La Nueva Provincia - 15-Dic-08 - Opinión
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OTRAS VOCES
¿Quo vadis, Argentina? por Gerardo Terán Canal
Hay una especie de conmoción por la decisión del gobierno de Cristina Kirchner de blanquear capitales. No es mi objetivo analizar desde el punto de vista económico la medida. Creo que la conmoción de personalidades como el ex gobernador Felipe Solá y otras, marca una línea divisoria que se puede ilustrar con un extracto de una de las respuestas de Solá a una entrevista a "Perfil" del domingo 7, que este diario titula en primer plana: "El blanqueo es un total adiós a la moral".
Dice Solá: "El blanqueo es casi la última convicción. Además, es totalmente contradictorio con pactos internacionales que la Argentina tiene contra el lavado de dinero, sobre todo en momentos en que hay grandes sospechas de que la Argentina es un país de consumo y tráfico de drogas. Y, en este momento, aparece un anuncio que no se sabe qué repercusiones va a tener".
El periodista que entrevista a Solá había incluido en la pregunta a esta respuesta lo siguiente con respecto al motivo de la medida: "...sino en eliminar problemas judiciales a los aliados del ex presidente, como Lázaro Báez, Cristóbal López y otros". De López se sabe claramente que es el capo de los casinos que históricamente, desde Las Vegas hasta Hong-Kong, son un vehículo ideal para lavar dinero.
No es Solá un modelo de político. Pero lo que nos muestra su decisión de renunciar a seguir por el camino oficialista, y de varios que lo acompañan, es que el grado de daño de la corrupción que propone el clan Kirchner, de ahora en más, les produce pánico.
Lo mencionado trajo a mi memoria cómo se desenvolvió la tragedia colombiana, a partir de 1974, que deben de recordar muchos argentinos. Mientras la Argentina se debatía en una guerra contra la subversión comunista, en Colombia, donde se venía de una guerra de mas de 20 años, se agregaba un elemento más a la grave situación: aparecía el narcotráfico, que después, simbióticamente, en los 80, se convirtió en narcoterrorismo.
Y empezaron a aparecer en mi mente algunos paralelos que pueden ayudar a la reflexión de las gentes de buena voluntad que quieran y decidan evitar que la Argentina, una especie de tierra prometida, incluya en su historia el recorrido colombiano.
En 1974, subió a la presidencia de Colombia Alfonso López Michelsen, como candidato del Partido Liberal, uno de los dos partidos tradicionales. En su mocedad política, López Michelsen había liderado el Movimiento Revolucionario Liberal (MRL) y, como candidato del mismo, doce años antes de su presidencia, en la cual promovía la revolución cubana y tenía en sus filas a jóvenes que después integraron al grupo narcoterrorista M-19 (fundado por un médico colombiano peronista de izquierda, Toledo Plata) y otros grupos como las FARC.
En 2003, asume la presidencia argentina Néstor Kirchner, como candidato del Partido Justicialista, uno de los dos partidos tradicionales argentinos. Kirchner y su esposa Cristina y una buena cantidad de sus colaboradores fueron simpatizantes, militantes y algunos integrantes de grupos terroristas argentinos, en especial de Montoneros.
En 1974, López Michelsen legaliza la CSTC, central obrera del Partido Comunista de Colombia (PCC), brazo político de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
En 2003, Kirchner legaliza a los grupos piqueteros y establece la protesta social como política de gobierno, asumiendo la orientación comunista internacional del movimiento de multitudes de Antonio Negri, fundador del grupo terrorista italiano Brigadas Rojas y continuador de las teorías de Gramsci.
En 1975-77, Colombia es beneficiada por la llamada "bonanza cafetera", por la cual el Estado recibió ingresos récord por exportaciones de café, que representaron el triple de los ingresos por exportaciones recibidos anteriormente.
En 2003-2006, la Argentina es beneficiada por la "bonanza sojera", incrementando sus niveles de divisas en forma record.
En 1974-76, comienza a aparecer en Colombia un fenómeno que de a poco fue mostrándose cada vez en mayor forma. Aparecen nuevos ricos. Vinculados con el partido gobernante que compraban campos, haciendas, edificios y crecen inusitadamente entidades financieras y se establece un mercado negro de dólares multimillonario.
En 2003-2005, en la Argentina aparecen empresarios vinculados al gobierno que son propietarios de casinos y otras entidades que funcionan como centros de lavado de dinero. Se dispara la construcción de edificios suntuosos y aparecen los nuevos ricos, como compradores de campos y en otras actividades.
