lunes, 29 de marzo de 2010
LOS MÁS POBRES
El ajuste pasa por los más pobres
El impacto inflacionario es mayor sobre los sectores de ingresos
más bajos que sobre el resto de la sociedad, sobre todo porque
son los alimentos uno de los rubros cuyos precios más aumentan.
por Roberto Cachanosky
El viernes pasado publiqué en La Nación.com una nota en la cual analizaba los datos del INDEC sobre la canasta básica alimentaria. En esa nota decía que, según el INDEC, una familia compuesta por un matrimonio y dos hijos de 8 y 5 años pueden alimentarse adecuadamente con $ 515,59 al mes, es decir, esa familia compuesta por 4 personas puede desayunar, almorzar, merendar y cenar por $ 17 diarios, a razón de unos $ 4,4 por día por persona. Pero en realidad hay más datos que, por una cuestión de extensión, no traté en la mencionada nota.
En efecto, la Canasta Básica Alimentaria (CBA) tiene un valor que define la línea de indigencia. Es decir, para el INDEC un grupo familiar que tiene un ingreso mensual de, digamos, $ 520 mensuales no es indigente porque su ingreso supera los $ 515,59 necesarios para alimentarse bien. Esto siempre según el INDEC.
Pero además de la CBA, está la Canasta Básica Total (CBT) que es la que define la línea de pobreza. Esta CBT incluye la CBA más una serie de otros gastos en servicios y algunos bienes más. La CBT es una especie de IPC más chica. Para el INDEC esa CBT costaba en febrero $ 1.131,30 y es a partir de este número que se define el nivel de pobreza. Toda familia que tiene un ingreso menor a los $ 1.131,3 es pobre y los que superan ese valor dejan de ser pobres.
Todo parece indicar que el número dado por el INDEC para la CBT no es caprichoso. Tomemos el caso del plan Argentina Trabaja que implementó el gobierno y por el cual los piqueteros K y antiK se enfrentan permanentemente. Ese plan otorga unos $ 1.300 mensuales para cada beneficiario, esto significa que cada uno de ellos, al recibir esos $ 1.300 mensuales supera la línea de pobreza que, según el INDEC, está en $ 1.131,3 mensuales. Sin embargo, FIEL, que sigue todos los meses ambas canasta, calculó, también para febrero de este año, que la CBT estaba en $ 1.788,5 mensuales, bien por arriba de los $ 1.300 que reciben las 100.000 personas incluidas en el plan Argentina Trabaja. Es decir, tomando los datos de FIEL, automáticamente 100.000 hogares más entrarían en la línea de pobreza. Puesto de otra manera, no solo hacen artilugios contables para mostrar más reservas de las que tiene el BCRA o un déficit fiscal menor al real, sino que, además de dibujar la tasa de inflación, también dibujan la cantidad de pobres e indigentes.
Pero yendo al título de esta nota, hasta Moyano, un aliado del gobierno, ha tenido que reconocer que la inflación es un problema, contradiciendo a Boudou que inventó el término tensiones de precios para no decir que la inflación está descontrolándose.
Digo en el título de esta nota que el ajuste pasa por los más pobres. ¿Por qué? Porque el impacto inflacionario es mayor sobre esos sectores que sobre el resto de la sociedad. La razón es que en los procesos inflacionarios todos los precios suben al mismo tiempo, pero no todos los precios suben a la misma tasa. Todos suben, pero unos suben más que otros. En el caso de los alimentos, la CBA que mide FIEL, tuvo un incremento del 32,1% entre febrero de este año y febrero del año pasado. Como los sectores de ingresos más bajos son los destinan un mayor porcentaje de su ingreso a la alimentación (si pueden se compran una camisa después de comer) el incremento del 32,1% está haciendo estragos sobre los más pobres. Puesto en otros términos, el ajuste que está haciendo el gobierno vía el impuesto inflacionario lo pagan, en mayor proporción, los sectores más pobres.
Cada uno de estos planes que presenta el gobierno como un logro, como el plan Argentina Trabaja, la asignación universal por hijos, los planes jefes y jefas de hogar no son otra caso con un elocuente fracaso de la política económica. Si tanto ha crecido la economía argentina gracias al modelo productivo con inclusión social, cada vez debería haber menos planes y menos gente en cada plan. Sin embargo viven anunciando planes de este tipo, lo cual refleja que el famoso modelo no ha generado más inversiones para combatir la pobreza y la desocupación y que cada vez son más las personas que dependen del puntero político o del capitoste piquetero para poder sobrevivir. No solo el modelo ha producido esta explosión de pobreza e indigencia, sino que, peor aún, ha rebajado a la gente incentivando la cultura de la dádiva.
El tan declamado no ajuste que dice Cristina Fernández que no va a implementar, ya lo está aplicando y sobre los más pobres, algo que no es nuevo en Argentina. El condimento que se le agrega es que bajo este gobierno, no solo el ajuste pasa por los más pobres, sino que ahora le agregan la indignidad de vivir de la dádiva de los políticos y, encima, lo presentan como un gran logro social.
Un logro social consistiría en tener reglas de juego, eficientes y estables para que fluyeran las inversiones, se crearan más puestos de trabajo, bajara la desocupación y mejorara el ingreso real.
En síntesis, los progresistas hablan mucho de justicia social, distribución del ingreso e inclusión social, pero en los hechos son máquinas de fabricar pobres. Por el contrario, los supuestos salvajes que somos los liberales, proponemos justamente la seguridad jurídica y la economía de mercado como mecanismo de conseguir inversiones eficientes que no solo le permita vivir mejor a la gente, sino que, por sobre todas las cosas, respetamos su dignidad.
Como se ve, el debate no es solo sobre la eficiencia o ineficiencia del modelo económico. El tema de fondo, también pasa por una cuestión que atañe a la moral del sistema imperante.
Para concluir, diría que el liberalismo no solo es más eficiente desde el punto de vista económico sino que, además, es un imperativo moral.
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