La Caja de Pandora - 15-Dic-08 - Editorialhttp://www.lacajade pandoraonline. com/Editoriales2 /41.html ¡HAMBRE!
Por Malú Kikuchi
Usted, por suerte, no sabe lo que es el hambre. Por suerte, la mayoría de nosotros, tampoco lo sabe. Alguna vez todos hemos dicho, “me muero de hambre”, después de unas horas sin comer y teniendo la certeza de la comida al alcance de la boca. Eso no es hambre. Eso es sólo una expresión idiomática exagerada. Según el diccionario, hambre es, “escasez de alimentos básicos, que causa carestía y miseria generalizada” . A veces, es causa de muerte. No sólo en Biafra, o en algún desierto o en una zona helada. En Argentina también se muere de hambre. En nuestra Argentina. Nos dicen, y queremos creerlo, que Argentina tiene la capacidad de producir alimentos para 300 millones de personas. Nos dicen que sin las retenciones, sin Moreno ni Etchegaray, sin los disparates de la ONCCA, Argentina puede duplicar su producción de alimentos. Al mismo tiempo nos dicen, y no queremos creerlo, que en la Argentina de la abundancia alimentaria, mueren de hambre, ocho argentinitos menores de 6 años, ¡por día! Cada 24 horas mueren ocho chiquitos, argentinos, nuestros, rodeados de comida. Y se mueren de hambre. Si cada 24 horas se mueren ocho chiquitos, eso implica que muere uno cada 3 horas, todos los días, de todas las semanas, de todos lo meses y desde hace años. Dice el informe del Centro de Lucha contra el Hambre (CLH, depende de la UBA), que hasta el 2003 morían 12 chicos por día y que ahora estamos mejor.¡Sólo mueren ocho por día! No se puede estar mejor si hay chicos que mueren de hambre, y son muchos. Mientras dormimos, trabajamos, nos trasladamos, nos distraemos en el cine, hacemos o miramos algún deporte, votamos favoritos en un programa de televisión, tomamos un café con amigos, leemos, nos enojamos y nos amigamos, mientras comemos, un argentinito menor de 6 años muere cada 3 horas, de ¡HAMBRE! Vivimos en un planeta muy desquiciado, donde la mitad de la población hace dieta y la otra mitad tiene hambre. Pero estamos hablando de Argentina, del granero del mundo, del país que se hizo famoso por su carne, ¡si hasta su geografía tiene forma de bife de chorizo! ¿Cómo es posible, por qué hay chicos que se mueren de hambre en Argentina? Es imposible de digerir. Imposible de explicar. Imposible de aceptar. Pero es. El hambre hoy, es una decisión política. Dicen desde el ministerio de desarrollo social que el estado invierte millones en paliar “El hambre más Urgente”, plan primordial para la cartera. Y lo creemos. El problema es que la plata no llega a donde debe llegar, porque el plan no está bien estructurado, o por ineficiencia, o por corrupción o por todo junto. No importan las razones, eso se verá cuando la justicia (algún día) intervenga, ahora lo que importa es que hay chicos que mueren de hambre. ¿Nos importa? Y al lado de este horror, todo lo demás pasa a segundo o décimo plano: los US$20.000 millones de los chinos, el ataque permanente a Constitución Nacional y a las instituciones, SKANSKA, la amistad con Chávez, la bolsa de Miceli, la permisividad para con los piqueteros amigos y el asalto a las AFJP y la mentiras del INDEC. Más el insulto permanente a casi todo y a casi todos, Cristóbal López y el juego, Lázaro Báez y la obra pública y Ricardo Jaime y Varizat pisando personas con su 4x4, y la justicia manipulada, y el congreso de obediencia a De Vido, y el campo maniatado y la Iglesia destratada, todo junto y sumado, no alcanza la importancia de un chico muerto de hambre, acá, en Argentina. ¿Nos importa? Dicen que el superávit es tal que nunca se vio otro igual en la historia del país. Dicen que los superávit son dos, fiscal y comercial Dicen que hay tanta plata que se puede construir un tren bala. Dicen que el primer mundo debe copiar nuestro modelo económico. Dicen que estamos mejor preparados para enfrentar el descalabro internacional. Eso dicen desde el gobierno. Un gobierno que gasta mucho y muy mal. Pero el informe de la CLH dice que un argentinito menor de 6 años muere cada 3 horas, ocho argentinitos por día, 240 en meses de 30 días, 248 en meses de 31 días, y gracias al calendario por el mes de febrero que sólo cuenta con 28 días. ¿Nos importa? Los números son fríos datos en una estadística, los seres humanos no tenemos la imaginación suficiente como para individualizar números, dibujarles caras, sueños, miedos y esperanzas. Haga un esfuerzo, póngale nombre a un chiquito, llámelo Juan, piense que tiene 4 años, que es muy menudito para su edad, que se le cuentan las costillas, que es panzón como todos los raquíticos, que las patitas son dos palitos que apenas lo sostienen, mírele los ojos opacos, sin luz, que sólo saben soñar con una comida que saben no va a llegar. Sepa que Juan y siete más como él, morirán hoy, de hambre, acá. Cuente de a uno hasta ocho. Son muchos. Nómbrelos, imagínelos. Sepa que muere uno de ellos cada 3 horas. De hambre, en nuestra ubérrima Argentina. Por favor,¡no sea indiferente! Cuando vaya a votar el año que viene, recuerde los argentinitos que mueren de hambre en un país donde la sola mención de la palabra no debería existir en relación a sus habitantes. Exija que sus candidatos tengan un programa concreto, eficiente y honesto para con el hambre de los chicos. Exija un compromiso real con la vida y no sólo palabras progres. Exija que sus candidatos erradiquen el hambre y juzguen a los que lo permitieron. El hambre no tiene perdón. La muerte de un chico por hambre, menos. Mientras tanto, ¡felices fiestas! No coma demasiado, no sea que le siente mal
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