lunes, 29 de marzo de 2010
LA KAJA NO SE TOCA
Bloqueo al Congreso (1): "La caja no se toca", dicen los Kirchner
POR CLAUDIO M. CHIARUTTINI
Tema fundamental para la estabilidad fiscal de los Kirchner: impedir que prospere el proyecto de recoparticipar la recaudación del Impuesto al Cheque, basicamente porque se trata de demostrar que el poder sigue estando de su lado, según explicó el autor, en su columna dominical en Sin Saco y Sin Corbata, por radio El Mundo:
CIUDAD DE BUENOS AIRES (Sin Saco y Sin Corbata). Las dos semanas de tregua en el Congreso, negociada entre el radical Gerardo Morales, el equilibrista Julio Cleto Cobos y el jefe de la bancada oficialista en el Senado, Miguel Pichetto; permitió al matrimonio Kirchner un respiro y poder acelerar las pasos con el fin de recuperar fortaleza política, acosar a sus enemigos y acorralar a la oposición.
El primer objetivo de la Quinta de Olivos –y lo seguirá siendo la próxima semana- es lograr que los gobernadores no apoyen la coparticipación del Impuesto al Cheque, con el fin de mantener el sistema de extorsión política que sostiene el Proyecto Político Kirchnerista.
Néstor Kirchner advirtió a sus colaboradores más cercanos que las negociaciones serán duras, las exigencias de los gobernadores, muchas; y las presiones por más dinero será muy grandes. Sin embargo, se habrían preparado informes provincia por provincia con escenarios sobre lo que pueden ganar y lo que pueden perder si no aceptan las dadivas oficiales.
Pero los esfuerzos de la Quinta de Olivos tienen un límite. Si algo quedó en claro después del 28 de junio es que muchos gobernadores no controlan sus legisladores. No sólo en la Cámara de Diputados, el escenario es más duro en Senadores, donde cada voto se negocia a capa y espada. Las presiones del Gobierno pueden ser muchas, pero tienen un límite.
En la semana, veremos desfilar gobernadores por la Quinta de Olivos y la Casa Rosada, pero los acuerdos serán limitados. En la oposición estiman que, en el mejor de los casos, la votación en el Congreso se ganará por poco. De cumplirse este pronóstico, el Gobierno estaría negociando sólo para tener una derrota honorable en el Parlamento. Nada más.
En el caso de la Cámara de Diputados, Agustí Rossi ya anunció que pedirá al Presidente del Cuerpo, el oficialista, Eduardo Fellner, que impugne el dictamen de la oposición que declara la nulidad del DNU 298, firmado el mismo día de la apertura de Sesiones Ordinarias y que le permitió arrebatar 4.300 millones de dólares del Banco Central, con la esperanza de que la oposición irá a la Justicia para poder hacer valer sus decisiones.
De esta forma, queda confirmada la estrategia oficial en el Parlamento para el 2010: las medidas que se puedan frenar o aprobar robando votos, se robarán votos; si no tienen los votos necesarios, no bajaran al recinto hasta que de quórum la oposición y si aparecen dictámenes que no les gusta, judicializarán la actividad parlamentaria. La idea es que el veto sea la última opción para Cristina Fernández de Kirchner.
El Gobierno prefiere exagerar el supuesto “clima destituyente” que tratan de imponer en la opinión pública, por eso prefieren mezclar a la Justicia en el enfrentamiento con la oposición. En la Quinta de Olivos consideran que mostrarse débiles los fortalece ante el electorado, es decir, apuestan a la polarización para acorralar a la oposición y obligarlos a competir entre ellos por el mismo grupo de votantes.
Tanto es el escándalo que piensa imponer dentro del Parlamento el Gobierno que Cristina Fernández de Kirchner operó la salida de Néstor Kirchner de la Cámara de Diputados –para asumir como Presidente del Unasur- con el fin de despegarlo de la inactividad y falta de brillo que quiere imprimir en el Poder Ejecutivo el oficialismo.
El respiro que el radicalismo le otorgó al oficialismo le permitió al Gobierno mantener la presión a sus dos grandes enemigos: la Justicia y el Grupo Clarín. Reclamar a los jueces para que aceleren los juicios por la violación de los derechos humanos fue una excelente medida que adelantaba la reacción del Gobierno ante la confirmación de la suspensión de la Ley de Medio Audiovisuales que aprobó la Cámara Federal de Mendoza.
