miércoles, 31 de marzo de 2010

CAOS Y CORRUPCIÓN


Río Negro - 31-Mar-10 - Opinión

http://www.rionegro.com.ar/diario/opinion/editorial.aspx?idcat=9542&tipo=8

EDITORIAL
Caos y corrupción

Como suele suceder cuando un gobierno antes "hegemónico" parece agotado, la capacidad del encabezado por la presidenta Cristina Fernández de Kirchner y su marido para defender a sus protegidos se ha reducido hasta tal punto que ya han comenzado a caer ciertas figuras representativas. La semana pasada fue destituido el juez Federico Faggionatto Márquez al decidir los integrantes kirchneristas del Consejo de la Magistratura que ya no les convenía continuar apoyándolo. Igualmente desagradable es la situación en que se encuentra el ex secretario de Transporte Ricardo Jaime. Acusado de enriquecerse ilícitamente desde su puesto en el gobierno, Jaime es blanco de una ofensiva judicial de proporciones a cargo del juez federal Norberto Oyarbide, que ordenó el allanamiento de diversas propiedades pertenecientes a él y a miembros de su familia; si bien el mismo juez llegó a la conclusión de que fue razonable el enriquecimiento espectacular de los Kirchner, extrañaría que diera a Jaime también el beneficio de la duda. De todos modos, como otras personas estrechamente relacionadas con el poder pingüino que en un lapso muy breve se han transformado en magnates, Jaime consiguió impresionar a quienes lo conocían al adquirir chiches como el avión Lear Jet que le permitía trasladarse con mayor comodidad de un lugar a otro, además de disponer de un yate lujoso. Aunque el ex funcionario dista de ser el único allegado de los Kirchner bajo sospecha, le ha tocado desempeñar el papel ingrato del corrupto emblemático. Si cae, otros que han formado parte del círculo áulico kirchnerista tendrán motivos de sobra para sentirse preocupados, ya que costaría suponer que nadie más que Jaime resultara incapaz de resistirse a la tentación de aprovechar las oportunidades que suele brindar el poder para acumular bienes materiales.

Que el ex secretario de Transporte esté en la mira de la Justicia no es sorprendente. Durante la gestión de los Kirchner, todo lo vinculado con el transporte ha sido manejado de manera tan arbitraria y tan confusa que a los interesados en enriquecerse les habrá sido relativamente fácil desviar dinero público a sus propios bolsillos, puesto que al crear un sistema fabulosamente enrevesado de subsidios cuantiosos para las empresas de colectivos, micros, trenes y, por supuesto, aviones de pasajeros, el gobierno se las arregló para asegurar que se perdieran de vista sumas multimillonarias. No hay indicios de que esté por empezar una etapa de mayor austeridad. El sábado pasado se anunció que los colectivos y trenes recibirán un nuevo subsidio de 85 millones de pesos por mes, lo que llevará el total para la Capital Federal y el Gran Buenos Aires a 515 millones mensuales. Puede que a esta altura sea virtualmente imposible aclarar todo cuanto ha sucedido a los montos "invertidos" en transporte, pero es de prever que los intentos de hacerlo servirán para desatar escándalos que mantendrán ocupada a la Justicia por muchos años.

Los escándalos más polémicos que surgirán tendrán que ver con Aerolíneas Argentinas, la empresa que fue reestatizada por motivos patrióticos y sindicales que, a cambio de servicios llamativamente deficientes, se ha convertido en una consumidora insaciable de fondos aportados por los contribuyentes. Como es notorio, todos los días Aerolíneas y su empresa hermana, Austral, pierden más de un millón de dólares, y es nula la posibilidad de que andando el tiempo se hagan rentables. Si bien los responsables de manejarlas culpan a los ex dueños privados de sus desgracias contables, nadie puede ignorar que la razón básica por la que continuarán perdiendo cada vez más dinero consiste en que la plantilla es absurdamente superpoblada, ya que conforme a las pautas actuales hay suficientes empleados -9.000- como para manejar una flota de aviones dos veces mayor que la existente. Para complicar todavía más el asunto, el Congreso aprobó una ley según la que no se puede echar a empleados superfluos. Asimismo, tal y como ocurre en muchas otras empresas de aviación comercial, Aerolíneas tiene que soportar un sinfín de paros por parte de los pilotos. Y, como si tales problemas no bastaran, se ha puesto en marcha una investigación judicial del presunto pago de sobreprecios por 20 aviones fabricados por la empresa brasileña Embraer que involucra a un asesor de Jaime.

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