lunes, 1 de diciembre de 2008

LIBERTAD DE PRENSA

OTRA VEZ EL ATAQUE A LA LIBERTAD DE PRENSA por Héctor B. Trillo El matrimonio presidencial y el grupo de adherentes más cercano siente un verdadero pavor por la libertad de expresión. Casi tanto como el que siente ante los llamados grupos de choque conformados por los piqueteros que el propio gobierno sostiene económicamente desde hace varios años. La debilidad intrínseca de Néstor Kirchner ha sido, es, y seguirá siendo, la libertad de pensar y de opinar. Es una falla de origen, a decir verdad. Porque lo mismo le pasaba al fundador del justicialismo. Su gran enemigo no era la “oligarquía”, ni el “comunismo”. Ni siquiera lo era la Iglesia. El fantasma de la prensa oral y escrita era su principal desvelo. Tanto sufría que llegó a dominar totalmente los medios, tal como él mismo lo señalara en los años 70 luego de su retorno (“teníamos toda la prensa de nuestro lado y nos echaron... luego la tuvimos toda en contra y regresamos.. .”, palabras más, palabras menos). Perón sufrió como ninguno en la Argentina las consecuencias de su autoritarismo ante la prensa. Llegó un momento en que incluso llegó a prohibir a los políticos opositores hablar por radio. Y la clausura y confiscación del diario La Prensa, justamente, fueron una especie de faro rector de un régimen autoritario de tinte fascista. Recomendamos a nuestros lectores recorrer en páginas de Internet la información de la época. En Perú, por ejemplo, había una emisora que cada vez que informaba la hora repetía: “y La Prensa sigue clausurada en la Argentina”. La Argentina era todavía en esos años un país rector de la región, y todo lo que aquí ocurría era muy importante incluso en Brasil. El peronismo, por su propia fuente “nacional-socialista” , llevaba en su seno la impronta de la prohibición. Hoy esto no se enseña, o si en algún lugar se menciona se lo trata como un “error” propio de cualquier hacedor. Pero el ocultamiento de la historia no modifica las cosas, claro está. Sólo demora las consecuencias y agrava el tránsito hacia ellas. En aquellos años, supo haber funcionarios que impidieron la difusión de tangos con expresiones lunfardas. Y así llegaron a grabarse versiones ridículas con letras ajustadas a un castellano castizo. Mientras se prohibía la difusión por radio de las grabaciones de Carlos Gardel, por ejemplo. Hemos tenido oportunidad de oír el tango “Mi noche triste” cuya primera estrofa suponemos de todos conocida, pero en la versión corregida decía “Muchacha que me dejaste, en lo mejor de mi vida...”, en lugar, claro está, del “Percanta que me amuraste...” Como decía Borges, cuando se pone un censor, algo tiene que censurar. Néstor Kirchner llegó a exportar hace muy poco el dislate paranoico contra la prensa. En un encuentro de partidos autoproclamados “progresistas” en Chile, llegó a decir: “que los medios se presenten en elecciones si quieren gobernar, no hay que tenerles miedo”. Y luego “Nos quieren destituir (palabra-cuestió n repetida hasta el cansancio por el séquito obsecuente) por medio del desprestigio y la acusación de corruptos...” , para rematar con un “los medios siempre van a estar aliados a los poderes concentrados (sic) para poder sojuzgarnos (más sic)”. No parece haber comprendido al Perón de los 70, evidentemente. Dicen que en los años de Menem hubo en la Argentina más libertad de prensa que nunca. Al menos por lo que nos cuentan al parecer fue así. Pero eso no impedía que se presentaran proyectos intentando amordazar al periodismo, como por ejemplo algunos regenteados por Eduardo Menem. Por suerte no prosperaron. Porque también hay una constante en este asunto: las leyes o decretos son rechazados rápidamente por la sociedad en su conjunto. Por eso, los “aprietes” aparecen por otro lado. Estrangulamiento financiero, sociedad del Estado con determinados medios en la producción de