Mejicanear.
http://www.notiar.com.ar/contenido/opinion/opi_8423.htm#1 .
por Omar López Mato.
Los mejicanos dicen que Pancho Villa murió de muerte natural con 14 balas en el cuerpo. Era natural que un hombre que tuvo 14 hijos con 20 esposas, que vivió fuera de la ley por más de la mitad de su vida, y que por sus ordenes murieron más de 50.000 personas, pasase al más allá naturalmente de esa forma.
Cuenta la historia que en plena Revolución mexicana, un argentino llamado Francisco Mugica, se hizo amigo de Pancho Villa. No era este un pacífico paisano de nuestras pampas, había estado preso en Argentina acusado de dos asesinatos y era buscado por varias personas, victimas de sus estafas. Francisco Mugica actuaba en un circo vestido de gaucho argentino luciendo botas acordeón, bombacha de campo, rastra de plata, camisa floreada, pañuelo al cuello, chambergo y boleadoreas al cinto. En resumen: un gaucho for export.
No era Mugica el gaucho bueno, víctima de las vicisitudes de la vida, que delinque empujado por la miseria y las persecuciones de los poderosos --como nuestro Martín Fierro--. No, Mugica era un psicopatón que a poco de andar por tierras mejicanas se involucró en un asunto de faldas y asesinó a un tal Carlos Schnerb, por lo cual dio con sus huesos en la cárcel. Escapó de la prisión en medio del revuelo revolucionario, y se pasó al bando de los insurgentes, no por convicción sino por conveniencia.
En las tormentosas aguas de la Revolución quedó nuevamente del lado perdedor y terminó un a vez más en la cárcel. Para evitar el encierro se hizo pasar por loco y cuando pudo se escapó del manicomio. Durante la Convención de Aguas Calientes se apersonó ante Pancho Villa vestido de gaucho florido.
El personaje le cayó simpático a Villa y le encomendó una delicada tarea. Aprovechando su condición de extranjero, le pidió que fuera a visitar a su querido amigo, Enrique Llorente, que se encontraba preso en la ciudad de México, para darle dinero. Al parecer, el tal Mugica utilizó el viaje para contactarse con el Jefe de la Policía, el general Robledo, mortal enemigo de Villa.
Le ofreció a cambio de una suma más que interesante, aprovechar su nueva amistad con el general de los rebeldes para asesinarlo. Robledo estuvo de acuerdo y le pagó a cuenta varios miles de pesos. Pero Pancho Villa tenía amigos en todos lados y pronto se enteró de la traición del gaucho (que en nuestra jerga pasó a ser un guacho).
Continuó investigando y se enteró que la doctora Lima, ex amante de Mugica, tenía en su casa el dinero que el gaucho había atesorado con malas artes. Intimidada por los hombres de Villa, pronto confirmó la historia de la traición: Mugica iba a asesinar al general. La doctora esperaba lo peor, pero Pancho Villa le dijo: "Vaya nomás, señora, yo no fusilo mujeres".
Así era Pancho Villa, no fusilaba mujeres, pero si a gauchos taimados. Mugica desconociendo lo que Villa sabía, se presentó al general luciendo su simpático atuendo de paisano y una extensa sonrisa. No bien verlo, Mugica le extendió la mano al general, que le espetó un "A usted hijo de la chingada, lo han comisionado para matarme". Al gaucho se le borró la sonrisa y comenzó a relatar su historia, donde refería ser un doble agente, que de esta forma les sacaba dinero a los enemigos del general.
Decía que sí lo habían contratado para matar al general, pero que después de conocerlo, no lo hubiese hecho. Pronto lo hicieron callar y cuando le encontraron un revolver, una daga y cartas que lo comprometían, el gaucho Mugica dejó de payar y fue derechito camino al paredón, donde terminó sus días de gaucho matrero y mal entretenido, dedicado a mejicanear a quien no debía.
Los porteños nos creemos los más piolas del mundo y pensamos que a estos petisitos, regordetes y morenitos con bigotitos tipo Cantinflas, los podemos pasar por arriba sin que se den cuenta. ¿Quién le puede ganar a un argentino y más si es porteño? Lamentablemente terminan como las víctimas del triple asesinato o como el gaucho amigo de Pancho Villa. No en vano existe en la jerga delictiva la palabra mejicanear.
En los últimos tres años ha habido en México 6.000 asesinatos perpetrados por narcotraficantes. Las autoridades han decomisado ¡23 toneladas! de cocaína, que es solo una fracción ínfima de la que circula.
Casualmente hace pocos días murieron en "un accidente" de aviación, Juan Camilo Mouriño (Ministro del Interior de México) y su asesor en materia de seguridad, el ex fiscal José Luís Vasconcelos. Vasconcelos era llamado el flagelo de los narcos. Durante su gestión como titular de la Subprocuraduria de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada (SIEDO) había detenido a los hermanos Arizmendi, y a los hermanos Amescua Contreras, conocidos como "Los Reyes de las metanfetaminas".
Participó en varias campañas contra los capos del narcotráfico, especialmente contra Ricardo García Urquiza, un ex empleado del Banco de México, devenido en el principal operador financiero del cartel de Juárez.
Además bajo sus ordenes se secuestraron más de 15.000 armas pertenecientes a los narcos (8.000 de ellas eran armas de guerra).
Naturalmente Vasconcelos fue blanco de la violencia que envuelve al país azteca. En 2007 y Enero de 2008 se frustraron dos ataques contra el fiscal. Su familia debió cambiar de domicilio y vive bajo protección policial. Las autoridades todavía no han determinado la causa del "accidente". El Lear Jet 24 en el que volaba, se estrelló en una concurrida calle del Distrito Federal. Por lo menos murieron otras 6 personas y unas 40 quedaron heridas.