El Gobierno promete seguir todo el año presionando a la Justicia y el Grupo Clarín sabedor de que las causas judiciales en su contra crecerán y que los medios se cansaron de la política de seducción publicitaria, por lo que no serán aliados en la campaña electoral 2011 y, en el estrecho escenario político oficialista, quién no es aliado, por inferencia, es enemigo.
Deuda y Tesoro
Una de las mejores noticias que recibió el Gobierno en la semana fue que la autorización del canje de deuda, después de un año de rumores, falsos anuncios y dilaciones. La buena noticia no es porque generará fondos para las cuentas públicas, sino porque ocupará muchas tapas de los diarios y horas de radio a lo largo de un mes. Además, porque el deslucido Amado Boudou tuvo un logro luego de mil promesas y amagues.
Alcanzar la autorización del canje no fue sencillo. El juez Thomas Griesa tuvo que congelar millones de dólares del Anses para obligar al matrimonio Kirchner a decir la verdad en el prospecto del canje. Sólo entonces, fue permitida la operación en los Estados Unidos, abriendo la puerta para presentarla en Italia, Japón, Alemania y Luxemburgo.
Sin embargo, las dudas de la operación son muchas. El canje es alentada por funcionarios, banqueros y periodistas que ganan miles de millones de dólares con la transacción, pero para la Argentina implicará aumentar la deuda en unos 15.000 millones de dólares, permite soñar al matrimonio Kirchner con financiarse en el exterior y abre la puesta a futuros canjes, es decir, más negocios para funcionarios, banqueros y periodistas.
Pero aún se desconoce la actitud que tomarán los bonistas que adhirieron al canje compulsivo de 2005, se desconoce la verdadera tasa de interés real que tendrán los varios bonos que tiene la emisión y no ayuda a contener las ambiciones políticas y monetarias del matrimonio Kirchner.
El Instituto Internacional de Finanzas (IIF) alertó en la semana sobre la situación económica y el manejo de las finanzas públicas argentinas, por lo que el canje de deuda no es un cheque en blanco sobre la realidad argentina, sino sólo poner en orden una irregularidad creada por el propio matrimonio Kirchner cuando tenían poder y dinero en el bolsillo.
Las advertencias internacionales se contratan con las palabras despreocupadas, sin proyección y negando la realidad que emitió durante 4 horas Amado Boudou en la Cámara de Diputados en su presentación ante los legisladores. Peor es cuando las señales que da el Gobierno son en contra de las recomendaciones más conservadoras y cuidadosas.
Frente a una recaudación que nunca alcanza y con un problema de inflación creciente, el Gobierno sigue sacando dinero del Banco Central, promete 6.000 millones de pesos de créditos a las Pymes, anuncian subsidios para la producción de novillos, aumenta la cantidad de subsidios que otorgan a empresas para que no despidan empleados o se firma un acuerdo con Bolivia que triplica el precio del gas que pagará Argentina.
Es cierto que la inflación no es sólo un problema monetario y que existen muchos factores que colaboran con su surgimiento e incremento, pero monetizar supuestas ganancias del Banco Central, incrementar el consumo con aumento de subsidios o hacer crecer el gasto público sin tener en cuenta el ritmo de recaudación es tirar combustible sobre el fuego.
En la actualidad, tanto el Gobierno como el retail están tratando de incentivar el consumo, con el fin de reactivar la economía y la actividad comercial, pero aparece como un proceso artificial en medio de la caída del poder adquisitivo del salario, la dificultad para reducir el ritmo de incremento de la inflación y el desahorro constante de las familias.
Néstor Kirchner quiere crear las mismas condiciones de 2005 para impulsar sus fantasías reeleccionistas. Pero la realidad internacional y argentina ha cambiado. Ya no tiene 70% de popularidad, la industria no tiene 60% de su capacidad ociosa, no falta crédito para el consumo, la recaudación ya no crece más que el gasto y el poder adquisitivo no exhibe tendencia creciente.
Si el matrimonio Kirchner va a apostar su proyecto político al incremento de consumo de las clases baja y media-baja, sólo van a acelerar la inflación y la consecuencia será generar una mayor pérdida de poder de compra del salario, afectando más a los que usan y dicen proteger.
En política, volver a atrás es la mejor forma de quedarse sin futuro y eso es lo que le pasa al matrimonio Kirchner, pero todavía, no se dieron cuenta de la dura realidad: como se vio el 24 de marzo, se quedaron en los '70, se quedaron en el pasado.
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