papel de diario, llamadas telefónicas y cosas por el estilo. Un comentario aparecido hoy sábado en el periódico Perfil de parte del periodista Alfredo Leuco, hace referencia a la similitud entre Menem y Kirchner en estas cuestiones. Nosotros no creemos que hubiera habido una situación tan semejante entre estos dos ex presidentes. Baste recordar que a Menem le pegaban de todos lados y en todos los formatos y colores, mientras que el amigo Néstor llegó a impedir que se lo imitara en televisión y produjo reacciones y expresiones como las formuladas en Chile que acabamos de transcribir. Leuco tampoco se refiere a lo que pasaba en la Argentina alfonsinista, donde el periodista Bernardo Neustadt terminara expulsado de Canal 13 (manejado por el Estado en ese entonces) pese a ser el programa político de mayor audiencia por años. O la “Fundación Plural”, de la mano de Dante Caputo inventaba periódicos como “El Expreso” cuya lectura resultaba práctica únicamente para diseñadores de panfletos. Y ni hablar de las emisoras de radio, donde la Coordinadora y el periodista José Eliaschev se regodeaban atacando a todo el mundo y repitiendo que ellos pasaban música popular...”lo que no quiere decir que pasemos a la Mona Giménez...”. Hoy por hoy, medios como Canal 7 o el Canal Encuentro, son panfletos de cuarta que gastan fortunas intentando hacer una propaganda que ni siquiera les sale. Incapaces de ser neutros, contratan a conocidos y reconocidos “intelectuales” de posición política definida cercana al matrimonio, al tiempo que le cierran la puerta a aquellos que tienen una visión diferente. Es curioso pero la propia Cristina Fernández acaba de decir que tenemos que acostumbrarnos a que no todos piensan como nosotros. Y...sí, señora Presidenta. Así es la vida. Acostúmbrese entonces, y que su gobierno abra las puertas al disenso y deje de vender programas que cuestan fortunas donde conspicuos pensadores y no tanto se sacan las ganas de atacar siempre a los mismos, mientras los otros quedan impolutos como ángeles. Bastaría con ver los sanos intercambios de la BBC, o incluso los debates de candidatos en EEUU para entender y comprender que si el Estado quiere tener un canal de televisión, lo menos que puede hacer es abrir las puertas a todos los pensamientos, vengan de donde vinieren, en lugar de gastar millones en difundir a ideólogos de una sola tendencia. Pero, y volviendo a Leuco, sabemos que su corazoncito radical le impide ver el bosque. Es una lástima, porque con un poco más de visión un medio como Perfil puede ser más útil en la causa de la defensa de la libertad. Hoy que los camioneros de Moyano acaban de tratar de impedir la distribución de diarios y revistas con la excusa de lograr el “traspaso” de los afiliados de un sindicato a otro. Cuando a Menem todos le reprochaban la corrupción, había quienes afirmaban que el discurso era para la gilada. Porque los corruptos están en todas partes y no pertenecen a un partido determinado. Así es, y así está demostrándose hoy en día con los casos archiconocidos por todos. Lo mismo vale para el respeto a la libertad de prensa. Hace poco tiempo comentamos la decisión del COMFER de intentar impedir que la frecuencia 104,3 transmitiera en dúplex con radio Continental. Hicimos referencia a los comentarios de Víctor Hugo Morales y de Magdalena Ruiz Guiñazú como causantes de la ira que derivó en una resolución fascista, intentando torpemente impedir que tal vez unos cuantos miles de personas sigan la transmisión de Radio Continental en FM. Lo mismo que con el patético “Observatorio de Medios”, los muchachos insisten en querer tapar el Sol con un harnero. O el impertérrito comando de la facultad de Ciencias Sociales y su impresentable “comunicado” acusatorio y discriminador. Bien. En estos días hubo expresiones del embajador en EEUU Héctor Timerman dignas del recuadro surrealista argentino