En uno de sus últimos reportajes, Vasconcelos dijo que los narcotraficantes son "Capaces de volar la casa presidencial... de poder hacer cualquier cosa".
Bien lo sabía él, que había incautado mercadería por casi 1.000 millones de dólares. Y también sabía que sólo era la punta del iceberg... no de hielo sino de cocaína. Aunque no era la cocaína su mayor preocupación, hoy la moda es sintética y entra cómodamente al puerto de Manzanillo, en la costa mexicana del Pacífico.
En menos de 15 años este puerto pasó de recibir 65.000 contenedores a 1.100.000 en lo que va del año. El 8 de Abril, por ejemplo, un container que tenía 12.000 kilos de azúcar, también llevaba 300 kilos de efedrina. Puerto de origen: Buenos Aires.
¿Por qué esta nueva exportación no tradicional? La codicia mata. En China la efedrina vale U$S 40 el kilo, en Argentina 100, en México entre 8-10.000 dólares. Redondo el negocio ¡y sin retenciones!
Aquí todo se niega o se minimiza. "Un asunto de mexicanos sueltos", dice el ministro Aníbal Fernández. Mientras tanto la presidenta y el presidente de México, Calderón, firman un convenio de lucha antidroga y en contra del lavado de dinero. Aumenta el comercio bilateral. ¿Llegará más azúcar a Manzanillo? ¿Será en barco o en avión?
El inefable ministro Fernández (el de Justicia, porque al de economía poco se lo escucha) después de un tiempo de obligado silencio ante el primer golpe del sicariato en el país, ha vuelto al ataque con el tema de la despenalización. Sueña --dice el ministro-- con el día en que la policía encuentre en la calle a un joven "dado vuelta", y no lo lleve a la comisaría sino a un hospital.
Para que eso pueda ocurrir, debe haber hospitales en condiciones de atender a adictos (que son pocos), lugares de contención (que no hay), granjas de rehabilitación (que fueron desarmadas), hogares sustitutos (que son insuficientes), campañas de educación (que son escasas y confusas), un Sedronar con recursos (que no tiene), y profesionales idóneos y preparados para tratar estos casos.
Lamentablemente no hay tantos profesionales formados para manejar a estos jóvenes, que requieren una contención inexistente en la mayor parte de los casos. No tienen hogar, no tienen medios.
La delincuencia es la única forma de vida que conocen. No tienen futuro, no tienen ambiciones ni esperanza, porque no se destinan los medios para contenerlos. En Chile, el gobierno prorrogó todo intento de atenuar las penas al usuario de narcóticos, hasta tener una infraestructura que contenga a las víctimas. ¿Y a quién le corresponde la tarea?
Al gobierno al que pertenece el Sr. Ministro, que lleva cinco años sustentando el poder, gobierno por cuyas manos han pasado 150.000 millones de dólares en concepto de retenciones y nada se ha hecho. Le debemos a los demás países del mundo más que antes y a nuestras víctimas de la droga nada podemos ofrecerles más que simpáticos discursos.
Cumplir los sueños del ministro lleva plata que, al parecer, no están dispuestos a invertir, esfuerzos, que no van a hacer y una discusión con altura –que hasta el momento no se ha tenido. Todos los que estamos en el otro bando somos trogloditas ¡A mucha honra!
Dejemos que el ministro niegue, y subestime. No hay inseguridad en las calles. La violencia no existe. La inflación no existe. El robo no existe. El despilfarro no existe. La coacción no existe. La impunidad no existe.
Dejemos que el ministro sueñe, mientras los mexicanos se instalan entre nosotros e instauran el reino del sicariato.
¿Queremos ser como México, con 2.000 asesinatos al año perpetrado por criminales a sueldo? Dejemos que el ministro sueñe... mientras nosotros sufrimos esta pesadilla, que sólo es el comienzo. Esperemos que algún día no haya olvido, ni perdón, sólo Justicia y devolución.
jueves, 18 de diciembre de 2008
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1 comentario:
El gaucho Francisco Mugica no era un matrero, sino que fue un eximio domador (el mejor de la zona de Pergamino) que como militar peleó contra los indios en el Chaco. Su espíritu aventurero lo llevó a armar una troupe de gauchos que salieron por América a presentar su espectáculo de doma. En México, por aquellos años muy convulsionado y en plena guerra civil, se vió involucrado en situaciones violentas, perjudicado por estafas que terminan cuando mata a la persona que lo defraudaba. Así llega a la cárcel y luego fusilado por Pancho Villa, posiblemente por los motivos que se exponen en esta nota. Como familiar y descendiente, tenemos la parte de la historia de Francisco Mugica que les falta a quienes conocen solo sus aventuras en México. No era una persona mansa, sin dudas que se espíritu no tenía descanso, pero no era un gaucho matrero. Fue valiente y posiblemente no medía riesgos, como mi abuelo hablaba de su hermano el Ñato, pero hasta su partida de Argentina en 1910, fue un tipo muy leal y muy frontal. No fue casualidad que armara una troupe de gauchos que lo siguieron, no se fue escapando de Argentina que llega a México: de aquí se fue con la frente bien alta. El destino lo llevó luego por caminos difíciles, donde seguramente no fue fácil transitar. Me veo obligado a hacer esta aclaración, porque si tuvo situaciones que lo dejan mal parado, no fue toda su vida así.
Por cualquier comentario adicional, me pueden contactar en mugica.pablo@gmail.com
Atte.
Pablo Mugica
Cabrera 1428. Río Cuarto
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