MENTIRAS

Castellanos - 27-Mar-10 - Opinión

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ENFOQUE
Insistiendo con las mentiras

por Ricardo Medrano
ricardo.g.medrano@hotmail.com

Desgraciadamente para el país todo, es una verdad constatada por la realidad, que este gobierno y el anterior hacen de la mentira un culto.

Nos mintió Kirchner de manera ininterrumpida durante sus largos años en el gobierno, adjudicándose una bonanza fruto de una coyuntura internacional más que favorable y aprovechando esa situación para forjarse una imagen ficticia de estadista. Nos mintió su mujer, Cristina Fernández, al pregonar a los cuatro vientos durante su cuando menos extraña campaña presidencial al sostener que su función sería la de consolidar las Instituciones, esas mismas que maltrata y desprecia de forma constante.

Desde la ya tristemente célebre "sensación de inseguridad", los oscuros destinos de los fondos de Santa Cruz, los risibles números que el Indec arroja cada mes, la pantomima del fútbol para todos o esta famosa redistribución de la riqueza que tan engañosa no es ya que entre los amigos del poder la riqueza está fluyendo de manera descarada.

En lo que desgraciadamente no es un nuevo giro de los acontecimientos, el gobierno, que en teoría es de todos y para todos, está utilizando la mentira no sólo para tapar sus numerosas ineficiencias, sino se la emplea como arma arrojadiza para desprestigiar a todos aquellos que osen disentir con la "versión oficial", es que como ha quedado claro, para los Kirchner disentir es traicionar.

La última jugada del ejecutivo, perdón de la AFIP, es vincular a la F.A.A. con la evasión de dinero a partir de la venta de Cartas de Porte.

Que la evasión impositiva es una realidad no va a ser descubierto ahora ni tampoco negado desde estas líneas, lo que sí es más que interesante es el momento en que esta supuesta evasión toma estado público, vinculando a la única de las entidades agropecuarias que pueden, y con derecho, correr a este gobierno seudo progresista, por izquierda.

A pesar de que el ejecutivo nacional insiste en ver fascistas en todos lados, el único que maneja no sólo los códigos sino las estrategias fascistas son ellos. El ser inmune y sordo las críticas, el tratar al disidente como a un enemigo, el tratar de imponer una verdad única e inamovible, el utilizar la mentira como arma son reductos puros y duros del fascismo más recalcitrante.

Si bien es verdad que la soberbia no es muy amiga del conocimiento, bien haría los actuales gobernantes en hojear algún que otro libro de historia, para tener presente cual ha sido el destino de los que han utilizada estas inmorales estrategias de poder. Sólo cabe esperar que cuando la fortuna ya no les sonría, cuando sean presa de sus propias armas, la nueva generación de gobernantes tenga la grandeza de la que ellos hoy carecen.