por excelencia. Dijo este también periodista que Joaquín Morales Solá “ve la crisis desde su resentimiento y cree que debemos obedecer a los intereses de Wall Street y de ese sistema que él defiende, pero que ha fracasado”... Pregunta: ¿es función de un embajador en EEUU opinar sobre un periodista que escribe en un diario importante de la Argentina y también trabaja en la televisión? La afirmación de Timerman es bien elocuente: Morales Solá cree que... Nosotros no vamos a defender a nadie, pero no parece este un lenguaje muy diplomático ni una afirmación muy inteligente que digamos. La verdad es que afirmar que otra persona cree algo constituye un burdo intento de descalificació n, consciente o no. Luis D Elía, por su parte, salió a ocuparse, justamente, de Magdalena y de Víctor Hugo. Dijo que “tienen cuantiosos contratos que superan en diez o doce veces la dieta de un diputado nacional (¡!) sólo por estar al servicio de los intereses políticos y económicos del grupo PRISA, hoy feroz opositor de Rodríguez Zapatero”... D Elía dijo también que Magdalena es “operadora de prensa y amiga personal de Joe Martínez de Hoz”...así como también “feroz opositora por plata y por pertenencia oligárquica”. Puta oligarquía, bah. Baste recordar que esta señora integró la inquisidora CONADEP encargada de auscultar en el terrorismo de Estado llevado a cabo durante los años en que su amigo Joe era ministro para no terminar de entender dónde está el punto. De Víctor Hugo dijo cosas tales como que es “un ex progresista encuadrado en la reacción opositora”... No vale la pena abundar en los comentarios de este impresentable que apareció en la Plaza de Mayo liberada por la policía la noche del cacerolazo del campo repartiendo puñetazos con el evidente aval del gobierno. Pero hay que decir que si sale a hablar es por algo. De algo vive este señor y creemos que es de todos sabido.
Pero sí vale la pena señalar, y a esto queríamos llegar, la evidente relación entre lo ocurrido con el COMFER y radio Continental y los comentarios de este piquetero-ex- funcionario. Como decíamos en otros tiempos...”por ahí cantaba Garay...”, ¿no? El periodismo es lo que es y funciona como funciona, aquí y en el mundo entero. Que Néstor Kirchner o sus empleados salgan a decir que tales o cuales periodistas son comprados por los medios, mientras todo el mundo sabe que la publicidad oficial y la fabricación de papel a precios subsidiados por el Estado son los verdaderos artífices del sostenimiento de muchos medios, especialmente del Interior, suena a joda. El Estado mantiene una televisión pública tan panfletaria como antes y como siempre. Mantiene un canal supuestamente cultural que también es un panfleto, porque lo menos que puede hacerse desde el propio Estado es difundir todas la ideas, y no solamente las de los amigos. Y encima también con el dinero de todos nosotros. Si un medio le paga a un periodista y luego no le deja publicar algo, esto es reprochable. Pero si el propio Estado digita la publicidad para financiar medios adictos, o sostiene canales-panfleto con los dineros públicos, la verdad es que salir a acusar de "destituyentes" a los demás bastante ridículo. Esto sin contar el hecho de que sobran los comentarios sobre genuinos “aprietes” mediante llamados telefónicos o de formas todavía menos sutiles. No culpamos de esto último a nadie en particular, a veces los genuflexos suelen ser más papistas que el Papa. Pero el ex presidente o su esposa no pueden ignorarlo. Y precisamente la confesión pública de la presidenta respecto de que debemos acostumbrarnos a que no todos piensan como nosotros nos parece elocuente. Héctor Trillo (Comentario dedicado a la memoria del gran actor Ulises Dumont, cuya brillante interpretació n de "El Censor" ha dejado una huella imborrable en el llamado séptimo arte)

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