lunes, 29 de marzo de 2010

JUSTICIA BAJO ATAQUE


Río Negro - 29-Mar-10 - Opinión

http://www.rionegro.com.ar/diario/opinion/editorial.aspx?idcat=9542&tipo=8

EDITORIAL
La Justicia bajo ataque

Si bien la presidenta Cristina Fernández de Kirchner da a entender que le molesta tanto la lentitud que siempre ha sido típica de nuestro sistema judicial que está pensando en encargar a tribunales internacionales la resolución de causas vinculadas con los abusos de los derechos humanos que fueron cometidos por el régimen militar más reciente, sería difícil discrepar con Julio César Strassera, el fiscal del juicio contra las juntas que se celebró en 1985, según el que las demoras se deben a que al gobierno actual "políticamente le conviene la prolongación de los juicios, tenerlos y tenerlos y agitar y agitar y no terminarlos". Que éste haya sido el caso puede entenderse. Por motivos que tienen más que ver con sus cálculos políticos que con sus hipotéticas convicciones, los Kirchner y sus adherentes han tratado los veinte años que transcurrieron entre el colapso de la dictadura y su propia llegada al poder como si fuera cuestión de un interludio vergonzoso en que el país siguió en manos de "amigos del Proceso", de suerte que quienes se oponían a su "proyecto" eran forzosamente golpistas, oligarcas y neoliberales que sentían nostalgia por la dictadura de Jorge Rafael Videla y sus sucesores. Lo dijeron sin tapujos en el 2008, cuando enfrentaban manifestaciones multitudinarias de repudio a su postura punitiva frente al campo, y sus simpatizantes más fervorosos lo repitieron el miércoles pasado en ocasión del llamado Día de la Memoria. Aunque se trata de una distorsión grotesca de la realidad política de los años últimos, parecería que desde el punto de vista de los Kirchner la noción de que la única alternativa a su "proyecto" personal consistiría en una especie de amalgama del Proceso con el menemismo es más que suficiente como para autorizarlos a manejar el país a su antojo, sin preocuparse en absoluto por las formas democráticas o las reglas constitucionales.

Puesto que según la mirada conspirativa de la presidenta y su marido el "Partido Judicial" forma parte de una oposición procesista, tiene su lógica la amenaza presidencial de recurrir a tribunales internacionales que, supone, tratarían a los denunciados por crímenes de lesa humanidad con mayor severidad que la Justicia local. Lo que busca es desprestigiar a nuestros jueces ante la opinión pública al acusarlos de no estar a la altura de sus responsabilidades, razón por la que se vio constreñida a pedir en efecto la intervención extranjera. Cristina sabrá muy bien que es escasa la posibilidad de que prospere un intento por parte del Poder Ejecutivo de subordinar el Judicial a presuntos representantes de "la comunidad internacional", pero sólo le importarían los eventuales réditos propagandísticos de dicha iniciativa.

La estrategia política de la pareja santacruceña no ha variado desde que Néstor Kirchner se mudó a la Casa Rosada y se puso a atacar con saña insólita a militares retirados, jueces considerados menemistas, economistas ortodoxos, inversores extranjeros, banqueros y, desde luego, sus antecesores en el poder, insinuando que todos militaban en una coalición maligna resuelta a arruinar a los argentinos. Andando el tiempo, al "rejunte opositor" se incorporarían chacareros "golpistas", aquellos jueces que se negaron a cohonestar los decretos presidenciales y, últimamente, las clases medias. Por algunos años, la modalidad así supuesta funcionó muy bien, lo que puede comprenderse en un país sumamente crispado en que muchos querían culpar a otros por sus desgracias, pero desde inicios del 2008 ha resultado ser contraproducente. Al insistir en abrir nuevos frentes, los Kirchner están aislándose cada vez más. Aunque nadie ignora que aquí la Justicia sí suele ser muy lenta -en buena medida porque el gobierno nacional ha frustrado los intentos de agilizarla presentados por agrupaciones opositoras-, sus deficiencias patentes no son tan graves como para que la ciudadanía acepte verla reemplazada por una camarilla política encabezada por Cristina y su esposo.

Por lo demás, su desprestigio no se debe a que algunos jueces se hayan animado a desafiar al gobierno sino a que hasta hace poco demasiados magistrados, como el recién defenestrado Federico Faggionatto Márquez, parecían estar más interesados en servir a los Kirchner que en obligarlos a subordinarse a la ley.

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