















No hay comentarios:
Publicar un comentario