En 1974-77, las autoridades de policía colombianas comienzan a capturar grandes cantidades de marihuana, especialmente en el norte del país, algo que no tenía precedentes. Méjico había fumigado toda la marihuana sembrada en 1973, que se exportaba a los Estados Unidos.
En 2003-2004, en los diarios argentinos denuncian que se capturan hasta 6 toneladas de cocaína por año. Se considera que lo capturado es el 10% de lo realmente traficado. Colombia combate a fondo al narcoterrorismo, ocasionando una presión en el tráfico de cocaína.
En 1974-1978, producto del naciente narcotráfico, en Colombia la violencia urbana se incrementa a índices descontrolados. El nivel de corrupción de la policía determina que el delito deja de combatirse adecuadamente. El nivel de criminalidad en los delitos menores aumenta por el consumo de drogas baratas diseminado por los dealers (jíbaros, en Colombia) entre los barrios bajos. Ya se comienza a producir cocaína y aparece el bazuco (paco), que se da en forma de pago a los dealers que, a su vez, lo venden muy barato en las villas miserias (tugurios). Hay un clima de impunidad que crea pánico en la población.
En 2003-2007, producto del naciente narcotráfico, en la Argentina aparece el paco, prueba de que el fenómeno no es menor. En 2003, en sólo la provincia de Buenos Aires hay 30 mil consumidores, en su gran mayoría de las villas miseria. El nivel de corrupción de la policía es manifiesto. La criminalidad aumenta en los delitos menores. Hay un clima de impunidad que crea pánico en la población.
En 1976, el presidente López Michelsen, como buen liberal de izquierda, anuncia que la "bonanza marimbera" (marihuanera) ha generado un mercado negro de narcodólares insostenible, cuyo efecto es la inflación y el incremento del delito. Entonces, con el asesoramiento de Rodrigo Botero Montoya, miembro de Diálogo Interamericano, determina interrumpir el control de cambios en Colombia y crea en el Banco de la República (Banco Central) la "ventanilla siniestra" (por izquierda), a la cual cualquier persona podría venir a cambiar sus dólares sin decir su procedencia y convertirlos a pesos. El Banco Mundial apoyó esa medida, porque Colombia contabilizaba esos dólares, lavados en divisas, en el rubro de turismo. Colombia lavó un promedio de mil millones de dólares por año hasta 1990, dinero que utilizó para pagar deuda externa.
En 2008, la presidenta Cristina Kirchner impulsa una iniciativa de repatriación de capitales que no tiene ningún control sobre la procedencia del dinero repatriado.
Ahora falta saber cómo se escribe la historia que sigue en la Argentina. Podemos dar algunos hechos de la de Colombia.
Surgió una clase emergente en los estratos político, económico y social. Aparecieron los políticos que no tenían la mas mínima idea de qué hacer con el país. De pronto, un extraño personaje llegó a ser diputado. Pablo Escobar (cartel de Medellín), uno de los criminales más ricos y más crueles de la historia, fue diputado nacional, como suplente del recientemente liberado (2007) Alberto Santofimio Botero. Gilberto Rodríguez y su hermano Miguel se tomaron bancos y cooperativas (cartel de Cali). Gracias al dinero lavado, ninguna campaña electoral se salvaba del apoyo de ese dinero. Los clubes de fútbol más importantes fueron comprados por los que lavaban el dinero.
Cali y Medellín se convirtieron en ciudades invivibles. Los asesinatos de policías y civiles eran parte del vivir cuotidiano. Aparecieron los sicarios que trabajaban para los carteles, asesinando a sueldo, a cambio de que sus familias salieran de la pobreza. Por lo menos 50 asesinatos políticos de ministros, magistrados, gobernadores, congresistas, candidatos y otros fueron cometidos en estas dos décadas infames.
Podríamos dar muchos más datos y estamos dispuestos a darlos por persona si alguien lo requiere. La pregunta es: ¿ quo vadis , Argentina? Sí, tú, tierra prometida que tienes todas las condiciones para ser lo suficiente para tu pueblo. Quiero terminar diciendo lo siguiente: la decisión de convertir a un país en esclavo del poder del narcotráfico no es una decisión nacional. Es una decisión internacional de Narcotráfico S.A., aceptada por quien gobierna el país que ha sido escogido para ser el peón del narcotráfico. Eso fue lo que sucedió en Colombia.
Argentino, ¿quieres aceptarla tu también?
Gerardo Terán Canal fue coordinador de la Coalición Nacional Antidrogas de Colombia (1979-1989
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